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lunes, octubre 08, 2012

CONFESIONES DE UNA MÁSCARA LLAMADA ALEXÁNDER OBANDO



 Alexánder Obando (por Ev Cash, 2012)

17 AÑOS, CUATRO LIBROS Y UN GRAVE ERROR

En febrero de 1995 empecé a escribir un cuento llamado Sexo y hamburguesas, donde quedaba patente que los títulos no han sido nunca mi fuerte. Pero ese cuento fue el inicio de algo muy importante en mi vida.

Seis años más tarde, publiqué el cuento dentro de una obra mayor llamada El más violento paraíso. El cuento ya no se llamaba así, ni tampoco aparecía como cuento sino como el segundo capítulo de dicha novela. La novela luego pasó varios años más o menos ignorada hasta que en el 2009 Ediciones Lanzallamas sacó una segunda edición y todo el asunto tuvo, o más bien tiene, un final relativamente feliz.

La segunda novela fue empezada como un ejercicio para distanciar la mente de los horrores de Gilles de Rais, un lindo personaje a quien le gustaba masturbarse mientras metía la mano en la pancita de un niño vivo y poco a poco le iba jalando los intestinos hasta sacárselos. El orgasmo de Rais solía llegar con los últimos estertores y convulsiones del niño. Obviamente debe ser muy doloroso que te tiren las entrañas de un jalón mientras aun respirás, ¡eww!,… pero me había abocado a escribir este tipo de cosa con todo el realismo posible porque el elemento sadomasoquista entre Gilles de Rais y el niño víctima debía ser paralelizado entre el escritor y el lector, (sino, el elemento sadomasoquista del relato no tendría sentido).

Pues bien, tratando de liberarme de demonios literarios como ese, me entregué a una nueva experiencia literaria, y así empecé, en 1998, Canciones a la muerte de los niños. Este ha sido el trabajo literario más ingrato para mí, mucho más que El más violento paraíso. Y se debe al final. Fue muy difícil encontrar un cierre apropiado, pero después de nueve intentos, es decir, nueve finales diferentes, descubrí que esta obra terminaba de esa manera escalonada, y así, escogí los finales más representativos, los incluí como un todo y luego, después de eso, agregué aun otro final que nada tenía que ver con los anteriores.

 San Francisco en éxtasis, obra de Michelle da Caravaggio. En esta versión de Ev Cash (2012) San Francisco y el ángel de la guarda han mutado en Alexánder Obando y Leonardo Dicaprio, tal cual este último aparecía en la cinta "Eclipse Total" de 1996.


Dado que los dioses a veces son benévolos pude por fin terminar la novela y publicarla en 2008 con la Editorial Costa Rica. Un problema resuelto, pero quedaban tres más sin resolver.

En 2006, mientras me daba de trompadas con Canciones a la muerte de los niños, tenía otros tres trabajos pendientes: un poemario iniciado en 1989; una colección de cuentos que venía acumulando desde 1987 y una tercera novela, con muchos títulos pero que no iba para ninguna parte.

El poemario lo pude terminar de revisar y publicar, finalmente, en 2010 con Editores Arboleda. El texto, llamado Ángeles para suicidas, ganó el premio Aquileo J. Echeverría de Poesía de ese mismo año y por fin me pude sentar a descansar y ver a una criatura mía tomar su propio destino.

El cuentario va por una ruta semejante. Ahora se llama Teoría del caos y está en prensa con Ediciones Lanzallamas. Si los dioses me siguen siendo propicios, saldrá para estas próximas saturnales.

Queda entonces la novela de los mil nombres, aunque no es en realidad muy larga, ¿unas 160 páginas tal vez? La empecé a escribir en 2006 cuando mi madre enfermó de cáncer y yo estaba casi permanentemente incapacitado por un brutal problema de salud. Además de eso, tomaba como un beocio en dionisíacas por lo que mi salud en general no mejoraba.

La dichosa novela estaría dividida en tres partes; la primera dedicada al emperador Elagábalo (una obsesión desde que lo descubrí en 1998), el famosísimo Vlad Țepeș, Dralyea (obsesión de toda una vida) y la reina Juana la Loca (un delirio más reciente). Pues, bueno, estaban definidos los protagonistas, Elagábalo hizo algunas apariciones para prensa y publicidad y de repente toda la cosa ─aboslutamente todo─ se congeló. ¿Qué había pasado?...

Cosas muy difíciles de retomar para mí. En cosa de seis semanas mi madre enfermó, descubrimos que tenía cáncer y falleció. Seis semanas entre una salud aparentemente perfecta y una muerte en estado de coma inducido por los calmantes... Mi mundo, el de mi juventud eternamente irresponsable, se acabó a mis 48 años. Y de repente, muchas cosas que había considerado firmes en el tiempo e invaluables en importancia perdieron todo sentido para este huérfano casi cincuentañero;... en cuenta, mi literatura.

               Obando el dionisíaco. (otro trabajo de Ev Cash, 2012).

El 2007 es un año que no existió. Solo recuerdo latas de cerveza por toda la casa, viajes constantes a consulta médica y una magra pensión por incompetencia vital consumada. La única luz al final del túnel fue la visita de Juan Murillo en algún momento de ese año para proponerme la reedición de El más violento paraíso.

El 2008 comenzó igual y terminó peor. Me moría de hambre por problemas económicos, me asaltaron, me caí y rompí la cara y la escritura ya había dejado de existir. En algún momento del 2007 escribí el último cuento de valor y ya nada más. Ese año 2008, sin embargo, tuvo dos puntos importantes dentro de la fantasmagoría imparable de autoabandono e inercia: dejé de tomar porque el doctor me avisó que me calculaba unos dos o tres años más de vida (parece que en el fondo quería volver a escribir) y también abandoné una relación que ya entraba en los diez años. Mi novio era errático, impredecible y a veces hasta peligroso. Culpa mía. Siempre me han gustado lo chicos que caminan por el lado salvaje de la vida. Son un gran estímulo literario... Pero tuve que dejarlo... el riesgo ya era mucho.

Así entré en el 2009 sin “vicios” y sin pareja. Mi mejor amigo fue una pared en blanco y un televisor siempre apagado... y el hambre. Traté de sentarme a trabajar en literatura pero siempre era lento y doloroso. La situación económica seguía empeorando y me resultó más que evidente que debía vender la casa familiar. Ya solo  importaba comer y seguir adelante.

La venta de la casa fue lenta, pero avanzó. Me fui a vivir donde unos parientes mientras terminaba la transacción y empacaba para emigrar, una vez más a los Estados Unidos. Al llegar el 2010 publiqué el poemario Ángeles para suicidas mientras yo mismo hacía maletas para Los Ángeles, California.

 Los años en que yo no existí. (Fotografía de Guillermo Barquero, 2007 o 2008).

En junio de 2010 llegué a la otra casa familiar, la de mi hermano en La Mirada, a unos cuarenta kilómetros de la metrópolis posmoderna. Pensé entonces en la vibra y la historia de Los Ángeles. Después de todo, me dije, esta fue la ciudad estadounidense donde vivió o aún vive gente como Alma Mahler, Igor Stravinski, Jim Morrison, Werner Herzog, Thomas Mann o Harlan Ellison… y donde también vivieron y murieron otros grandes como Charles Bukowski, Janis Joplin, Heinrich Mann, Truman Capote, Ray Bradbury o Philip K. Dick. Pero eso no cambió en casi nada mi bloqueo literario, porque aunque el lugar tiene su gran magia y su potente vibra artística, mi bloqueo, como casi todo otro bloqueo de escritor, es un asunto interior, muy personal… triste e ineluctablemente biográfico. Así pues, seguí produciendo a nivel mínimo: más o menos un cuento por año que también agregué, cuando la calidad lo permitía, al futuro libro de cuentos que ahora trabaja Lanzallamas.

Y sin embargo, parece que las aguas de la obnubilación empiezan a ceder un poco. Los niveles van bajando y yo me doy cuenta que lo que me amarra al fondo de este mar oscuro no es la ausencia de mi madre y o el vacío de no tener ya a mi compañero. Tampoco es el alcohol, quien fue el más fiel de todos mis amigos y el más exigente de todos mis amantes. Ni son los psicotrópicos que consumo desde el mentado 1995 para no dejarme ir en las mareas de la noche. No, nada de eso. Lo que me retenía, y me retiene, soy yo mismo. Quise seguir escribiendo siendo el mismo Alexánder Obando de siempre; el niño mimado de mami que era primorosamente aislado de las durezas del mundo para que él pudiera bailarse un par de valsecitos con Gilles de Rais o Drácula, el Hijo del Dragón. Pero ese Obando ya murió. Y el nuevo quiere decir algo distinto. Por eso no puedo retomar la novela de los mil nombres, porque no soy quien la escribió y por eso (ya) no la entiendo ni tengo idea de qué pueda ser lo que quiere decir. Ciertamente la voy a rescatar a pedazos, pero contextualizada de manera muy diferente a lo que ahora parece ser.

Y aquí me encuentro, 7 de octubre de 2012, y con la cabeza bullendo de ideas. Una nueva novela, me digo, y me siento a tomar notas como loco. Ya llevo cerca de diez páginas de ideas y semi propuestas que eventualmente podrían explotar y convertirse en la tercera novela de mi ciclo dionisíaco. No lo sé… pero podría ser.

 Otra toma en los años finales en Tibás. (Foto de Jorge Vega, 2008 o 2009).

Nombre de trabajo (que no será el definitivo de la novela): Madre de corazón atómico. Estilo: ciencia ficción sucia. Materiales de trabajo: he determinado que hay unos 21 libros (más o menos) que debo leer para acompañar la “aventura” de escribir… (sí, sí… hoy estoy pasado de cursi) con datos, información y otros ejemplos literarios que me den orientación y sustento. Ya voy por la mitad de los primeros dos que leo de manera alternada. Muy interesantes. Tiempo de escritura calculada: dos o tres años. Corrección y mejoramiento: el resto de la vida.

Algo me dice que la vida en las afueras de Los Ángeles si podría estar rindiendo sus frutos. La vida suburbana de los mega centros comerciales, asépticos, monumentales, vacíos y extraños, junto a los autobuses que pasan una vez cada hora y parecen venir de ninguna parte y dirigirse a ninguna parte. Las conversaciones en las mesas adjuntas a la mía en la cafetería. En español mexicano y salvadoreño, en chino, japonés, coreano y ruso. Los muchachos y muchachas con todos los colores posibles de piel. Los menús que parecen sacados de una peli de Buñuel o de Cronenberg. La mega oferta en línea o las librerías más grandes que Pricemart o Wallmart Costa Rica. Los museos también ingentes donde podés ver altorrelieves asirios de hace tres mil años o pinturas japonesas del siglo XVII. Todo esto, conjugado con la demencia mercantil, la velocidad y la frivolidad, el tremendismo apocalíptico cristiano, el culto castrense al súper héroe y la manada de porno apenas insinuado en la publicidad, la tele, las películas, los vampiros y los zombies que hacen todos que el sur de California se me vuelva una nueva Metrópolis donde la diosa de hierro ya sustituyó a Venus y a Gaia. Un mundo que pide a gritos que se escriba sobre él.

Y eso es lo que los grandes de esta zona han hecho. La ciencia ficción es un caldo de cultivo natural en estas latitudes.

A ponerse los guantes de cirugía y a trabajar. A ver qué puede hacer un tico en medio de tanto fantasma viral.

Porque lo único que ya no voy a decir es: “no puedo”.


La Mirada, 7 de octubre de 2012.

lunes, agosto 20, 2012

¿TANTOS MILLONES HABLAREMOS "INGLÉS"?


La palabra predilecta de muchos ticos en la red, usualmente resumida en la frase WTF!
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(Repensar el español de los costarricenses en las redes sociales)
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En días pasados conversaba por FB con un amigo tico joven cuando de repente él usó el término “estalkeada”, sustantivo generado a partir de la forma de participio pasivo español del verbo inglés “to stalk” (acechar). De inmediato me quedé pensando en el circunloquio lingüístico de mi amigo y le cuestioné el uso. Él dijo que era un término que se usaba en la red en vez de alguna palabra española por que tenía una “connotación particular”. En mi opinión, la connotación la da el hablante, no la especificidad del medio escrito que se use. Sin embargo, creo haber colegido de mi amigo que “estalkeada” era más apropiada en nuestro discurso español porque en la red tiene, como dijo, “una connotación particular”, es decir, un tono o un matiz que no lo da la palabra “acechanza”. Ese matiz a mí me parece más de modas sociales que de lenguaje duro y puro. No es cierto que la palabra acechar no puede cargar ese matiz especial (que, me temo, solo significa sonar “cool”) sino que el nuevo hablante, en este caso mi amigo, no se lo quiere dar porque en su concepción del mundo el inglés estadounidense está unos cuantos puntos más arriba en la escala evolutivo-social de la red. O al menos eso es lo que interpreto por “matiz especial”.
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Otros dos ejemplos los tomo de otros dos amigos jóvenes en la red, ambos profesionales de muy alta escolaridad y con una valiosa formación cultural. Sin embargo, uno de ellos justifica sus anglicismos (que usa de manera pertinaz) diciéndonos que él es el producto de una familia pluricultural, y que desde bebé ya estaba expuesto a ambas lenguas. En mi caso, el inglés es mi lengua materna en lecto-escritura, pues la aprendí a los 6 años, (8 años antes de que tuviera que enfrentarme con el español escrito). Además, hice toda la primaria y el primer año de colegio aquí en Los Ángeles. Cuando regresé a Costa Rica en la adolescencia, fue a reaprender mi lengua materna. Y sin embargo, lucho día y noche por mejor y ampliar mi conocimiento de ambas lenguas sin tener que convertirlas en un espagueti lingüístico.
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En Estados Unidos persiste una fuerte inclinación a erradicar cualquier lengua que no sea el inglés. Las campañas usualmente van dirigidas contra ciudades como Los Ángeles que tienen mucha rotulación bilingüe español/inglés.
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El segundo caso es parecido al primero. Un joven amigo de notable formación profesional y gran recorrido en el área de las artes. No obstante, suele colorear sus comentarios con las crayolas de la lengua inglesa, y con frecuencia ignora (adrede, supongo) las formas castellanas de las palabras propias de su profesión. Muchos de estos jóvenes intelectuales de la futura Costa Rica ni siquiera son conscientes de que ellos ya están creando un peligroso albeo en el flujo natural del idioma.
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No obstante todo lo anterior, hay una verdad en lo discutido que nadie puede negar, el inglés se da a sí mismo mayor espacio y flexibilidad para asumir o crear lenguaje a partir de las nuevas tecnologías. El español es más reticente, más conservador. Por eso me parece muy bien que incorporemos palabras como “escanear”, “DVD” y otras muchas que ayudan a agilizar la lengua materna (aunque en el fondo sigo creyendo que casi todo es traducible). Pero no creo necesaria la asimilación y/o deformación de palabras inglesas en uso español para legitimarlas si no son necesarias. “Printear” y “mouse” son pues completamente superfluas porque tenemos imprimir y ratón (en su connotación tecnológica).
Otro aspecto importante es el ámbito del fenómeno. No parece ser un movimiento de la lengua española en general sino solo de quienes usan las redes sociales; y muy en particular, de los costarricenses, jóvenes y tecnófilos. Este segmento de población es capaz de generar oraciones como esta: “El tráiler del thriller es todo un fail porque ese director loser metió un poco de spoilers”... Y juran que están hablando en español. Eso no se diferencia en nada de la señora mexicana del este de Los Ángeles que, al ser entrevistada por la tele dijo: “Yo estoy muy contenta porque m’ijo se salió de las gangas y ahora tiene una troca”. Ella por lo menos hispanizó los anglicismos.
Creo que este sobre énfasis en algunas jergas del inglés está apadrinado por dos factores muy propios de los habitantes de nuestras redes sociales. 1. Una profunda y descarada pereza por traducir y, 2. La idea de que el inglés le da a nuestras palabras una “connotación particular”, o dicho de otra manera, hay una tácita convicción de que el inglés puede dar mayor y mejor significado a lo que estamos tratando de decir. En tiempos de nuestros abuelos eso se llamaba pedantería cultural. Hoy es nada más la “libertad” en las redes.
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El español, una lengua fuerte y vibrante que sin embargo ya ha perdido terreno en varios continentes.
Algunos me recetarán el agua tibia y me dirán que los idiomas son organismos vivos que están en plena mutación y cambio. Cierto, pero ya que les gusta la metáfora biológica, también habría que reconocer que los idiomas no solo mutan y cambian; además pueden ser invadidos y fagocitados por otros organismos. El macedonio, el etrusco, el cartaginés y el siríaco todos fueron eventualmente eliminados y sustituidos por el latín. Igualmente, en nuestros días, el inglés ya acabó con el español de las Filipinas y está a punto de acabar con el escocés original de Escocia. El deterioro de la lengua materna anterior en Escocia es tan grave que los hablantes ya no saben que están utilizando palabras antiguas escocesas. Creen que es simplemente “bad English”.
 
Pues entonces, las lenguas pueden morir. Y cuando son parte de una comunidad lingüística tan pequeña (el español cartago lo hablaremos si acaso dos o tres millones de individuos) su posibilidad de desaparecer es un escenario que debemos tomar en cuenta. Y no es que nuestro ticomeseteño vaya a morir en el lapso de nuestras vidas, pero sí podría ser que nuestros bisnietos ya tengan problemas para entender lo que hemos escrito hoy.

Alexánder Obando
11 de agosto de 2012.

lunes, julio 23, 2012

EL CABALLERO OSCURO DE NUEVO EN EL PARAÍSO OSCURO

 Posiblemente lo mejor que el cine comercial ha producido este año.

Partamos de unas cuantas verdades cinematográficas antres de entrar en detalles.

El paradigma actual que Hollywood nos vende como "cine de acción" tiene una falacia implícita. Y se reduce a un sencillo enunciado: el realismo es ficticio. "Pero bueno", muchos me dirán, "esa es una perogrullada, porque el cine ES ficción". Lo sé, lo sé... sin embargo el asunto no se debe olvidar y debe quedar aclarado: lo que en el cine de acción pasa por realista es realmente cine fantástico (en sentido de Tódorov). Podemos decir que Howard's End, Andrey Rubliev, The English Patient o El Doctor Zhivago son todas cintas 100 por 100 realistas. No así el cine "de acción" made in L.A. Insisto en que es importante señalarlo porque es un contrato de verosimilitud implícito; no confeso. Tanto así que el héroe Batman es un hombre normal que vive en una megápolis estadounidense normal, sirviéndose de una multimillonaria herencia normal, y con un botones/chambelán y una cueva de murciélagos ambos también normales. Así lo que rompe el contrato es que este hombre normal pueda ser acuchillado, balaceado, tirado de una altura de 20 metros, y hasta envenenado y aún sobreviva con plenitud de vigor y conciencia. Algo así como Rasputín a la décima potenica.

Entonces estamos ante una cinta de acción (como todas las cintas de acción yanquis) que es en verdad una cinta fantástica posando de realista.
Ahora sí, quitando eso del camino, podemos seguir y hablar de la cinta sin preocuparnos gran cosa de las contradicciones en el contrato de verosimilitud.

Las ventajas de la cinta son diversas, y algunas de ellas muy bien logradas. Hablemos primero de un elenco de lujo: Christian Bale como el hombre murciélago, Gary Oldman (nuestro inolvidable Drácula [de Bram Stoker]) como el comisionado Gordon, los deleitosos Joseph Gordon-Levitt, Tom Hardy y Daniel Sunjata en los papeles de Blake, Blane y el Cap. Jones. Y las deleitosas Anne Hathaway y Marion Cotillard como Selina y Miranda respectivamente. Todo esto sin olvidar a los venerables Michael Caine y Morgan Freeman y el ex-guapo Matthew Modine. Una fauna que cualquier director de prestigio desearía para sí, y que Christopher Nolan atrajo con el embrujo de ser el director de cine que "no puede producir una cinta mala". Y de veras que es bueno. No un Kubrick, un Kurosawa o un Herzog, pero muy bueno.

 Un perosnaje "gótico" da para mucha exploración psíquica.

La música es otro acierto como banda sonora. Y menciono lo de banda sonora porque no creo que sea el tipo de música que agrade mucho al oído sin el contexto visual. Para los momentos tensos e intensos tenemos un juego en la percusión orquestal que le debe mucho a Stravinsky, mientras que en los momentos psiquicos o interiores tenemos un solo a capella de voz blanca (un niño) que a muchos les recordará la trilogía de Peter Jackson.

Pero lo realmente bueno de la cinta es el guión, tanto en los parlamentos como en la trama. La película se va desperezando poco a poco como una boa que que despierta y desea alimentarse. Y al final, la última media o tres cuartos de hora más concretamente, este animal feroz nos brinda una montaña rusa de emociones que van desde el placer puramente adrenalínico hasta el sentimentalismo más logrado. (No voy a negar que dejé algunas lagrimillas en la sala de cine). Y sobra agregar también que la cinta es como una prueba roscharsch (esa que los psicólogos hacen con tinta) de lo que es y de lo que más teme la cultura yanqui. Su retorcido imaginario está aquí desnudo y en casi macabra exhibición.

La trama es compleja (no en demasía) pero sería bueno que si usted quiere sacarle todo el jugo mental a la cinta entonces se repase un poco las tramas de las dos cintas anteriores. Y otra cosa, si le gusta lo que los gringos llaman el eye candy, es decir, "confites para los ojos", entonces ni Anne Hathaway ni Joseph Gordon-Levitt los van a decepcionar. ♥

Mi ultima adevertencia es esta: si buscan cinearte o cine de autor como en los casos de Kubrick o Fellini The Dark Knight Rises les va a quedar debiendo, pero indudablemente está entre lo mejor de lo mejor que el cine comercial puede brindar.

Finalmente, recordando la advertencia que hice al principio, para mí es de plena justicia reubicar The Dark Knight Rises como cinta de ciencia ficción. Y si atendemos a esta reubicación, entonces podremos decir que este año Christopher Nolan le dio a Ridley Scott hasta por debajo de la lengua.

Una cinta de estas es una radiografía de los esqueletos que tienen en el clóste los yanquis. La matanza de Aurora, Colorado y esta cinta son ideológicamente indistinguibles.


miércoles, julio 11, 2012

El ASESINATO PERFECTO

¿Alguna vez ha tratado de imaginar cómo sería su paraíso personal? ¿El lugar perfecto para usted? Aquí un breve ejercicio personal (¡muy personal!) de mi paraíso perfecto en forma de cuento de página y media:
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El ASESINATO PERFECTO 
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One man’s meat is another man’s poison
-Refrán anglosajón-



Primero cerrás los ojos para viajar de noche hasta el bar “Rick’s” en Casablanca. Una vez que entrás y te aclimatás un poco al calor te dirigís a la mesa donde te espera el poeta Federico García Lorca. Y lo encontrás como siempre, sentado corrigiendo algún poema que pronto de querrá leer. Junto a él se encuentra uno nuevo, un muchacho, todavía adolescente y bastante guapo. Lorca te lo presenta como Jean Cocteau, “un amigo francés”, dice él, pero probablemente también le sirva de alfombra persa en las cálidas noches de Casablanca. De pronto te das cuenta de que tenés una sed enorme y te disculpás para ir a la barra a pedir algo. Ahí te encontrás a un hombre grande, borracho y sudoroso a tabaco que te aprisiona con cariño y te presenta a la tetudita que hace rato está manoseando. De hecho, al alegre ginélatra le huelen las manos a puro coño sudado, el olor de las noches de Marruecos. Te dice que te tomés un trago con él y su amiga y no te podés negar porque nadie, creéme, nadie le rechaza una invitación de estas al viejo pirata de Chuck Bukowski; mucho menos ahora que ya está tan borracho que si la tetudita lo suelta se va al suelo con todo y vaso de whisky. Así pues, te quedás un rato tomando bourbon con el padre espiritual de Jim Morrison hasta que por fin te llega el llamado de la naturaleza y debés ir al baño. Te zafás del abarzo de oso de Chuck y cogés para el orinal de hombres al final del pasillo y detrás de un viejo rótula de absenta “La fée verte”. Entrás medio apurado por aquello de la próstata nerviosa y te topás de frente con Reinaldo Arenas agachado mirando hacia la puerta mientras se lo coge un negro enorme [sic]. Reinaldo se apoya un poco agarrándose de la falda de la guayabera de Lezama Lima que, como buen cubano educado que es, mira para otro lado mientras se fuma un habano. Entonces te disculpás, das media vuelta y salís otra vez al salón. Para matar tiempo, te dirigís a la zona de los privados donde pronto te llega el aroma de perfume francés y es que has dado con el corazón de la noche: sentada en una mesa con vaso de whisky en mano, Marguerite Yourcenar le lee algunos de sus Cuentos Orientales a Paul Bowles que, como todos saben, siempre le devuelve el favor a la belga leyéndole alguno de sus Cuentos del Desierto. Sentado junto a ellos está Kubrick, el gringo, tomando furiosas notas porque quiere hacer una película sobre la Yourcenar. Ya tiene escogida a Catherine Deneuve para el papel de Yourcenar, aunque también podría ser la otra Katherine, la Hepburn, por aquella inmensa aura de elegancia que todavía se gasta; tanto que algunos amigos (Bogart incluído) aun la llaman “The African Queen”. Vos entonces te das cuenta que lo del baño ya es urgente y te devolvés por donde viniste. Entrás al baño con cautela pero Reinaldo y su carnaval ya parecen haber emigrado hacia otros territorios. Solo te encontrás un carajillo tierroso que orina frente a uno de los orinales. Pero al observarlo más de cerca resulta que no solo es tierroso, también huele a guaro y a caca y está muy concentrado en una bien ritmada masturbación. Te acercás curioso para darte de frente con los ojos de topaz de Arthur Rimbaud. Le ofrecés entonces tus servicios de efebólatra consumado y el chico accede de buenas. Al rato salís del baño con Rimbaud agarrado a tu cintura y volvés a la mesa del entrañable Lorca que ya ha terminado su poema y ahora está en miraditas y palabritas cursis con el tal Cocteau. Pero hay algo más: sentado con ellos hay otro muchacho, un poco más joven pero de apariencia más ruda que Jean Cocteau. Lorca te lo presenta como su “otro amiguito francés”, también llamado Jean, pero de apellido Genet. A este si lo tenés bien fichado: sabés de su fama de puto, ladrón y algunos dicen que hasta de asesino. Pero vos encontrás en él el rostro más dulce del planeta y quedás embelesado por su silencio. Rimbaud y Cocteau, cantariles y borrachos, le sirven más cerveza al nuevo para que se vaya calentando. Y sucede que al poco rato ya está relatando aventuras descabelladas. Ese es el momento en que decidís seguir tus instintos y te ponés de pie, llamas a Rimbaud y a Genet aparte y les proponés un menage a trois. Genet mira a Rimbaud. Rimbaud mira a Genet y luego ambos te preguntan al unísono: “¿Cuánto?”. Vos mencionás una cifra astronómica y lo dos muchachos estallan en carcajadas. Entonces cada uno de ellos te toma de un brazo y los tres salen a la humedad de la madrugada africana.

Es la última vez en muchos años que se tiene noticia de vos.

sábado, junio 30, 2012

EL MEJOR HIJO DE LOVECRAFT

Portada de Teatro Grottesco, de Thomas Ligotti. Ya voy terminando esta primera intromisión en el mundo bizarro de este autor conocido por algunos como "el secreto literario mejor guardado de los EE.UU."

¿Se puede pensar en un Howard Philips Lovecraft sin su patético racismo, sin su misoginia rampante y sin sus múltiples monstruos de hule para inflar y llevar a la playa?

Claro que sí se puede, proque estos factores no son la esencia lovecraftiana; aunque sí son, debo reconocer, pésadas vestimentas que su narrativa suele lucir. Pero el Lovecraft esencial, puro, desnudo, es una forma de terror que supera esas estravagancias cotidianas de un hombre sumido en la riqueza y en la pobreza de su propio imaginario.

Hoy día se nos hace difícil pensar en Lovecraft sin su Cthulhu; y sin embargo, Cthulhu y los demás Primordiales siguen siendo maquillaje. Porque la esencia está en el miedo. El terror interno que el mundo nos provoca. Si de Lovecraft se habla de "terror cósmico", en el caso de Ligotti se dice otro tanto y se agrega además "terror filosófico".

Pero si no hay Primordiales ni Antiguos ni universos del mal, entonces, ¿en qué se parece el universo de Thomas Ligotti al de Howad Philips lovecraft? Se parecen en mucho. Comencemos por el lenguaje: anacrónico, alambicado y retorcido como una fórmula mágica; un lenguaje donde todo es tagencial y oblícuo y donde nada se menciona por su verdadero nombre. Así pues "el pueblo oscuro en la frontera norte" nunca tendrá nombre propio, y cada vez que se mencione será "el pueblo oscuro en la frontera norte". No importa que deba repetirlo cien veces; el autor siempre preferirá la paráfrasis, el circunloquio, la repetición más mántrica de todas las cosas antes que decir X o Y. Porque las páginas de Ligotti son encantamiento puro donde las cosas más cotidians como la cama, el sueño, el trabajo, los conocidos, se vuelve todo en un conjunto de cármina para ingresar en otra dimensión. nada ni nadie son lo que parecen ser.


Dicen algunas fuentes que Ligotti es bizco (no lo parece). Otras dicen que es el seudónimo de un autor que no quiere salir a la luz pública. Sea cual sea la verdad, este autor se las agencia para mntener un perfil bajo. Su libros son escasos, se venden en ediciones de lujo muy caras y se promocionan poco, todo (según insisten) a instancias del mismo autor.

Otro aspecto que acerca la obra de Ligotti a su famoso antecesor es el tipo de personaje que puebla su mundo literario. Seres apáticos, tímidos y escurridizos, cuando no abiertamente patológicos, que suelen ser la mayoría de las veces. Los pobres personajes de Ligotti ya saben que están condenados al terror y por eso no huyen de él. Se cuestionan las cisrcunstancias, tratan de inferir una lógica (por más oscura que sea) de los que les está sucediendo, pero siempre saben que no pueden escapar a ella, ni tampoco lo intentan.

La obra principal de Ligotti ha aparecido en los 80 y 90. Son unas tres colecciones de cuentos, un novela breve y un trabajo de no-ficción. la información que existe del autor es escasísima en español, si acaso unos cuantos blogs como este: http://barriletecosmicooo.blogspot.com/2012/06/thomas-ligotti-fabricas-abandonadas.html o sino yéndonos a mama Wiki, como en este enlace: http://en.wikipedia.org/wiki/Thomas_Ligotti. Sobra decir que Wiki en español aún no tiene una entrada para Thomas Ligotti.

Otra excelente portada para los cuentos de Teatro Grottesco.

Finalmente debo reconocer que el hallazgo de Ligotti como escritor de terror me ha dejado un buen sabor de boca, como a sangre fresca, aunque Ligotti no sea un autor gore, porque el género necesita siempre de sangre fresca, y Ligotti a llegado como una oscura pero deliciosa briza del norte.

 

domingo, junio 10, 2012

PROMETEO PROMETÍA... PERO...

Cabeza olmeca del periodo preclásico.

Acabo de ver Prometeo. Era el estreno y sin embargo las salas no estaban llenas. ¿Premonición de algunos? ¿O simplemente cansancio de una forma de diversión que es cada vez más ingeniosa en la publicidad pero siempre queda debiendo en el producto? Aquí mis impresiones.

Refrito de "Alien":

1. Una corporación ultrapoderosa financia la expedición.
2. Hay un androide con agenda secreta.
3. El centro de la acción es una súper heroína que tiene más vidas que 1 638 gatos y tres brujas shakespeareanas.
4. Hay momentos de terror subrayados por cámara en claroscuro o cámara filmando video.
5. El androide es decapitado y tiene "venas" y "arterias" como espagueti blanco.
6. Unos bichitos serpentinos se meten parasitariamente por la boca para madurar en el estómago del cliente humano.
7. La nave (aunque relativamente pequeña) es una versión cyberpunk de un castillo medieval.
8. La corporación también tiene su agenda secreta.
9. La heroína (y alguien más) sobrevive.
10. Los malos se diferencian de los buenos por su egoísmo y/o interés mercantil. [O sea, Hollywood repartiendo escapularios].
11. Todo es macro, ya sea monumentalismo nazi o cabezas olmecas.
12. Colores de privilegio: azules, grises, tonos barrosos, sepia, celestes, dentro y fuera de la nave.
13. Iluminación indirecta (con frecuencia desde abajo, punto desde el que encandila muy bien a todos los actores y actrices.
14. Los líquidos internos de los bichos son ácidos corrosivos.

Lo "nuevo":

1. Música posmahleriana con refuerzos de tubas y trombones (Señor de los anillos).
2. La forma y ubicación de la nave (Archivos X).
3. Los seres antiguos (ver escultura monumental olmeca).
4. Preguntas o situaciones sin respuesta (2001:Odisea del espacio). Pero tranquilos: aquí el formato de las interrogantes es un tanto light, justo para los seguidores de "Avatar".
5. La nave "Prometheus" (Alien 1, 2 y 3).
6. Otros aspectos del monumentalismo del entorno. (Immortals, Wrath of the Titans).

Curiosidades:

1. Los antiguos semejan skinheads a dieta de gimnasio y esteroides. (Sobra decir que son blanquísimos [¡!]).
2. El androide es muy sexy. Yo quiero uno para Navidad.
3. Las mujeres feas (o al menos no deslumbrantes) no existen en esta película.

Resumen:

Hollywood no está inventando absolutamente nada nuevo, pero cada vez lo repite mejor.

Si usted es exigente puede que salga simplemente convencido de que se acaba de entretener muy bien un par de horas.

Si usted no es exigente sentirá que acaba de ver una de las mejores pelis de ciencia ficción de todos los tiempos.


Por cierto, lo aclaro porque algunos me han malentendido: PROMETEO no es un refrito, es una "precuela", pero construido con tantos elementos de ALIEN que bien podría pasar por refrito.

viernes, mayo 04, 2012

¿OBJETIVO NO IDENTIFCADO? (Parte II)

Posibles futuros, EUNED 2009.

La ciencia ficción como arte literario en Costa Rica (a propósito de dos antologías recientes)

Parte II


I. OTRAS (RE)CONSIDERACIONES

En los días desde que expusimos la primera parte de este trabajo, hemos recibido buena retroalimentación de parte de algunos amigos y colegas. Es importante ahora comentar algunas de esas participaciones (1) en tanto enriquecen nuestra visión de la CF y su sitio en nuestro contexto.

El filólogo Benedicto Víquez nos enriquece el concepto de contrato de verosimilitud, advirtiéndo que existe más de uno. Es decir, el contrato ser el que "pertenece a la obra y sólo es válido bajo el contrato de ella misma". Pero también existe el que "estaría compuesto por el contexto real en que vivimos" y "un tercero que sería el verosímil del lector". Este último es también de suma importancia porque de alguna manera define las diferentes lecturas que se dan sobre un mismo texto. Un ingeniero civil de Yokohama, por ejemplo, no va a valorar Stranger in a Strange Land de Heinlein de la misma manera que un estudiante de arte de Florianápolis. Sus diferentes contextos culturales, su inteligencia, sensibilidad, formación y visión de mundo darán, necesariamente, dos lecturas diferentes provenientes de dos verosímiles diferentes. Sin embargo, hay buenas posibilidades de consenso al haber también una realidad única (aunque esta solo fuere consensual). Entonces, es importante recordar que todo escritor juzga desde su verosímil particular pero también dentro de las convenciones comunes a la cultura mundial que, en el mejor de los casos, también serían pseudo objetivas. Y por todo esto, agregamos que dichosamente, es que la literatura queda fuera del ámbito de las ciencias exactas.


El escritor Germán Hernández, por su lado, cuestiona algunas de mis referencias y ejemplos tomados del cine y no de la literatura. Debo confesar que esto es una inclinación espontánea en mi ámbito y verosímil. He visto mucho cine de CF y he leído bastante CF desde la niñez, pero no cabe duda que el acceso a las cintas de CF es más abundante que el acceso a las novelas. Esto no solo por situación particular de discapacitado visual, sino además por la sobreoferta de cine de CF en nuestro medio.

En general, el cine y la literatura se han intercambiado gustos, autores y preferencias con notable regularidad. El primer cine se alimentó de autores como Verne y Wells mientras que más adelante se desentendió un poco más de la literatura para generar un cine de masas muy popular y muy poco serio. Este fenómeno también ha contribuido fuertemente a la trivialización de la CF literaria y a seguir estereotipándola como un género solo para público masculino joven y nada más.

El escritor Juan Murillo, por último, nos llama la atención sobre un texto de Ursula K. LeGuin (2) donde la autora identifica a la CF de "calidad principiante" como una commodified fantasy, es decir, "fantasía mercantilizada". La escritora nos advierte que "se trata de un tipo de mercadería que no toma riesgos y que no inventa nada. Las decisiones morales profundamente perturbadoras son desinfectadas y transformadas en situaciones corrongas y seguras". Por tanto, es evidente que la autora se refiere a la CF fácil, mercantil, de consumo masivo, que no despierta inquietudes, no produce incomodidad ni pretende cuestionar nada. Es el Marte de juguete de Edgar Rice Burroughs versus la Eurasia gris, siniestra y criminal de George Orwell. La primera divierte. La segunda divierte, asusta y pone a pensar.

En resumen, tomamos estos y otros consejos como aderezo a nuestro propio trabajo en beneficio de comprender mejor el tema que nos concierne. Gracias a todos los contribuyentes.

Alerta de aguafiestas: A partir de este momento asumimos que quienes leen estas líneas ya leyeron los cuentos aquí comentados.


I Sing the Body Electric de Ray Bradbury. Portada de la edición original (Bantam Books, 1971). Este fue el primer libro de CF (tenía 12-13 años) que me hizo llorar. No sabía que la literatura tenía ese poder.


II. LA TROPA

Lo "experimental" de esta obra de David Díaz-Arias podría ser la mezcla de dos tipos de literatura tradicionalmente concebidos como antípodas. Por un lado la literatura nacional costumbrista de Costa Rica (pienso en autores como Luis Dobles Segreda) y por otro lado un pequeño thriller de CF.

Sea como fuere, lo digno de notar aquí es que Díaz les saca el jugo a ambas tradiciones y logra un texto homogéneo y bien construido donde la magia consiste precisamente en eso: en darle a un género los ropajes de otro. Si el cuento no estuviese incluido en una antología de CF, el final sería mucho más sorpresivo aun para el lector porque todo nos lleva a pensar que es una aventura de chiquillos tipo Caña Brava, hasta que que el elemento atípico hace su aparición y obliga a una relectura del texto da capo.


Así, desde que el cuento arranca, Arias se aboca a cumplir con los formalismos del realismo tradicional: mini biografía de los personajes, retrato psicológico de cada uno de ellos y uso vernáculo del lenguaje. He aquí unos ejemplos de esto último:

"andar midiendo calles"
"se le soltó la lengua"
"bolis" y "gatos"
"la vara es agarrar por ahi"
(3)
Y las mini biografías mencionadas también cumplen con ese papel de "hacernos entrar en calor" con el personaje como lo haríamos con cualquier cuento de Calufa o de Fabián Dobles:
Quince años después, Mincho casi corre la misma suerte de su progenitor por efecto de una decepción amorosa. Y así, huyendo de ahogarse en el licor y convencido por una hermana que vivía ilegal en Boston, contrató un coyote de Pérez Zeledón que lo llevó a Ciudad Juárez a esperar por dos semanas su tiquete de ingreso a los Estados Unidos. Desde entonces, todo contacto con él se perdió. Nunca llegó a Boston ni se volvió a comunicar con nadie. Quizás el desierto de Sonora se encargó de ahogar de sed a aquel fiel aficionado que cuando niño corría descalzo diciendo que era el goleador de su equipo. (3)
Y es de esta manera en que Díaz-Arias nos prepara (o nos mal prepara) para su desenlace inédito.

Sobra decir aquí que lo que hace que el cuento funcione muy bien es precisamente ese travestismo a que es sometido. El contrato de verosimilitud, si bien muy a derecho, nos oculta la posibilidad de poder predecir el desenlace que nos espera, mientras que los recursos del lenguaje se concentran en el paisaje arcádico (pero con fuerte comentarios social) que Arias ha venido desarrollando.


Es posible que este cuento indigeste un poco al amante de CF dura o a aquellos puristas que creen que no debe haber matrimonio entre géneros. Sin embargo, si está bien escrito, pues vale. Allá los puristas y sus restricciones autoimpuestas.


El auténtico y genuino "pulp fiction", es decir, las revistillas y folletines vendidos hace poco menos de cien años para públicos masivos. El término "pulp" se refiere a la pulpa barata de papel que se utilizaba para imprimir estos textos.


III. SPUTNIK

Si entendí bien lo que me dijo el diccionario, "sputnik" significa "acompañante de la Tierra", o simplemente "acompañante". Excelente título para lo que se va a desarrollar entre Ernesto y Lucía (Jennifer) en los ya lejanos días de 1959.

Sin ir muy lejos podemos afirmar que esta, al igual que La tropa es una obra híbrida donde se conjuga realismo tradicional con CF. Y de nuevo el efecto es positivo. De hecho, la pieza se nos despliega como todo un mostrario de eventos y costumbres de la Costa Rica de hace 50 años. Para un amante de la historia --como es este servidor-- el cuento ha sido un completo confite de sabores. Una vitrina de muchas cosas, y facetas de esa nación ya casi olvidada:
* Juego de pólvora en el Morazán
* Conferencia en el Ateneo de Costa Rica
* Modales sociales de la época
* Mañana de domingo en Ojo de agua
* Comité cívico embanderando las casas
* Reacción de la Iglesia ante el fenómeno científico

* Refrigerio en la Soda Palace, etc.
Todos estos elementos son de gran importancia para cualquier costarricense que ha vivido a lo largo del siglo XX, precisamente porque los ha vivido o de alguna manera han influido en su propia vida. Y, si por el contrario, es un neófito en eso de ser costarricense, pues aquí tiene una vitrina al pasado de su país.

Pero hasta aquí lo del factor histórico porque hay que recordar una vieja realidad: el preciosismo factual y la absoluta verosimilitud histórica no hacen que un texto sea buena literatura. Una cosa es un texto de gran verismo histórico y otra cosa es un texto bien escrito como literatura. Entonces, ¿está Sputnik bien escrito de acuerdo a un contrato de verosimilitud coherente y un uso del lenguaje adecuado? En términos generales mi respuesta es sí. Lo pactado en el contrato no parece contradecir los eventos que se dan, salvo por un detalle: ¿Se habrá realmente eliminado el amor de la escena humana para el año 2107? Yo, personalmente, lo dudo mucho. Y no porque no sea factible desde el punto de vista científico, ya que sabemos que ese famoso sentimiento humano es ante todo una reacción química de nuestro organismo. Lo dudo más por razones sociales. ¿Querremos realmente desembarazarnos del amor? ¿Con todos los beneficicios que trae? Y que no se me llame romántico. También sé que el amor puede ser un infierno a largo plazo, pero en sí, como tal, no creo que lleguemos a querer prescindir de él. Al menos no del todo. Por eso cuando Jennifer (Lucía) está a punto de contarlo todo, a mí se me cae un poco lo verosímil:
Por un instante, estuve tentada a contarle todo y explicarle que, en el futuro al que pertenezco, el amor no existe, el sexo se considera una actividad deportiva más y el matrimonio es apenas un recuerdo de prácticas abominables. (3)
Pues, sí, el sexo ya se considera "una actividad deportiva" por parte de muchos. Y, sí, para algunos el matrimonio ya es "un recuerdo de prácticas abominables", pero no creo que la erradicación del amor sea una de nuestras metas como especie ni a corto ni a largo plazo.

En síntesis, este es un buen cuento con una breve proposición un tanto difícil de creer. Y es difícil de creer precisamente por que el autor nos ha obsequiado con un texto de grandes realidades históricas. Entonces, es solo una manchita, pero se ve grande porqoe el entorno es cristalino.


¡Que difícil hablar de una obra tan importante sin caer en clichés! No deja de impactarme la actualidad que conserva esta gran novela escrita ya hace 60 años.


IV. FLOR DEL CREPÚSCULO

Un crítico en Costa Rica dijo hace unos años algo parecido a esto: "Está mal escrita, pero el tema histórico la hace una buena novela". (¿?) Eso es una falacia de tremendo calibre porque si está "mal escrita" no puede ser una "buena novela". Una buena novela solo puede estar bien escrita. Recordemos un texto tan paradigmático como Lolita de Nabokov. Pocas personas están interesadas en escuchar las tristezas y amarguras de un hombre maduro enamorado de una preadolescente. Y definitivamente, si Lolita no fuese un artificio lingüístico de primer orden con temas, subtemas, símbolos y lenguaje narrativo altamente refinado, entonces habría triunfado tan solo como una curiosidad literaria con ínfulas de porno. Pero no es el caso. Lolita es una gran novela simplemente porque está escrita de manera magistral.

Entonces, ya habiendo aclarado ese punto, debo confesar que, además de estar bien escrito, Flor del crepúsculo es un cuento que seduce por su ternura; porque pone en primer plano lo que somos: el ser humano. Y es que a veces es muy fácil olvidar las palabras del sabio cuando dijo "La literatura es la forma más completa de estudiar la naturaleza humana" (4). Incluso la CF más "dura" sigue siendo una historia sobre seres humanos o sus sucedáneos. Ese ha sido el éxito de autores como Dick, Asimov, Orwell o Bradbury; escritores que han sabido desde siempre que hacer literatura (aun de CF) es básicamente hablar de la naturaleza humana.


Pues aquí está Flor del crepússculo para recordárnoslo. Un hermoso cuento con el que cierra estos Posibles Futuros hacia otros derroteros.

Sin embargo, no sería justo pasar por alto algunos problemas que se evidencian en el texto. Uno de ellos, quizás el más fuerte, es la sobreeplicación:
Cerca de la puerta se apilaban los periódicos viejos de los antiguos días, cuando aún el mundo rebosaba vida y los seres humanos convivían en civilizaciones prósperas. Al otro lado, cerca de los escasos montones de ropa que habían logrado conservar, descansaba el único aparato que aún funcionaba. (3) [El resaltado es nuestro].
La aclaración, además de cliché, es completamente innecesaria. Ya sabemos que estamos en un mundo al límite y que no es aquel que "rebosaba vida". También se evidencia que el aquí y el ahora del cuento no corresponden al momneto en que "los seres humanos vivían en civilizaciones prósperas". Y es prescindible, además, porque todo lo contenido en la explicación lo vemos desfilar ante nuestros ojos en un "flashback" que el protagonista tiene más adelante. ¿Entonces? Parece ser una antelación de información, un avance, que más bien daña la tensión del cuento porque devela innecesariamente parte de la intriga.

Otro problema del cuento, aunque no tan notable como en otros textos y otros autores, es el "cualismo". Así llamo yo al hábito muy costarricense de maquillar el discurso escrito tratando de sustituir las palabras "que" y "quien" por "el cual", "la cual", "los cuales", "las cuales". Por ejemplo, en lugar de decir, "Hoy hablará Fulano de Tal, quien es uno de los miembros de...", el inflonazo pseudoliterario dirá: "Hoy hablará Fulano de Tal, el cual es uno de los miembros de..." etc. En el cuento de marras solo aparece dos veces:
"...tormentas eléctricas, las cuales Pablo había aprendido a percibir con la sutileza de un animal de campo".

"...posiblemente un perro, el cual habría merodeado la zona en las últimas ocho horas".
Entonces, apareciendo apenas un par de veces en este cuento el "cualismo" no es realmente un problema, pero en Objeto no identificado, otro texto de la misma autora, el recurso aparece no menos de siete veces, transformándose, ahora sí, en un problema de estilo.

Parece que a estas alturas he caído en una especie de contradicción. ¿No era que si el cuento no está bien escrito entonces no es un "buen" cuento?... Y sin embargo, es un buen cuento.

"¿Me contradigo?", espetó Walt Whitman, "Pues bien, ¡entonces me contradigo!"


Perdidos en el espacio, la serie televisiva de CF más taquillera de los años 60. No la mejor. Pero sí la más taqillera. Este fan no se perdía ni un solo capítulo, donde además de disfrutar del programa, suspiraba por su primer amor platónico. (Pista: no son el robot ni el Dr. Smith).


V. LOS TÚNELES DE LA MEMORIA

Este cuento empieza con una oración breve pero contundente: "No es humano". A partir de ahí el cuento gira en torno a contarnos por qué este no-humano no es humano y por qué desea serlo. Lamentablemente, ya se ha tendido la trampa del rechazo y a lo largo del texto no logramos "conectar" ni psíquica ni afectivamente con Tomás, el protagonista. Y no es solo por la afirmación inicial sino que el texto, a partir de esa premisa inicial, sigue ampliando el espacio psíquico entre el lector y el personaje. Tomás no solo es no-humano, también percibe a los de su porpia especie como grotescos:
AG lo había reclutado hacía bastante tiempo para que se uniera a uno de los equipos de elite de investigación. La repulsión que sintió Tomás esa vez sigue siendo la misma que siente ahora, al vislumbrar las patas torcidas de AG y su tonta manera babosa de hablar y de mojar todo a su paso. (3)
AG, evidentemente, es el jefe de Tomás, pero sólo este último tiene un nombre culturalemente identificable como nuestro, propio de nuestra humanidad. AG, en cambio, podría ser cualquier cosa (aunque sepamos por la descripción de Tomás que se trata de uno de su misma especie). Sin embargo, las siglas no hacen más que ayudar a hacerlo sentir alienígena. Así, los tres personajes del cuento quedan escalofonados de la siguiente manera: AG es alienígena; Tomás es alienígena que quiere ser humano y el cerebro de Pilar, la mujer muerta, es lo humano que queda entre ellos.

Así, a lo largo del texto, las alusiones y comentarios de quien narra sirven constantemente para alejar al lector de cualquier posibilidad de empatía hacia Tomás, y por el contrario, evocar con cierta nostalgia el mundo de Pilar que ya no existe:
En las historias que había oído, se contaba el viaje de los hombres al centro de la tierra, y su conversión paulatina en roedores humanos que terminaron olvidando el mundo que había existido arriba. Mantuvieron la inteligencia, pero perdieron la memoria de lo que fueron.(3)
Como se evidencia, la historia de los "roedores" tampoco está narrada desde la perspectiva de los roedores de ese momento en la historia sino desde la perspectiva "humana" de muchos siglos atrás. O dicho de otra manera, la narradora no logra desligar a su personaje de la visión de mundo de la misma autora.

El texto cuenta además con otras o similares inconsistencias. Por ejemplo, la narración habla de pintura (ese era el oficio de Pilar) y menciona el oficio como tal, aunque Tomás careciera del vocabulario para describirlo (una muestra mas de cómo la narradora se posiciona del lado humano en detrimento de una posible empatía con su personaje).
 

También queda un misterio por resolver. ¿Por qué investigan cerebros de seres muertos miles de miles años antes? ¿Simple curiosidad científica? ¿Buscan algo en particular? Y si es así, ¿por qué Tomás le esconde a AG sus hallazgos siguiendo un registro doble? ¿Qué es lo que hay que esconder y qué es lo que hay que revelar? La tecnología que demuestran tener estos seres humanos del futuro es muy avanzada, así su propósito al escarbar viejas memorias del pasado debe ser de algún particular interés para el texto, sino es que lo describe de lleno. Estos cabos sueltos ayudan mucha a que el contrato de verosimilitud propuesto por la escritora no sea exitoso. Y ese es el tema de fondo: la propuesta de Los túneles de la memeoria es el de un topo humano del futuro viendo y analizando el cerebro de una ancestra, pero lo que nos da a cambio es un ser humano femenino analizando un ornitorrinco. La autora nos invita a ver la casa-mundo en que vive Tomás, pero no nos deja entrar en él.

Además del incumplimiento de contrato de verosimilitud, hay otro aspecto en este cuento de Casasa que llama la atención. En algún momento Tomás asciende a la superficie para ver el mundo por sí mismo. Esta era una excelente oportunidad para describir la superficie usando metáforas, tropos, símiles y todo lo que se le pudiera occurrir a la autora para pintarnos un mundo desolado, triste, ajeno y hostil; algo que habría logrado un quiebre psicológico fuerte tanto en el lector como en Tomás... pero se desaprovechó. Los recursos formales del lenguaje se quedaron pues, en la medianía descriptiva.

Termino este comentario haciendo hincapíe en que no estamos hablando del conjunto de la obra de Laura Casasa sino tan solo uno de sus cuentos. Uno
que, lamentablemente, no nos convenció, pero también es cierto que una golondrina no hace verano. Es importante conocer toda la obra de la autora si queremos emitir un juicio más objetivo. Y ella, dichosamente, está joven y en plena producción.


Lo leí recientemente en el 2010. Sin parecerme una genialidad, lo disfruté bastante, pero algo me llamó la atención: el tema central es la revaloración de la moral humana por medio de la liberación de todos los prejuicios sexuales, y sin embargo, apenas se mencionaba algo de la homosexualidad. Luego descubrí que el editor de Heinlein le expurgó once páginas al texto eliminando el tema de marras. Esto le da más fuerza a la opinión de LeGuin de que la literatura de CF es "desinfectada" para que solo aparezca en ella la "commodified fantasy" que ella denuncia.


VI. LA ONCEAVA GENERACIÓN

Con este cuento, Antonio Chamu contribuye en algo a lo que Phillip K. Dick llamaba la desfiguración conceptual. Ciertamente no es un gran hallazgo y ciertamente tampoco es fundamentalmente original, pero sí lograr crear lo que el mismo Dick llamaba "una nueva variación sobre otra [idea original] anterior". En efecto, el texto en cuestión logra atrapar nuestro interés hacia un viejo tema utilizando, primordialmente, astucia lingüístaica. Y eso ya es mucho decir.

Para ningún lector (avanzado) de CF resultaría nuevo ver una sociedad robótica buscando mejorarse por medio de ediciones y generaciones nuevas (HELLO, TERMINATOR!!). Eso está en nuestra literatura desde que Karel Capek caminaba sobre la faz de la Tierra. Pero lo que sí puede cambiar es el tratamiento. Y aquí es donde el autor de La onceava generación sale airoso.

El primer párrafo del cuento es un banquete sensorial, especialmente para la vista y el oído literario:
Repentinas nubes negras brotaron y corrompieron los cielos hacia el amanecer. Varios relámpagos activaron los sistemas de seguridad en diversas secciones urbanas a lo largo de la ciudad costera Galatea. Esta metrópoli se extendía más allá de lo que la simple vista era capaz de percibir en la superficie, y hasta veinte kilómetros por debajo del océano Atlántico. Su belleza se hallaba en los diseños de los edificios, carentes de líneas rectas, que dominaban los bosquejos inspirados en la naturaleza marina o en fractales matemáticos. La distribución en anillos concéntricos de la ciudad era visible desde el espacio. Una imponente construcción, observable desde cualquier puntode la urbe y parecida a un caracol, era el centro medular de Galatea. Era el museo más detallado jamás concebido. (3)
Aquí nos describe la ciudad Galatea casi como el paisaje de un surrealismo controlado, un oxímoron de belleza que incorpora la alta tecnología a la alta estético. Y luego, en el segundo párrafo, agrega elementos sonoros que nos hacen el paisaje aún más vívido y nuevas pinceleladas de color. Nótese como en medio de estas descrpiciones va entretejida la misma narración de los hechos:
La lluvia matutina continuó por una hora. Sin previo aviso, un estruendo más fuerte que un trueno estremeció el sector oeste de la ciudad. Destellos color púrpura se irradiaron en todas direcciones por un segundo. Los generadores iónicos aledaños y los precipitadores de plasma se apagaron en respuesta a un aumento inesperado de la actividad magnética en el área. En breve, varias manzanas de edificios perdieron la energía.(3)
A estas alturas, el lector ya está inmerso en el texto gracias a los detalles sensoriales que le hacen posible imaginarse este mundo. Acto seguido, el narrador nos lleva a conocer el primer personaje:
Alrededor de las ocho de la mañana, un llamado de emergencia activó al modelo médico Doc 406, un androide de octava generación que se encontraba sentado en el interior de una empolvada oficina diseñada como consultorio. Los muebles y decorados a su alrededor eran de apariencia austera, pero clásica para un sanatorio: un par de sillas forradas en piel sintética y un escritorio de caoba labrado con motivos griegos; en un extremo, dos camas de estructura tubular y varios monitores de control. Sobre una de las paredes colgaba una fotografía amarillenta donde se apreciaba a Doc 406 estrechando la mano de un anciano hindú, y una leyenda escrita a mano que decía: “Con el mayor agradecimiento por salvar mi vida…” (3)
El autor nos revela las funciones y naturaleza de este personaje no hablándonos de él o de su generación propiamente dicha, sino narrándonos su entorno. El consultorio y su decorado están hechos para minimizar la condición robotil del "Doc 406"; los muebles son human friendly, si se quiere, ("un escritorio de caoba con motivos griegos") y todo queda finalmente resumido en la fotografía donde el robot recibe el agradecimiento de "un anciano hindú". En síntesis, un mundo cibernético creado por los humanos y cuidado y mantenido por sus descendientes artificiales. Aquí, pues, queda descartada la rebelión robótica tan cara a la acción/violencia disfrazada de CF. No se trata de superar a los humanos sino de perpetuar su legado. Y esto, el autor nos lo ha relatado usando apenas los recursos de la descripción narrativa.
 
Más adelante nos enteramos de que todo este escenario ha sido construido con el propósito previsto: servir de telón de fondo a la trama que evoluciona, efectivamente, en el sentido que habíamos supuesto: los seres cibernéticos desean perpetuarse por medio de sus propios amos.

Es indispensable enfatizar que los recursos formales del lenguaje (en este caso, los descriptivos) están todos alineados en función de reforzar la idea detrás del cuento: la sociedad robótica y su visión de mundo, es decir, su propio verosímil. No hay aquí rupturas ni gazapos evidentes que atenten contra la unidad ideológica (semántica) del texto y su propuesta formal.

En resumen, el tema de las razas robóticas perpetuándose tras la extinción de sus creadores no tiene nada de nuevo, pero Chamu nos lo cuenta de tal manera que lo queremos volver a escuchar.


The Martian Chronicles (1950), de Ray Bradbury. Posiblemente uno de mis libros de CF predilectos. Lo leí de niño (no recuerdo el año) y luego de nuevo en los 90. La segunda lectura influyó mucho sobre El más violento paraíso (2001), que estaba escribiendo por ese tiempo.


VII. FRENTE FRÍO

"Desembarcaron sobre madera congelada..." Con estas palabras arranca el cuarto párrafo de este cuento de Jessica Clark. Un cuento policultural que abarca ingleses, noruegos, peruanos y quizás hasta costarricenses. Este tipo de relato, fuera del contexto habitual de quien lo escribe, puede resultar exitoso o ruinoso dependiendo de cómo se trate el material por contar. Dicho de otra manera, si vamos a hablar de Noruega, más vale que sepamos algunos detalles culturales mínimos. Sin embargo, es importante destacar que si bien el autor tiene que saberlos, (y, por supuesto, usarlos) eso no significa que tenga que explicarlos. Eso último, averiguar que es un fjord, un iglu o una parka es deber del lector, no del del narrador.

Vale la pena detenerse aquí para analizar aquí un poco de lo que yo llamo cultura vergonzante. La cultura vergonzante se refiere a un tipo de sociedad humana, por lo general una nacionalidad, que se siente culturalmente inferior ante otras más "exitosas". Pienso, por ejemplo, en la cultura costarricense frente a la rusa. No hay duda de que la diferencia existe y que Rusia ha dado a las artes y las ciencias en particular grandes contribuciones mientras las nuestras han sido más que modestas. Pero eso no significa que el escritor costarricense deba comportarse como un temeroso alelado en presencia de lo ruso. Y sin embargo, lo hace: en nuestros primeros trabajos literarios en el siglo XX los autores locales insertaban en su narrativa glosas y explicaciones para "el amable lector extranjero" donde explicaban nuestras minucias lingüísticas. De igual manera, todavía en el año 1999, el escritor local Carlos Cortés afirmaba en La Nación que él deseaba convertir a San José en una ciudad tan literaria como París o Buenos Aires. Empero, en esa misma reseña Cortés cita a su esposa diciéndole, "Bueno, ya estás en París; ya no hay excusa para que no escribás tu novela" (cito las palabras de María Lourdes Cortés de memoria). Y más adelante, cuando ya tenemos Cruz de olvido en nuestras manos, ocurre otro acto propio de la cultura vergonzante. El autor habla de la Cruz de Alajuelita y se detiene a explicarnos qué es ese monumento como si el lector fuese, necesariamente, extranjero. Cierto que Cortés siempre ha ambicionado tener un público meta internacional, pero trata de logarlo falseando (¿internacionalizando?) su entorno costarricense. Evidentemente un escritor argentino no se detiene para hacer oratoria turística sobre la Avenida 9 de Mayo ni el ruso para explicar qué son el Almirantazgo o el Ermitage. Ellos simplemente actúan (o más bien, sus personajes actuan) en el contexto dado y punto. La explicaciones tipo GeoPlanet son tareas para el lector, no para el autor (5).



Y así Jessica Clark nos inserta en un texto que bien podemos llamar un thriller ecológico que nos lleva de Noruega a Canadá y luego a Costa Rica y por último de nuevo a Noruega. La autora no solo maneja el léxico de las cosas habituales en dichas zonas (ya mencionadas arriba) sino además un conocimiento claro y preciso de la ecología mundial y su posible evolución en el futuro. Me apresuro, sin embargo, a aclarar que estos conocimientos no son suficientes para crear un buen cuento de CF, pero en definitiva ayudan a construir un versosímil sólido, creíble y disfrutable.
 

Otra particularidad de Clark es el anglicismo subyacente en muchas de sus frases y oraciones (6). Esto, claro, es común en las personas bilingües, pero es necesario controlarlo al punto de que no entorpezca la naturalidad de nuestro castellano. Aquí dos breves ejemplos:
Pero Cobb no sabía cuándo parar.
...un acontecimiento completamente casual.
Es cierto que hay mucho anglicismo en el español costarricense que se inserta con tanta rapidez que ya es difícil determinar cuándo sigue siendo anglicisimo y cuándo ya es español, pero bien vale la pena mantenerse alerta para que nuestra narrativa no sufra artificios como los que vemos frecuentemente en Facebook: "¡Has hecho mi día! ¡No puedo esperar por tí! ¡Esa es la actitud!"


Ciertamente hemos utilizado el texto de Jesscia Clark para hablar tanto de él como de otras cosas, pero es que en este cuento realmente no hay mucho que decir salvo que es una rica muestra de buena literatura de su género. La trama es impecable, el argumento invita a seguir leyendo, el vocabulario es preciso y oportuno y el texto está bien escrito. Y por bien escrito me refiero a cosas como esto:
Pero la mujer no fue indiferente al aventurero misterioso. Su mirada se endureció al verlo y por un momento se irguió en atención sobre su equipo, como una delicada bestia salvaje confirmando el peligro en el aire.
¡Enhorabuena, señora Clark!


Time of the Great Freeze de Robert Silverberg. Publicada originalmente en 1963, esta obra resultó ser la primera novela "adulta" que leí en mi vida, y también mi primera novela de CF. Yo la leí por ahí de los doce años, jamás imagnándome que me estaba leyendo a un maestro del género.


VIII. COLOFÓN CUASI PELUCHE


Desde que recuerdo he sido un amante de la CF. No sólo porque divierte como pocos géneros lo hacen, sino además porque las posibilidades imaginativas y creativas son casi infinitas. Por eso siempre me dolió ver que en mi país natal casi no se se practicaba del todo; y además, el solo hecho de mencionar la CF hacía que algún crítico y/o escritor torciera la nariz para arriba como si tuviera el olfato muy cerca de otras partes de su propio cuerpo.

Como bien dice el refrán, "la gente cree que uno es tonto (o que no tiene memoria)". Esos mismos criticones que aseguraban que La ruta de su evasión, de Yolanda Oreamuno, era una novelucha de segunda (7), también decían que la CF NO ERA literatura. Pero "para justicias el tiempo", si es que estamos en baratillo de refranes ☺.



Desde comienzos de este siglo se ha venido dando en Costa Rica un fuerte movimiento de CF que pronto alcanzará su madurez y quizás nos dé, incluso, algunas glorias literarias. Yo vivo con esa esperanza. Y es con eso en mente que me he dedicado estos días a comentar las dos antologías de CF costarricense de la EUNED. Ambas son un genuino esfuerzo en pro de que la CF no sea más tan solo un deporte ocasional dentro de las letras nacionales. Que adquiera firmeza y constancia. Y por sobre todo, que sea de calidad. Obviamente todavía hay mucho camino por andar, pero se llegará, estoy seguro, a buen puerto cuando el tiempo sea propicio.

Por todo esto he decidido no engrosar las filas de los escritores nacionales que callan ante este esfuerzo y más bien trato, con buen o mal resultado, de apoyar a mis colegas; ya sea con comentarios, con motivaciones o con palabras ácidas, pero aquí estoy, tratando de que el esfuerzo común dé eventualmente sus buenos retoños.


Sigue Objeto no identificado, la segunda antología. Un trabajo de recopilación quizás menos lograda que esta primera, pero que también contiene algunos trabajos muy valiosos.

Si algún amante de CF en Costa Rica quiere ayudarme en esta mini empresa, mucho hará comentando esta entrada. Dándonos su punto de vista, sus consejos y también sus comentarios sobre cosas en las que no están de acuerdo con mi perspectiva. Y sugiero que lo hagan aquí, en el blog, porque ya sabemos que todo lo que se hace en Facebook es flor de un día. Y eso es prescisamente lo que no quiero... no queremos que pase con la CF de Costa Rica.





NOTAS:

(1) Participaciones que el lector puede encontrar en los comentarios a la primera parte de este trabajo.
(2) Ursula K. LeGuin, Tales from Earthsea, Harcourt, 2001. Prólogo de la autora.
(3) Todas las citas están tomadas de Posibles Futuros, EUNED. San José, Costa Rica, 2009.
(4) Invertí más de dos horas buscando el nombre del autor de la cita y no lo pude encontrar. Se los quedo debiendo.
(5) La excepción vendría a ser cuando estamos haciendo una evaluación de tipo histórico en el texto; es decir, cuando es adrede.
(6) En su momento, mis amigos me llamaron la atención sobre esta misma particularidad, especialmente en El más violento paraíso. Tuve que someter el texto a una fuerte dosis de españolización. Y aunque me queda algo de eso, creo que ya no es lo suficiente como para entorpecer mi castellano.
(7) Porque a como tuve a don Quincho Gutiérrez de profe en la UCR, también tuve a esos mediocres que se decían buenos profesores de literatura.