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sábado, septiembre 27, 2008

EL MÁS VIOLENTO PARAÍSO, en la mira de Juan Murillo

Tomado del BLOG 100 Palabras por minuto de Juan Murillo

Alexánder Obando, 510 paginas, Ediciones Perro Azul, 2001.

Alexánder Obando nació en San José, Costa Rica en 1958 y vivió en los Estados Unidos hasta cumplir los 15 años, cuando regreso a Costa Rica donde ha vivido desde entonces. El más violento paraíso es su primera novela, publicada en Costa Rica por Perro Azul en una edición limitada que ya se encuentra agotada.

El más violento paraíso es una de las novelas importantes de la producción literaria latinoamericano de principio de siglo. No es, ni será nunca, una novela del gran público masivo, su calidad literaria es algo que se discute entre trincheras de bandos radicalmente opuestos, un poco como se hiciera y se hace con el Ulyses de Joyce. Al respecto a dicho Adriano Corrales, escritor y crítico costarricense, en la revista Aportes:

Este texto es probablemente el mayor esfuerzo narrativo de la contemporaneidad costarricense para darnos una visión amplia de la fragmentación, la enajenación y la exclusión propias de nuestra época. Barroca en mucho, laberíntica siempre, excesiva a veces, esta novela puede parecernos inusitada en nuestro país, pero nos propone una lectura totalmente nueva tras la cual se agazapa un narrador bien dotado apostando a la sustancia dentro del griterío y el vacío postmodernos.


A mi modo de ver, ninguna novela costarricense rompe tan violentamente con las restricciones impuestas por las buenas costumbres y las expectativas literarias y aborda con naturalidad todo el espectro de una sexualidad sin tapujos que tiene en esta novela un carácter casi epistemológico. En el vasto universo de la novela el sexo es una forma de entender la realidad. El más violento paraíso no es sin embargo una novela simplemente acerca del sexo, aunque este se convierte en proteica herramienta que les permite a los personajes abordar sus circumstancias y relacionarse con los otros. No, El más violento paraíso es en realidad una novela histórica, de la historia secreta, que se proyecta hacia el pasado y el futuro, y que presenta el desarrollo y evolución de la ciudad arquetípica que es todas las ciudades, que aquí es Bizancio, pero que también es Atlántida y Constantinopla y Sinus Iridium y el San Pedro de Obando. En esta novela se yergue como una arquitectura fantasmal la ciudad mítica que da a manos llenas y luego cobra con la muerte todos los favores otorgados.

La muerte esta siempre presente en la novela como un destino inmediato del cual no se pueden evadir los personajes. En los vertiginosos tránsitos a través del tiempo de esta obra la transitoriedad de la vida humana se resalta sin sentimentalismo y se expone como único destino posible. Al cierre de la novela esta certeza se reafirma brutalmente pero no sin que antes haya un último desplante frente al a Parca, la hubris que nos hace verdaderamente humanos.
El sexo y la muerte, Eros y Tanathos, el paraíso y la violencia. Sobre ese doble eje transita esta novela que pareciera no tener articulación posible. El libro se compone de capítulos que saltan en el tiempo de manera caprichosa y entre los cuales no parecieran existir más que las coincidencias temáticas arriba apuntadas. Sin duda, esa es la crítica más frecuente hecha a esta novela de Obando. Resulta interesante, sin embargo, descubrir mientras uno profundiza en la lectura, más allá de la página 400, que las conexiones entre los personajes y las edades de esta ciudad mítica que llama Bizancio empiezan ha hacerse tenuemente visibles, como axones que unieran una red en la oscuridad. Es en esta articulación tenue, apenas visible, pero importantísima donde entendemos que esta novela es algo más que un ejercicio de bazar literario donde cada pieza esta sola y no tiene que ver con las otras. En sueños, alucinaciones, hologramas, en toda representación de la realidad empiezan a empujar los personajes coyunturales de secciones independientes y adentrándose en la psiquis y en la realidad de los otros. ¿Qué los une entonces? ¿Qué une a estos personajes que habitan tiempos tan distintos sino la gran ciudad que habitan, la única y última? Y es esta ciudad la representación de una ciudad o una alegoría de la civilización de quien la ciudad es el símbolo más conspicuo. En una lectura como esta, El más violento paraíso se vuelve un intento de reflexión totalizadora, una verdadera exégesis de la historia humana, o quizá aun más, una propuesta, a través del doble eje del sexo y la muerte de la existencia en el espacio urbano.

Otro de los temas principales de la novela se compagina con la generación del mito de la ciudad y tiene que ver con textos de sesgo religioso o más exactamente pagano. En diversos capítulos Los Alados se hacen presentes, como entidades disociadas de la tradición judeo-cristiana, casi como si Obando los estuviese proponiendo como parte de un nuevo panteón para el cual la novela aporta textos fundacionales. Así mismo, hay una extensa apropiación de deidades que se pueden considerar "externas" o "marginales" a la tradición clásica del abrahamismo occidental que incluye a las religiones judía, cristiana y musulmana. La exclusión del la religiosidad abrahamica ubican a esta novela en una especie de neopaganismo híbrido que toma lo que necesita y desecha los marcos de referencia de las grandes religiones para con esa cosecha construir su propia religión. Se da cierta prominencia a los deidades del panteón hindú como Ganesha, Vishnu y Shiva Nataraya y las deidades griegas que se entrecruzan con los mitos de las Iluminaciones; algunos mayores, como Dionisios, o menores, como la musa Terpiscore. Pero también se incluyen deidades de tradiciones como la del Necronomicón Lovecraftiano, incluyendo a Los Antiguos y los Primordiales, especie de Titanes del protocosmos (Cthulu, Nyarlothotep, Hastur, Shub-Niggurath, etc) que fundamentan la futura religión Uranita que domina el tiempo futuro de la novela y de la cual el Necronomicón pareciera estar propuesto como libro sagrado, equivalente del Corán o la Biblia. La religión como ritual cumple entonces una función hexegética que permite, al igual que el sexo, acercarse y comprender la realidad desde mitos que explican o revelan el destino del hombre en la ciudad mítica. Existe así mismo secciones que sacralizan arquetipos en parajes que se infiltran o penetran en diferentes capítulos, como el minotauro, el druida o el sabio en el sillón oscuro (Rimbaud? el autor?), y que forman parte del corazón de la novela, el punto donde todos los fragmentos se reúnen, los capítulos del Arte Espagírica. La Espagírica, disciplina de la Alquimia, consiste en la separación de las criaturas sutiles de cualquier mixto imperfecto, para luego depurarlo y reunir en el compuesto original los espíritus para lograr una mixtura de mayor potencia. Esta és, me parece, la metáfora central de lo que Obando se ha propuesto con su novela. Destilar el espíritu de la ciudad mítica para fundar luego una mayor y pura, liberada de sus impurezas o ataduras históricas.

Es interesante hacer notar que el titulo original de la obra antes de su publicación era La Casa de Dionisios y que este titulo indicaba claramente como se subsume la arquitectura total de la novela en la atmósfera enrarecida de un dios pagano que representa los placeres carnales y de cuyos ritos bacanálicos se habla mucho en la novela y de los cuales la novela misma parece una alegoría expansiva. En ese sentido, la novela propone una anti-moral opuesta a las normativas consensuales y religiosas de occidente. De este acto de demolición controlada nos dice el escritor Estaban Ureña en el prólogo:

En todo caso, el horizonte de esta liberación es Dios, definido como quien hace posible lo imposible. Y el papel de la humanidad es entonces penelópico, es tener Esperanza en Dios.(...) ¿Debemos, entonces, abandonar toda esperanza? ¿Queremos hacerlo?O a partir de El más violento paraíso: ¿Cómo sería un mundo sin la Esperanza, ese 'verde embeleso de la vida humana'?La Esperanza es la de resucitar para ver Su Rostro, de encontrar iluminadas por su Luz Plan 'las cavernas del sentido' (p. 9)

Es claro que en la nueva propuesta la recompensa no esta en el más allá de las grandes religiones occidentales; que quizá no haya recompensa sino solo disfrute contemporáneo de la existencia en la ciudad que recicla a sus actores en una historia sin fin, regida por el placer y signada por la muerte, en cuyo caso las normativas tradicionales serian más que prescindibles.

La estructura de El más violento paraíso es lo que llama la intención a primera vista y es usualmente uno de los obstáculos que han encontrado los lectores de esta novela. La novela esta dividida en tres partes: Viaje a Bizancio, Los sueños del ángel y Urano en el laberinto. Entre estas tres secciones están repartidos 64 capítulos que varían grandemente en estilo, tema y trama, y que parecieran, a primera vista, ser todos independientes.

Los capítulos de la novela, sin embargo, pueden ser agrupados por sus relaciones internas:

Existen en la novela catorce capítulos llamados Iluminaciones y que consisten en la narración del mito fundacional de la ciudad que ocupa el papel central de la novela y los mitos de la religión Uranita. Estos capítulos están escritos en el estilo de los mitos Platónicos o griegos en general y detallan la fundación de la ciudad y la naturaleza de Dionisio el dios rector de El más violento paraíso.

El presente esta representado alternativamente el forma realista o fantástica e incluye el presente y pasado inmediato y se describe en capítulos que se centran o en el niño que a través de la novela vemos recurrir como una victima de su familia o extraños o muchachos que viven el viaje de su despertar sexual como una apertura al mundo maligno donde solo los espera la muerte. Así mismo incluye secciones que versan sobre Krys, arquitecta de la encarnación del Bizancio futuro, Sinus Iridum. Y la mitificación del pasado inmediato del autor en una batalla épica que enfrenta a los escritores de su país, Costa Rica, vivos y muertos y en la que los personajes de su novela, como el minotauro, irrumpen abruptamente. La batalla termina con la destrucción de la vieja ciudad y la fundación de un nuevo orden en el espacio arrasado.

El pasado remoto que incluye capítulos dilucidantes de la historia de Bizancio en lo que esa se relaciona con el resto de la novela, así como secciones que tienen que ver con Gilles de Rais, mariscal de Francia y segundo de Juana de Arco, cuyos placeres sangrientos parecen formar parte del espíritu de la nueva ciudad y que se encuentran directamente insertos en los capítulos de Arte Espagírica en los cuales hacen contacto con los otros símbolos centrales de la novela.

El futuro agrupa los capítulos que tiene lugar en Sinus Roris (La Tierra) o Sinus Iridium (La Luna) y que son sin duda alguna las únicas secciónes que mantiene una constante narrativa formal y que a mi modo de ver representan la verdadera trama, en sentido tradicional, de la novela. Es en estas secciones que por fin comprendemos que es el esquifo (droga de uso común) y los senso-clubes (salones de realidad virtual que permiten experimentar vivencias ajenas). Queda claro en los capítulos que a pesar de que esta sección se enmarcan dentro de lo que tradicionalmente se clasifica como ciencia ficción, a Obando en realidad no le interesa la ciencia 'dura' y utiliza su futuro construido como un escenario para continuar la saga que ha venido nutriendo con todos los capítulos anteriores y enfocarse en las relaciones interpersonales en lo que estas afectan el desarrollo del mito central.

Los senso-clubes y el esquifo representan a nivel de contenido dentro del universo de la novela la fragmentación, la experiencia revelativa o visionaria y la epifanía. No son diferentes en esencia a lo que experimenta el lector cuando lee El más violento paraíso y entendemos que el autor se ha limitado a exponer la naturaleza fragmentaría y disipada de la comunicación, el entretenimiento y el arte que se vive hoy en día y que probablemente solo se incrementará mañana. Al respecto de la fragmentación de la novela, de la cual el capitulo del `zapping´ llamado Una Noche en el Senso-club representa el ejemplo más puro, el crítico y escritor guatemalteco Francisco Alejandro Méndez, en su ensayo El más violento paraíso: Del hipertexto al Minotauro-Lector (de América Central en el ojo de sus propios críticos, Universdidad Rafael Landívar, 2005), nos dice:

(...)este laberíntico texto, propone una lectura sesuda y exigente, pero a la vez incompleta, en la que el propio lector, atrapado en ese zapping, o cambio constante de canal con el control remoto, de esos vacíos o hechos no mencionados que propone la posmodernidad. (p. 40)
(...)El interactor esta rodeado de mensajes, de pantallas. No tiene tiempo para detenerse. Solo corre a `cliquear´las zonas calientes, a usar el zapping, a poner play, stop, eject, casi como un acto litúrgico, es decir mecánico. (p.41)

Méndez es del criterio de que la novela de Obando se puede considerar una de las pocas novelas posmodernas que se han producido en Latinoamérica, aún y cuando matiza inteligentemente el uso del término dentro de la realidad Latinoamericana. Los elementos formales la fragmentación, la extensión, la aparente carencia de sentido total de la obra se ofrecen como un puente adecuado para sacar esta conclusión. Sin embargo, a nuestro criterio para ser una novela posmoderna, el texto debería proponer la fragmentación del sentido y la interpretación de la realidad, de modo que haya que admitir una pluralidad de interpretaciones opuestas o paralelas de la realidad, en contraposición con la tendecia moderna de hacer una lectura univoca de la realidad. A nuestro modo de ver Obando hace un esfuerzo por unificar los textos con una lectura única de esta nueva realidad basado en los criterios que hemos expuesto arriba, o sea, la fundación de la ciudad mítica como un nuevo espacio vital liberado de las viejas ataduras de la moral y la religión y regidas por el doble signo del sexo y la violencia baja un nuevo imaginario religioso pagano.

Méndez en sus conclusiones nos propone que:

En estos modelos de la crisis del signo no se puede profundizar, solo puede mirar una mínima parte del todo. Como afirma Jameson se trata de un nuevo tipo de insipidez.(p. 42)


En la novela de Obando, el lector se enfrenta precisamente a ese vaciamiento de sentido, lo que causa rechazo, por lo que muchos han tenido que abandonar la lectura.(p.45)

Nosotros en cambio proponemos que la razón por la cual algunos lectores abandonan la lectura y por la que Méndez propone que el texto se puede manejar solo fragmentariamente es porque Obando no ha querido explicitar el sentido de su novela uniformemente a través del texto. El lector, como bien dice Méndez, le debe a este texto una lectura exigente y sesuda, que muchas veces no puede, por inclinación, por falta de tiempo, por costumbre, dedicarle. En la lectura de alta velocidad que se acostumbre en esta epoca, es fácil pasar por alto las pistas que Obando nos ofrece, tenues como un camino de boronas en el bosque, para llegar a la propuesta final y totalizadora de El más violento paraíso. Por demás esta hacer notar la ironía de que la fragmentación de rango de atención del lector sea lo que hace parecer a la novela fragmentaría, dispersa y posmoderna.

Finalmente, en el análisis de lo que se puede entender por posmoderno Méndez nos dice:

Brunner ofrece varias posibilidades para entender lo posmoderno, al que califica como un estado de ánimo y que tiene que ver con la incertidumbre de lo que ocurre diariamente.(p. 39)

Este es, considero, la verdadera característica posmoderna del texto. Obando fragmenta su novela quizás no como un proyecto formal de estructura, sino porque así lo dicta su fuero interno en el momento creativo, catalizando la condición posmoderna que se vive a fin de siglo en el acto de escribir. Crear los fragmentos con los que se construirá una catedral y luego esbozar el plano en una servilleta y dejarlo junto a los materiales de construcción, eso es lo que ha hecho Obando con esta inolvidable novela. Esta el lector a la altura de construir esa catedral? Tiene el tiempo o la inclinación de hacerlo? Obando no lo sabe, pero en palabras del personaje que cierra la novela:

-'Si no llego hasta allá, espero tener relevo.' (p. 503)-------

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