SEGUIDORES

jueves, septiembre 24, 2009

POETIMÁN Y MEGAPOETA


EL DUODECÁLOGO DE POETIMÁN

1. Poetimán siempre llega tarde al trabajo. No por vago sino porque tiene una noción einsteiniana del tiempo.

2. Poetimán no paga los recibos de luz, agua y teléfono a tiempo. No por irresponsable, sino porque no puede ser molestado con las trifulcas menores de la vida.

3. Poetimán nunca se atrasa menos de dos horas a los eventos sociales de sus amigos. No por egoísta y desconsiderado, sino porque no encuentra las llaves de la casa o tiene una súbita depresión de hora y media.

4. Poetimán no se casa con su novia embarazada. No porque no la quiera o sea mal proveedor, sino porque la institución de la familia perturbaría su reputación de bohemio, transgresor y diletante.

5. Si Poetimán ejerce más de un oficio creativo (como pintura o música, además de poesía), dirá con frecuencia frases tales como “¡Qué difícil es ser tan sensible!” o “¡Cómo se sufre siendo un artista!”.

6. Poetimán no es un borracho incontrolable. Es un “bohemio de escuela existencial”.

7. Poetimán no es un machista sin el menor sentido de compromiso o vergüenza. Y por otro lado, tampoco es un rabanazo de clóset. Lo que pasa es que su exaltada sensibilidad sexual le permite ver al o la compañera ideal en cada lance de turno, esté o no esté presente su compañero o compañera fija.

8. En público, Poetimán siempre tendrá un semblante triste y abatido aunque solo sea porque tiene una uña encarnada.

9. Todo consejo que Poetimán le quiera dar a los escritores jóvenes es una verdad lapidaria e incontrovertible. Pero siempre la dará desde un vaso de cerveza, unas liniecitas o un buen puro.

10. Poetimán nunca es prejuiciado, insensible, inescrupuloso, ladrón, conservador o facho. Nada de esto puede ocurrir porque él es... ¡un poeta!

11. Poetimán es un artista incomprendido por las estructuras oficiales de la cultura nacional. Solo sus amigos cercanos tienen la suficiente inteligencia y neuronas como para comprender al gran genio.

12. Poetimán, siendo el paladín de los poetas nacionales, tiene muchos enemigos, pero el archi-contrario, el enemigo de enemigos es Megapoeta.



EL DUODECÁLOGO DE MEGAPOETA

1. Megapoeta nunca llega tarde al trabajo. Simplemente no llega. Su tiempo es demasiado valioso como para preocuparse de la manutención de la familia. Para eso está el Estado.

2. Megapoeta no paga los recibos de luz, agua y teléfono a tiempo. No por irresponsable, sino porque para eso está Megapoetisa, su mujer.

3. Megapoeta siempre llega a tiempo a los eventos sociales de sus amigos. No sería un buen amigo si los privara de su presencia más de lo que ellos puedan aguantar. (El problema con Megapoeta es sacarlo de la sala una vez que ya agarró el churuco).

4. Megapoeta solo escribe megapoesía. ¿Qué es megapoesía?: ¡Aquel inefable destinado a salvar a la humanidad... (al menos literariamente)!

5. Megapoeta no se deprime a no ser por razones de peso como solidarizarse con los desaparecidos camboyanos, inspirarse en el Dalai Lama o en la saga de la colonización de Rapa Nui. Dicho de otra manera: Megapoeta solo se deprime en sentido poético.

6. El mejor amigo de megapoeta no es su esposa ni son sus hijos, sino su ego. Puede conversar con él hora tras hora por medio de su computadora, amiga a la que considera un verdadero espejo.

7. Megapoeta es un genio incomprendido, tanto por las estructuras del Estado como por la chusma que rodea a Poetimán, versión autocompasiva y tercermundista de Megapoeta.

8. Megapoeta es amigo de gente importante y oportuna. No como Poetimán que llama amigo a cualquier borracho de cantina.

9. Megapoeta dice que no puede ver para abajo porque sería perder puntos con los de arriba. La razón verdadera es que Megapoeta cree en la imagen del multimillonario victoriano, por lo que su abultado vientre ya no le permite verse la pinga desde hace varios lustros. Además —agrega Megapoeta— la imagen escuálida y lastimera se la deja a Poetimán.

10. Megapoeta, al contrario de Poetimán, no tiene amigos. Cuando se está "tan arriba" como él, uno no se puede dar el lujo de tener amigos. Si acaso, familiares, acólitos o conocidos.

11. La Megapoesía está aquí para infectarlo todo. Es el fantasma que recorre Costa Rica y ya casi llega hasta París y Estocolmo. Y aunque su fórmula es única (como el pollo del Coronel) cualquiera puede agarrarse de ella, siempre y cuando respete sus leyes básicas: 1. Escribirás como Megapoeta, tu padre, y no tendrás otro padre porque Megapoeta es un padre celoso. 2. Escribirás "para embellecer el mundo con palabras" por lo que dejarás de lado temas tremendos o escatológicos. 3. No incluirás en tu poesía antivalores como drogas, sexo, prostitución, política, hechos recientes, denuncias, pobreza, pachucadas, mal lenguaje, suicidios, acosos de tipo sexual o dolor porque estos temas son abominables y aburridos ante los ojos de Megapoeta, tu Señor.

12. Por si lo anterior no quedó claro: ¡MEGAPOETA ES DIOS! ... ... ... (Y Poetimán... por supuesto.... el Ángel Caído).

Tomado de Canciones a la muerte de los niños, San José, Editorial Costa Rica, 2008.

lunes, septiembre 21, 2009

RITOS FÚNEBRES


Los funerales de Patroklo

En los ritos fúnebres para su amigo, Aquiles hizo un derroche extraordinario de furia personal, de gran desafuero melodramático y de bienes materiales de todo tipo. También sacrificó una piara de cerdos, una jauría de perros finos, una cuadriga de sus mejores caballos y a doce adolescentes troyanos, hijos todos de las mejores familias de la ciudad asediada. Esta costumbre de sacrificar seres vivos en los funerales de un jefe o personaje importante es de cuño muy antiguo. La intención original era sacrificar esclavos para que sirvieran al señor en la otra vida, lo mismo que a una o varias de sus concubinas para que el amo pudiera refocilarse un poquito en el otro lado. Y aunque Hollywood ha popularizado la versión de enterrar al vikingo con un perro muerto a sus pies, lo cierto es que las más de las veces quienes acompañaban al guerrero al tártaro eran sus "thralls", es decir, sus esclavos y esclavas, con la intención de hacer más fácil la vida del muerto durante su muerte. (¿Que qué?)

Visto lo anterior, la intención de Aquiles de sacrificar a los doce chicos nobles a su amigo conlleva una triple función: primero humillar a Troya esclavizando lo más selecto de su joven aristocracia; segundo, darle a su amigo servidores que le atenderían en el Hades; y tercero, asegurarse que los sirvientes de Patroklo fuesen de la más rancia estirpe para gloria y renombre de su amado compañero.

Estación de la cosecha

La Emperatriz de la Guadaña anda ahora por estos barrios secuestrando poetas de toda clase y condición. Mencionemos tan solo los tres casos más recientes: Julio Acuña (junio 18, 2008), Felipe Granados (agosto 26, 2009) y Milton Zárate (agosto 29, 2009).

De Zárate ha dicho Clubdelibros.com: "su obra poética es ampliamente reconocida en el medio nacional, en donde destaca como uno de los escritores más prolíferos [sic] y vigentes". Zárate fue además Premio Latinoamericano de Poesía, "Valle Inclán" 1990; Premio de Poesía Editorial Costa Rica, 1990; y Premio Nacional "Aquileo J. Echeverría" de Poesía en 1991 y de nuevo en 1999. Pero antes de sentirnos impresionados por este currículo recordemos que muchos de estos premios son entregados endogámicamente desde esa benemérita institución de ayuda social (dedicada a la protección y amparo del mal escritor por medio de los grupos de terapia y los incentivos materiales) conocida como Asociación de Atroces de Costa Rica.

El señor Zárate además había publicado seis libros, en tanto que Julio Acuña y Felipe Granados solo uno cada uno.

Ahora también se habla mucho de los recién fallecidos en internet. Googleando hemos hallado más de cincuenta sitios que han dedicado homenajes, noticias y comentarios en torno a Felipe Granados; cerca de treinta con Julito Acuña, y casi cuatro (un link estaba roto) con el señor Zárate...

"Su obra poética es ampliamente reconocida en el medio nacional, en donde destaca como uno de los escritores más prolíferos  [sic] y vigentes..." ... las estultas palabras siguen siseando en nuestros oídos: "...uno de los escritores más prolíferos [sic] y vigentes..." Y nos ponemos a pensar, si tomáramos en cuenta el criterio de la joven poesía actual, de los jóvenes escritores de hoy, ¿cuál sería el o los escritores verdaderamente importantes para esta generación? ¿Quiénes son los que realmente son vigentes entre sus lectores y quiénes un simple zumbido de mosca en el oído? La pregunta habrá que hacérsela a los más de doscientos individuos que hoy escriben poesía en Cost Rica. Porque a mí me puede avalar la Editorial Costa Rica, la Asociación de Atroces de Costa Rica o incluso la Sociedad Protectora de Animales, pero si no me avala el lector, el artista, el amante de la literatura que lucha con y contra ella día con día, pues solo soy "prolífero" y vigente de manera placébica; es decir, soy un paciente más en esa asociación de ayuda al mal escritor y debo esperar mi turno para que quienes manejan dicho nosocomio me den el Premio Nacional por portarme bien.

En resumen, ¿quién es el vikingo y quién es el perro a los pies? ¿Quién es el gran guerreo caído y quiénes los esclavos, la piara de chanchos o el noblecillo infortunado que ahora servirá de copero?

La respuesta la tienen todos los escritores jóvenes de Costa Rica.

Nota:
Dedico esta entrada a tres jóvenes costarricenses que día a día hacen armas en la literatura: Jesús Bedoya, Óscar Fernández y César Matamoros.


miércoles, septiembre 16, 2009

APOTEOSIS DE LUCY


La iglesia estaba fría pero así lo querían los dos. Ya promediaban las tres de la mañana y no se escuchaba un alma en torno sino como en pequeñas ráfagas, en minúsculos susurros que es como llegan los sonidos cuando la ciudad duerme. Es quizá la voz de los espantos escondidos entre las viejas y aceitosas cortinas de los confesionarios o el murmullo de los taxistas somnolientos ya enrumbando perezosamente hacia sus casas. Lucy baja lentamente el reclinatorio de la banca y se sienta un poco ladeada para admirar el maravilloso sonido que produce la soledad acompañada de la luz refractada en los vitrales. Quiere encender unas candelas pero teme que eso llame la atención de algún insomne guarda nocturno. Ladea entonces la cabeza hacia la izquierda y le hace una señal a Manfred para que se acerque. El otro se ha quedado cerca de la estatua de San Martín de Porres admirando la artesanía de las piadosas tejedoras peruanas. La casulla negra parece refulgir en el suave lamento del silencio nocturno y el muchacho, totalmente seducido por los millones de tonos oscuros del santo iluminado, se quedaría ahí hasta el amanecer si no es porque su novia lo pistea nerviosamente hasta que algo en él viene al rescate y tiende de nuevo el puente de hamacas con la realidad. Camina entonces lentamente hasta las bancas como si hiciera trencito a lo Alan Strang y no deja de hacerlo hasta que las rodillas dan naturalmente con la fría madera de los reclinatorios. Mira hacia abajo y reconoce el oscuro bulto de Lucy desnuda y en gesto de elevar al cielo una plegaria. Es una copia fiel de la Santa Teresa de Pierre et Gilles en gesto de sostener la cruz de madera y unas rosas fucsia en el pecho. La obvia diferencia es la desnudez y la piel de gallina que ya trepa por los muslos de la muchacha. Manfred pierde en ese instante la coordinación y cae encima de la banca casi como un peso muerto. El pobre tonto por poco se rompe la cara en el viejo laqueado donde generaciones de culos piadosos han sudado el terror de los infiernos. Pero para cuando Manfred por fin yergue la cara, una neblina azul se ha levantado por la nave central del edificio y comienza a brillar de forma inusual. Lucy se aferra más a la cruz en tanto que el muchacho torpe, con la nariz golpeada por el tropiezo, divisa a su amiga justo en el momento en que la neblina llega hasta ella y esta va poniendo, poco a poco, una cara de éxtasis y los ojos en un total blanco azafrán. Manfred se levanta de su asiento temblando para ver mejor aquel milagro de su novia-de-repente-devenida-en-santa-de-todos-los-desamparados-del-amor-erótico-y-genital. Lucy continúa levitando y luego sube lentamente hasta el espinazo de la nave central ya cerca de los candelabros. Va tomando con toda natural tranquilidad la pose de Cristo crucificado versión Corpus Hypercubus de Dalí y de sus brazos ahora extendidos caen la cruz y las flores. El crucifijo se despedaza contra las frías losas en tanto que las rosas van descendiendo en cámara lenta hasta llover suavemente sobre el largo cabello rubio del muchacho. Es en ese preciso instante en que Manfred entiende la fuerza totalizadora de aquel gran milagro y cae por tierra postrado por su propio peso de pez pe(s)cador. Lucy abre un tanto los ojos y sonríe con dulzura teniendo en frente a alguna de las Supremas Deidades por lo que empieza a emitir extraños y cadenciosos sonidos. Si Manfred estuviera de verdad a la altura de las circunstancias, entendería que aquello son los versos más hermosos que se pueden recitar en asirio o babilonio antiguo. También hay frases en arameo del tercer siglo y una pizca aquí y allá de siriaco del primer milenio. Todas, en definitiva, lenguas semitas de la más pura estirpe para adorar al verdadero Dios Poseedor, al Baal Transmisor de la Única y Verdadera Gracia, la gracia de est... ... ... ... ... ...pero Manfred se pone a llorar como un niño mientras se desnuda también en medio de aquel milagro de milagros entre la neblina de las tres de la mañana. Lucy pega un grito horrendo en ese instante triunfal en que recibe de su Dios los estigmas de la pasión y de inmediato le empiezan a sangrar la frente, las manos, los pies y la vagina. Manfred se hinca debajo de la Diosa Sufriente y percibe cómo la cálida sangre le va cubriendo el pelo, los hombros y el miembro ahora inusual y fuertemente erecto... los dos lloran, cantan o gritan juntos hasta que Manfred en media danza sufi pega la cabeza contra un confesionario y cae inconsciente. Lucy queda así condenada a milenios de augusta soledad. Soledad en la que seguirá sangrando sobre el cuerpo de Manfred para mantenerlo vivo y caliente. Durante y después de ese baño sagrado, solo hay sombras en la memoria de ambos muchachos... ... ... ...

Cuando Lucy por fin despierta a la seis de la mañana, tiene frente a sí a un joven sacristán que le ofrece un vaso de agua. Está vestida, pero por más que busca en todas partes nunca vuelve a saber nada del crucifijo roto, las flores de San Martín de Porres o de su amigo Manfred... ...

Toamdo de Canciones a la muerte de los niños, San José, Editorial Costa Rica, 2008.