Esta entrevista a Alexánder Obando, realizada por la periodista Evelyn Ugalde, apareció primero en
Clubdelibros.com el 8 de febrero del 2010, y de luego en
Informatico el 11 de febrero. Esta versión final es levemente distinta.
1- ¿De qué se trata El más violento paraíso?
Se trata de una novela hipermasiva en lo temático; como una estrella supergigante roja, o simplemente como yo de vacaciones. En síntesis no es el tamaño por lo que la tildo de hipermasiva, sino por la temática. Hay historias de jóvenes homosexuales que se ocultan de su sociedad; plagas rojas que persiguen a los humanos por los campos de la Tierra; historias de asesinos múltiples que además de secuestrar niños, los evisceran vivos, los manosean, los torturan y luego hacen una comilona diabólica con sus partes; También hay instrucciones (mágicas) para seducir, para quitar enemigos de en medio, o simplemente para el mal de ojo. La novela se enfrenta, además con piratas espaciales, sectas mistéricas que se ocultan entre los pobladores de la luna; amantes de mala estrella que viven sus últimos minutos juntos; cataclismos planetarios; mensajes venidos de otros planetas, prostitución al estilo selenita; una gran droga del futuro llamada esquifo; así como la toma de Constantinopla por los turcos; la persecuciones de la diosa Hera al joven Dionisos; los cultos y epifanías a este último; la Atlántida de Platón, y otros temas más.
2- ¿Esta es la segunda edición de El más violento paraíso, por qué cree usted que ha tenido tanto éxito entre los círculos literarios y underground y la juventud pero aún no ha sido descubierta por el gran público tico? ¿Es El más violento paraíso una novela maldita?
Creo que la respuesta radica precisamente en la intención de esta novela de explorar los campos tabú de la literatura costarricense canónica. Solo muy tímidamente se venía hablando de los otros, es decir, de la diferencia, del derecho a ser distinto. Buena parte de nuestra literatura (a pesar de los esfuerzos de grandes figuras actuales como Tatiana Lobo, Rodolfo Arias, Alfonso Chase o Anacristina Rossi) sigue oliendo a que algún obispo local le ha puesto el NIHIL OBSTAT. Tan es así que nuestras escritoras (muchas de ellas, al menos) siguen escondiendo su fecha de nacimiento; no mencionan los detalles en torno a la muerte de gente como Eunice Odio o Max Jiménez y muchos de nuestros críticos literarios (hasta los premiados) aún van a misa los domingos. Dicho de otra manera, Costa Rica es un pueblo chico no más grande que un calzoncillo… y los escritores somos el “frenazo” que debe tener en el centro.
Ahora, en cuanto a “novela maldita”, pues yo muchas veces la he llamado maldita novela (por lo mucho que a veces me ha costado) pero no novela maldita. Imagino que por “maldita” se refieren a una novela que no comparte el paradigma o canon al uso, pero que sí tiene su propio nicho de lectores. Creo que ese es al caso de mi novela, y más que “maldita” yo diría que tiene una leve inclinación “cultica”.
3- La novela ha sido acusada por algunos de "depravada". ¿Que opina usted al respecto?
Depravado: “se aplica a la persona que tiene un comportamiento vicioso o que se aparta de la moral y las costumbres generalmente admitidas”, el diccionario dixit. Y tiene algo de razón; yo me aparto de las costumbres generalmente admitidas: abomino el patriarcalismo abusivo, la misoginia, la homofobia, la negación de las diferencias, la censura moralista, el autobombo cínico de las figuras religiosas locales, la abulia y la indiferencia ante el arte, el desdén a priori por nuestro sistema democrático, la mezquindad, corrupción y descaro de nuestra clase gobernante, nuestra no voluntad para pensar más allá de quince o dieciséis segundos, y sobre todo, nuestro asquerosa autocomplacencia con nuestros propios defectos como cultura y como nación. Y algo más… también soy un vicioso, como señala la definición. Doy cualquier cosa por un buen libro, por una buena cena, por una gaseosa light o por una compañía hermosa. Todo eso junto a buena música y estoy en mi propio paraíso… ¡Definitivamente soy un vicioso!
Y para redondear su pregunta, agregaré que mi novela no es depravada. Más bien, el mundo en que nació es un mundo depravado. La novela es solo un espejo.
4- ¿Cuáles obras o autores fueron sus mayores influencias a la hora de redactar El más violento paraíso?
The Wild Boys de William Burroughs; Endgame de Samuel Beckett; The Martian Chronicles de Ray Bradbury; Interview with the Vampire de Anne Rice; The Tempest de Shakespeare; cuentos diversos de Lovecraft, El color del verano de Reinaldo Arenas; El Satiricón de Petronio; Rinocerontes y Las sillas de Eugene Ionesco. Y como telón de fondo, siempre sentimos el calor cósmico de Rimbaud, Kavafis, Lorca, Eliot y Poe. Eso para solo mencionar las influencias literarias, porque también han influido cineastas y algunos teóricos.
Todos me enseñaron algo diferente: Burroughs y Arenas me enseñaron que una novela acaba donde acaba la imaginación de su autor, no antes. Beckett, Ionesco y Shakespeare me enseñaron que la literatura también es “realidad”, que tan solo es un subconjunto de esta realidad mayor. Petronio me ha mostrado que el ser humano es degenerado por naturaleza propia y Bradbury, claro, me señaló que esa raza “viciosa” que somos está dispuesta a consumirlo todo. En síntesis, los humanos somos una lindura muy peligrosa.
5- ¿Cómo fue el proceso de escritura de la novela?
Primero, en dos años, escribí “los ladrillos” de la novela; luego me pasé los tres años siguientes construyendo la casa. Esto segundo fue lo más difícil. Llené una pared de mi apartamento con llaves, burbujas, flechas y todo tipo de comentario hasta que a fines de 1999 empecé a ver más o menos lo que andaba buscando. Mi experiencia en este sentido fue que el desorden aparente es más difícil de lograr que el orden explícito.
Debo agregar que esa forma de “construir” una novela me es consustancial. No me propuse inventar nada nuevo. No planee nada nuevo. Simplemente salió así; y así sigo trabajando toda mi literatura. Yo trabajo en fragmentos y a partir de ellos voy haciendo construcciones más grandes. Supongo que tendrá algo que ver con el hecho de que de niño y adolescente trabajé mucho la escultura en plasticina y barro. Siempre hacía primero las piezas, y luego unía el conjunto.
6- ¿Se considera usted parte de la generación del desencanto, que incluye a Rodrigo Soto y Fernando Contreras, por ejemplo?
Una fraterna amistad me une a muchos de ellos, pero no me siento parte de su generación. Las razones creo que son personales; por ejemplo, a Soto, Cortés y Contreras los conozco desde hace mucho tiempo, pero no es hasta muy recientemente que me acerco a uno o varios de ellos. Por otro lado, desde hace más de veinte años tengo una cercana amistad con Mauricio Molina, Esteban Ureña y Julio Acuña (Q.E.P.D.), mientras que en los últimos diez años he interactuado generacionalmente mucho con Adriano Corrales, Uriel Quesada, Juan Murillo, Guillermo Barquero y otros. Soy una pizca menor que Rodolfo Arias, pero me siento parte de su generación. Soy bastante mayor que Ureña, Murillo, Molina, Barquero, o Luis Chaves, pero también me siento parte de su generación; una generación que yo llamaría la generación del 2000, porque creo que la palabra “milenio” todavía nos queda muy grande a los ticos. Y somos, además, una generación aparte porque ya no solo nos llama el desencanto a escribir; nos llama la multiplicidad informática, las plasticidad y elasticidad de los nuevos modelos y valores, la sed de experimentar sin dejar de ser uno mismo. En fin,
“Costa Rican Lit moving Off-shore”, como señalé en algún momento. La generación artística, en definitiva, no la mido yo por la edad de sus miembros. De ser así, o William Burroughs o Gregory Corso, tendría que haberse salido de la etiqueta de “beat”. Una generación literaria, es entonces un grupo de personas escribiendo e interactuando activamente en un espacio/tiempo dado. La edad de cada uno de sus componentes no suele ser vital para la definición del conjunto.
7- ¿Podría comentarnos sobre la mezcla de géneros y estilos en El más violento paraíso?
Es un truco muy viejo. Se encuentra ya presente en la Biblia. También lo encontrará en la novela clásica romana, donde no solo se mezclan géneros diversos sino también con idiomas diversos. Estos tipos de trabajos se llamaban “sátiras”, proveniente de “saturas”, platillos combinados con toda clase de comidas que se servían en las saturnales. Así pues, El más violento paraíso no hace más que adherirse a ciertas técnicas que ya han dejado obras como El Satiricón, Gargantúa y Pantagruel, El Quijote, Las mil y una noches, El libro de Apolonio y otros muchos. No hice más que desempolvar para nuestro medio un estilo que estuvo en boga mientras Jesucristo todavía estaba sangrando.
8- ¿Puede hablarnos un poco sobre sus otros libros publicados?
El Taller Eunice Odio publicó en 1995 una antología de poesía llamada Instrucciones para salir del cementerio marino. Fue un trabajo colectivo que nos llevó varios años en realizar. Luego vino El más violento paraíso que publiqué en el 2001. Mientras trabajaba esta novela se me cruzó otra por allá de 1998. Esta segunda novela era un intento por desfogar los momentos de tensión y desconcierto que me producía El más violento paraíso. Así, de repente, me vi trabajando dos novelas a la vez. La primera la terminé en el 2000 y la segunda, Canciones a la muerte de los niños, en el 2007. Canciones… y El paraíso… son complementarias, es decir, remiten la una a la otra; y lo mismo espero de todo lo demás que siga escribiendo. También trabajé entre 2005 y 2007 una antología LGBT para la ECR llamada La gruta y el arcoíris. Este último trabajo, aunque cansado, fue un enorme placer desde el punto de vista humano, no solo por trabajar en compañía de personas como Alfonso Chase, Mabel Morvillo y Albino Chacón, sino también por conocer verdaderas instituciones dentro de nuestro canon como lo son Carmen Naranjo y José León Sánchez.
9- ¿Que está escribiendo actualmente? ¿Tiene algo listo para publicar?
Actualmente finalizo un libro que imagino será el tercero del ciclo dionisíaco y, a la vez, ya tengo semi armada una novela más… el cuarto miembro del conjunto. Será una novela más histórica y más cercana, en términos generales, a El más violento paraíso. Pretendo con eso darle punto final a mis quince minutos en nuestro medio; claro, si no es que el bus de la Periférica o los bomberos de Tibás no me dejan hecho un amplio graffiti en media calle antes de que yo concluya mis proyectos.
También voy a publicar, muy pronto ya, un libro titulado Ángeles para suicidas. Es mi pequeño testimonio de los años en que hice bohemia y re-bohemia disfrazado de poeta. Los están trabajando los compañeros de la Editorial Arboleda y ya está pronto a salir. Lo quiero mucho porque creo que será mi único libro de poemas. En fin, como ya te dije, uno pone y la Periférica dispone…
Alexánder Obando
5 de febrero de 2010.