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lunes, mayo 30, 2011

DEMASIADAS ETIQUETAS, MEJOR INFORMACIÓN

¡Siá tonto! Demasiadas etiquetas, mae. ¡Que loco, que playo, que freak, que rockero, que weirdo, que vago, que loca, que raro, que dark, que emo, que delincuente, que  punk, que drogo, que metalero y hasta que rico! ¡No se puede mae! ¡Demasaiada vara!

Querides y discretísimes amigues de este bizarro* blog, hemos invertido un par de semanas en remodelar la bitácora en función de hacerla más navegable para ustedes.

Todo comenzó hace más o menos un mes con el correo de un amigo de este espacio, Juan Pablo Morales, quien me solicitaba una información determinada qué no podía encontrar dentro de la bitácora. Yo le conseguí la información pero me quedé pensando en el asunto.

Originalmente este blog contaba con 15 o 20 etiquetas muy corrongas para que el lector navegante accesara el contenido. Sin embargo, muchas de esas etiquetas eran difusas, ambiguas y generales, por lo que le daban orden a mis entradas pero dificultaban mucho el acceso a temas específicos que hayamos tratado. Mi intención original era no crear muchas etiquetas para no confundir al navegante, pero terminé haciendo eso mismo que pretendía evitar.

Por eso nos hemos pasado unos quince días releyendo el blog y reubicando cosas. Hemos borrado una 20 entradas anacrónicas y que no aportaban nada y las demás han sido reetiquetadas con más de 187 nombres ditsintos; todo con el afán de el lector pueda encontrar lo que busca (si es que lo tenemos).

187 etiquetas es mucho, pero espero que la paciencia del lector le dé mejores réditos a la hora de manejar el material.

Dése una vueltica por el blog. Encontrará cosas que le sorprenderán.

*Bizarro en sentido castizo, no gringo.

jueves, mayo 19, 2011

CARA DE SANTO, UÑAS DE GATO: EN BUSCA DE ALFONSO CHASE


Alfonso Chase Brenes (Cartago, Costa Rica, 1945)

1979 fue un año intenso en mi vida: ingresé a la Universidad de Costa Rica con buenos deseos de aprender; me matriculé en la Escuela de Filosofía; me operaron de la vista en un fallido intento por mejorar mi capacidad visual y finalmente me leí varios libros (en contra de las recomendaciones médicas).

El libro que más me impactó en aquel momento fue Los juegos furtivos de Alfonso Chase. No podía concebir que ese texto fuera escrito por alguien de 21 años (Chase lo publicó en 1967, a los 22). Había mucha madurez y sincronía con su tiempo. Narrado en segunda persona y con discurso elíptico parecido al "stream of consciousness" de Joyce, también tenía juegos eróticos ambiguos y un pulso político que se combinaba muy bien con la vida interior del protagonista...

 Alfonso Chase en 1999, año en que recibe el Premio de Cultura Magón.

Y en consecuencia, me cayó la lápida de Cayo Julio Céasr encima. Me di cuenta de que en ese año 79 yo tenía la misma edad que había tenido Chase a la hora de escribir su novela y yo aún no hacía nada de valor. La decepción fue total. Me cayó la depresión directo desde el Parnaso y pasé varios días flotando en el más autocomplaciente desencanto. Pero tenía que asegurarme de que no fuera algo aislado, una excepción a la regla, un one hit wonder, lo que Chase había hecho. Hurgué de inmediato en mi biblioteca y encontré otro de sus libros no leídos: Mirar con inocencia.

No tengo que decirles la impresión que me causó. A la fecha sigo creyendo que ese libro contiene algunos de los mejores cuentos que se han publicado en Costa Rica. Ahí arribita, junto a la obra de Salazar Herrera y el Max Jiménez de El jaúl. Además, como es usual en Chase, su obra lleva casi siempre un bonus track implícito. En este caso era el excelente esfuerzo por recrear literariamente el vernáculo costarricense de los 70. Un digno precursor de El emperador tertuliano... de Rodolfo Arias.

Libro que recopila los primeros cinco libros de poesía del autor.

Entonces me entró el mismo obstinado desasosiego que le entra a tanto joven escritor con deseos de mejorar. "Tengo que conocer a Chase", me dije. Necesito que él me ayude a escribir mejor.

Pero la ocasión no se dio.

No tenía amigos en el medio literario, no tenía contactos profesionales y Castalia -la célebre residencia del maestro- estaba más allá que Asgard para los mortales comunes. Y sin embargo, de pronto, se presentó una posibilidad. Uno de mis amigos más cercanos me dijo que lo conocía porque la madre de Chase vivía en Guadalupe, en el barrio Santa Cecilia, el mismo barrio de mi amigo. Entonces lo agarré del cuello por no habérmelo dicho antes y lo hice comprometerse a contactarnos. Mi amigo, algo más pequeño que yo, se asustó de verme tan "literariamente proactivo".

Fui a una armería poco conocida en San José (frente a la actual Plaza de la Cultura) y gasté medio salario en una espada toledana. Esas que vienen llenas de vericuetos rococó y fingen ser abrecartas. La hice envolver en papel de regalo y me fui a casa a redactar una carta. Decir lo que puse en esa carta (yo que siempre he sido tan cursi) sería provocarles un ataque de risa mayor, porque todo lo que se imaginan estaba presente: lisonjas, elogios, piropos y adulaciones. Ninguno de ellos era inmerecido, pero el tono sí era un completo confite azucarado. Un bombón francés resultaba seco e inane a la par de mis palabras para Alfonso.

Mi amigo, el idiota que no había dicho nada, se comprometió entonces a entregarle la carta al maestro. Pasaron días sin que recibiera noticia de la carta y la espada. Luego pasaron semanas y finalmenete meses completos. Mi amigo siempre se disculpaba diciendo que no había visto a Alfonso o que no había tenido chance de ir donde la mamá. Sea como fuere el caso, nunca supe más de la carta o de la espada y mi amistad con el guadalupano se enfrió por buen tiempo.

 
Cara de santo, uñas de gato, 1999, donde aparecen algunos de sus mejores cuentos.
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Pasaron los años y yo ingresé en 1985 al Taller Eunice Odio, junto a Gabriel Sánchez y José Luis Amador, poetas también admiradores de la obra de Chase. Y en una de tantas tertulias lo conocí. Hombre moreno, misterioso y de habla y gestos pausados; un inteligente conversador que sabe cautivar  a su público. Si mal no recuerdo, Alfonso estuvo alguna vez de visita en El Eunice Odio, pero lo mejor era topárselo en algún lugar de San José, en Chelles u otro lugar de tertulia, para conversar informalmente.

A pesar de todo esto, no lograba contactar al maestro para una sesión privada de corrección de poesía... pero insistí... ... y mucho.

En 1987 me matriculé en un curso libre de la UCR que él daba. Fue bueno, pero lo mejor era escucharlo hablar de la poesía costarricense y de sus glorias y caídas a través del siglo XX. En una de tantas clases le presenté un libro de poemas (que ya no existe) y le pedí una opinión. Me dijo que estaba bien y que tal día a tal hora me recibiría en Castalia... creo que esa noche no pude dormir de la emoción.

Uno de los libros más atípicos de Alfonso Chase.

El día y la hora convenida, toqué las puertas de vidrio de Castalia, pero Alfonso no respondió.

Me fui con el rabo entre las patas a tomarme en solitario unas cuantas birras.

Varios días después, estando de vuelta en clases, Chase se disculpó y me dio otra fecha para caer por Castalia. Esta vez fue igual que la primera. La razón es que el hombre se mantenía muy ocupado, por un lado, y por otro su memoria de agenda no es la óptima para vivr una vida de compromisos tipo Yanquilandia, aunque sea mitad gringo. Por eso, hube de intentarlo una tercera vez.

Chase en San José, ciudad que ama intensamente.

¡Y Eureka! Se abrió la puerta de Castalia a una salita pequeña pero llena de cosas mágicas: estatuas, tapices, libros y más libros. Alfonso me condujo por un extenso pasillo que llevaba a una especie de comedor, cocina y salita de estar. El pasillo era pared limpia a un lado y estantes llenos de libros al otro. Un túnel libresco de profundidad incalculable. Pero finalmente llegamos a la salita del fondo. En la pared junto a la mesa de trabajo, fotos de  de Max, Eunice y Yolanda. Otras de Marianne Moore, García Monge y alguien más que ahora no recuerdo. Sobre la mesita de trabajo una vieja máquina de escribir negra. Algo antediluviano y bien engrasado. Un monstruo de Giger a la espera de morderte los dedos tan pronto la tocaras. A la derecha unas flores (verdaderas) dentro de una vasija de vidrio verde. Un cenicero y una botella de licor.

Chase me acercó una silla a su mesa de trabajo y empezamos a hablar de autores. Creo que le gustó mucho que yo tuviera una formación literaria tirando mucho a fuentes yanquis (Burroughs, Ginsberg, Ashbery, O´Hara, Olson, Sexton, etc.). La conversa se puso muy amena y el maestro descorchó su botella. Nos sirvió en jarritos de metal lo que parecía ser aguardiente importado o algo parecido. Luego vino el terror de ir revisando mi poemario (Anabiosis) poema por poema.

Alfonso Chase en la presentación de la reedición de El más violento paraíso, (2010).

Cuando la sesión de esa noche terminó yo había perdido un libro de poesía completo, pero a la vez había adquirido unos diez años de experiencia literaria. Siento sinceramente que después de esa noche empezé a escribir a tono con la segunda mitad del siglo XX. Aprendí poco a poco a no depender de los signos de admiración para ser enérgico, o de las myúsculas gratuitas para resaltar o de cualquier otra tontera que los novatos siempre usamos para (según nosotros) dejarnos oír. La mejor poesía era sutil y no gritona. Pero no es que el maestro me corrigiera solo novatadas. Sus consejos pasaron por todo lo necesario, desde el exceso de signos de admiración antes mencionados hasta el sentido profundo de una verdadera ars poética.

Me despedí de Alfonso a eso de la una de la mañana y salí a coger un taxi. El maestro se iba por otros rumbos a hacer sus famosas rondas nocturnas. Porque nadie como Alfonso Chase sabía como se desarrollaba la noche en San José. Solo Chase sabía plasmarlo en cuentos, poemas y novelas de vibrante intensidad. Muchos lo saben ahora, pero él fue el primer nyktálopos real de nuestra cultura literaria. Insisto en eso: ahora somos muchos los que lo hacemos, pero él fue el primero entre nosotros en develar los secretos de la diosa Nyx.

Alfonso Chase presenta la segunda edición de El más violento paraíso. Lo acompañan Alexánder Obando y Rodrigo Soto quien también presenta la novela. (10 de febrero de 2010).
 
Conforme va pasando el tiempo me doy cada vez más cuenta de la importancia de Alfonso Chase en los últimos 50 años de literatura costarricense. Introdujo el exteriorismo centroamericano en nuestra poesía, mientras que rejuveneció la novela nacional con recursos nuevos o renovados de la tradición europea. Todo esto va sazonado con un diletantismo literario poco usual entre los escritores locales. Diletantismo que además todavía está en práctica. No es infrecuente que llamen a Chase durante el mes de octubre para preguntarle quién es ese nuevo loco que se acaba de ganar el Nobel de Literatura. No he sabido de una ocasión en que Alfonso no les supiera informar.

Finalmente, hay un gran aservo en la obra de Chase que necesita ser rescatado por medio de la reedición. Me ha dolido ver que ni por medio de Google pude conseguir una imagen de Los juegos furtivos para ilustrar esta entrada. Así, libros como El tigre luminoso, Obra en marcha y nuchos otros de sus poemarios deben volver a ver la luz por medio de ediciones justas. Porque mientras eso no sea así, seguimos en el juego de ser una cultura que lo ignora todo de puertas para adentro.

Alfonso, como muchos ya saben, acaba de salir del hospital convalesciente de un viejo mal que lo aqueja.

Ojalá tengamos Chase para mucho tiempo más.


Alfonso Chase y Alexánder Obando después de la presentación mencionada.
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P.S. Hablando con el amigo guadalupano unos diez años después, el infame me confesó que nunca tuvo el valor de entregarle la carta a Chase por pura vergüenza. Me dio tanta chicha que no le pregunté por la espada. Solo me dieron muchas ganas de clavásela en el cuello.

Portada de la primera edición de Los juegos furtivos (cuando las portadas eran discretas, hermosas y no chillonas). (Cortesía de Geovanny Debrús Jiménez).

domingo, mayo 15, 2011

CINCO PERSONAJES EN BUSCA DE UN 17 DE MAYO

ALAN TURING (1912-1954)

Descirbir lo que yo hago no es fácil. Digamos que soy algo así como un genio del las matemáticas y la criptología con una gran inclinación también por los estudios filosóficos.

Escribí un documento que planteó las bases matemáticas para la creación de inteligencia artificial (la computadora) y luego otro en que doy idea de cómo valorar dicha inteligencia artificial.

Duarnte la II Guerra Mundial ayudé a a descifrar el código secreto de los alemanes. Por todos estos méritos mi país me concedió la Ordenr del Imperio Británico y me hicieron fellow de la Sociedad Real.

En 1952 uno de mis "lances" se metió a robar a mi casa. Puse la denuncia y tras un severo interrogatorio yo pasé a ser el criminal. Se me acusó de ser homosexual y me condenaron a uno de dos posibles castigos: varios años de cárcel o un tratamiento con hormonas. Escogí lo segundo.

En 1954, tras dos años de tratamiento y depresión, decidí emigrar. Una tarde de junio, mientras hojeaba una revista especializada, me comí una manzana rociada en cianuro.

Ahora varias instituciones, calles y estatuas llevan mi nombre y todos dicen asombrase de mi talento. Pero en ninguna de esas instituciones o en las estatuas aparece la imagen de una manzana envenenada. No les creo en lo más mínimo.

ELAGÁBALO (c.c. Vario Avito Basiano; c.c. Marco Aurelio Antonino) (204-222)

Llegué al trono a los 14 años, matando al usurpador de mi primo el emperador Caracalla. Pero no fue una conjura de palacio. Lo maté en el campo de batalla donde dirigí a las legiones leales a mi casa dinástica, pese a mi corta edad.

Una vez en Roma, hice de las mías (tenía quince años). Primero metí mi dios semita, El-Gabal, en el panteón de los dioses romanos. Luego lo convertí en dios supremo y puse a los senadores a bailar travestidos para mi dios.

También me casé con un esclavo de 18 (el más bello del imperio) y cogía con él en público... o más bien, él me cogía. Esto último enfurecía a los romanos pues podían aceptar a un homosexual como emperador, pero no a uno pasivo como yo. Tampoco les gustaba que me vistiera de mujer y les pidiera que me dijesen "emperatriz".

En síntesis ataqué a Roma por tres lados fundamentales: les propuse un emperador travesti, una nación monoteísta y un imperio en paz. Lo último les pareció tan completamente aberrante que  decidieron contraatacarme por medio de lo primero y lo segundo.

Así pués, ya hastiados de mí, un grupo de pretorianos me cogieron en una letrina. Luego me metieron una espada por el ano para que cagara caca con semen. Me obligaron a comer mi deposición y finalmente me decapitaron. Pero no acabaron ahí. Arrastraron durante dos días mi cadáver por las calles de Roma. Luego me echaron en la Cloaca Máxima pero me atasqué. Me sacaron, me cortaron en filetes y me volvieron a echar, pero de nuevo me pegué en la cloaca, así que por último echaron mis despojos en el Tíber donde flotaba el cadáver de mi madre.

Creo que los enoje...

FEDERICO I DE PRUSIA (c.c. Federico el grande) (1712-1786)

Ser rey es difícil, pero es más difícil aun ser el hijo de un rey como mi padre. Hombre grosero, primitivo y violento, nunca me perdonó por ser lo que él llamaba "afeminado", aunque yo solo fuera un poco delicado.

A los 18 años traté de huir de su reino con mi amigo el teniente Hans von Katte (¿novio?) pero alguien nos traicionó y los hombres de mi padre el rey nos apresaron cerca de la frontera. Fuimos procesados en un juicio militar y el rey exigió el ajusticiamiento de von Katte. Así, una mañana triste fui obligado a presenciar la decapitación de mi amigo. Estuve en un mórbido delirio durante tres días y luego varias semanas en cama. El rey por fin me extendió su perdón, pero yo nunca lo perdoné a él.

Ascendí al trono a los 29 años, a la muerte de mi padre. De inmediato me separé de mi esposa y la mandé a vivr en un fino palacio en Viena donde la visitaba una vez al año. También convoqué a mi hermano menor y lo proclamé mi heredero, prohibiendo que se hablara en la corte de otro posible matrimonio por parte mía.

Durante los años en que esperé la muerte del rey, creé en torno mío un sofisticado grupo de artistas e intelectuales donde los temas a discutir eran música, filososfía y estrategia militar. Con el tiempo llegué a ser maestro en los tres temas. En el palacio de Sanssouci formé una de las cortes más sofisticadas de Europa. Uno de mis invitados, el filósofo francés Voltaire, se quedó a vivir en Sanssouci un buen tiempo, aunque no le hacía mucha gracia que tanto joven guapo anduviese pavoneándose por el palacio. Pero prueba de nuestra extensa amistad son 50 años de correspondecia con el escritor francés; ingenioso, cómico y ácido, pero también muy refunfuñón.

También alcancé mérito como flautista (¡nada de risitas, eh!) y como compositor. El ginélatra y genio musical J. S. Bach también me visitó en Sanssouci algún tiempo. Todavía en el presente se graban y escuchan conciertos de flauta traversa compuestos por mí.

Pero es en el campo militar donde he tenido mejor nombre. No solo participé en las guerras de mi tiempo sino que además fui un gran estratega. Para cuando finalizaban mis 46 años de reinado, Prusia había crecido hasta el doble de su tamaño original y yo dejaba sentadas las bases del futuro gran Imperio Alemán.

Así pues, un hombre "delicado" y aficionado a las artes también puede ser un conquistador ejemplar.

Seis veces caí herido en el campo de batalla. ¡Y seis veces me volví a levantar!

MARÍA ISABEL CARVAJAL QUESADA (c.c. Carmen Lyra) (1888-1949)

Mi vida fue polifacética y llena de diverosos intereses. Fui maestra de escuela rural, profesora de educación superior, periodista, promotora cultural,  enfermera, escritora, luchadora social,  y activista política.

En 1917 dirigí una revuelta de maestras que terminó quemando el periódico oficialista de la época, llamado La información. La quema del edificio de ese diario puso en crisis al gobierno y acabó con la dictadora de los hermanos Tinoco.

También fundé la primera escuela nocturna para adultos en Costa Rica (1910) y la primera escuela preescolar estilo Montessori (1926). Nuestra escuela Montessori no solo fue la primera escuela de ese tipo en Costa Rica sino en toda América Latina. (La educación montessoriana favorece la independencia psicológica del educando dentro de un contexto específico).

Presionado por los Estados Unidos, el gobierno de Costa Rica me despidió en 1933, junto a todos los demás educadores de izquierda en el país. Yo me fui entonces a Limón para ayudar en la lucha de los campesinos y obreros contra las babaneras yanquis.

Tras la guerra civil de 1948 fui acusada de ser "autora intelectual de crímenes de guerra", por lo que tuve que exiliarme en México. Al año siguiente, enfermé de gravedad, le pedí permiso a José Figueres para venir a morir a mi patria, pero el permiso me fue denegado.

Una o dos semanas después de mi muerte, autorizaron a que mi cuerpo fuera repatriado.

En 1976 fui nombrada Benemérita de la Cultura Nacional por el gobierno liberacionista de Daniel Oduber. (Sospecho que Carmen Naranjo, entonces ministra de cultura, tuvo algo que ver en eso).

Hoy mi imagen ha sido puesta en los billetes de 20 000 colones por los banqueros liberacionistas y varias entidades y organizaciones públicas llevan mi nombre. En Tibás hay incluso un kínder privado de la burguesía llamado Kínder Mi Tía Panchita.

¿Pero y qué de mi vida privada? ¿De mis amores? ¿De mis vivencias?

Silencio total.

He sido rehabilitada como comunista, pero sigo en el anonimato como lesbiana. No quieren que se sepa que este también ha sido un país de grandes lesbianas. ¡De grandes y hermosas lesbianas!

SIR ARTHUR C. CLARKE (1917-2008)

Soy conocido como uno de los tres grandes de la ciencia ficción anglosajona (los otros dos serían Isaac Asimov y Robert A. Heinlein).

En 1968 colaboré con Stanley Kubrick con el guión para su película 2001: Odisea del espacio. Después de salida la cinta yo revisé mis notas y empecé una saga de novelas sobre el mismo guión.

También he tenido un papel destacado en la futurología y en la anticipación de ciertas formas de tecnología contemporánea como el sistema de radares y la red (o web). Por todos estos aportes mi país me dio el título de Comandante de la Orden del Imperio Británico (la misma orden con que fue honrado Alan Turing). Y en 2000 S.M. La Reina me hizo caballero del reino.

Además de lo anterior he sido un destacado submarinista. Debido a este afán me trasladé en 1956 a vivir en Sri Lanka (antigua Ceilán). Aquí descubrí las ruinas submarinas de un antiguo templo. Y debido a eso y a mi contribución a las ciencias de Sri Lanka, en 2005 se me otorgó el honor llamado Sri Lankabhimanya (El Orgullo de Sri Lanka).

Lo más polémico en la vida ha sido mi otorgamiento del título de "sir" pues en 1998, mismo año en que se anunció que me darían el título, yo había hecho ciertas afirmaciones en torno a la pedofilia. Dije a la prensa en esa época ''Once they have reached the age of puberty, it is OK... It doesn't do any harm''.

Muchos dicen que me trasladé a Sri Lanka en el 56 debido a sus muy laxas leyes con respecto a la pedofilia. Eso es cierto en parte, pero también vine por el clima y el submarinismo. Aunque debo corregir un detalle, no soy pedófilo, no me gustan los niños. Soy pederasta, me gustan los adolescentes y los hombres jóvenes. A los pederastas nos odian hoy como hace cien años a los homosexuales en general. Pero siempre he sido bueno para predecir el futuro. Ahora predigo que esta "pederastofobia" es una moda que dentro de 50 años cuasará vergüenza entre los de mente más avanzadas, sino es que antes.

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NOTA: Estas mini-biografías las subimos el 11 de mayo tras varias horas de investigación sobre los cinco personajes. Pero como el dios del mal odia la tecnología no estrictamente militar, Blogger se cayó y con eso se fue todo nuestro esfuerzo. Aquí hemos subido un clón; algo de lo que recordamos de ese primer esfuerzo. Ojalá les guste.