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domingo, julio 26, 2009

PUTAS, DELICIAS Y CATAMITAS


La prostitución fue muy común en el Imperio Romano. Había una gran cantidad de tipos de prostitutas y conforme a su estatus social o a su especialidad cambiaba el nombre. Para designarlas o identificar su rango, hubo pues más de cincuenta palabras. Veamos algunas:

1. Delicia:
En Roma, una delicia, más que una prostituta, era una querida, una amante mantenida por un hombre casado (y generalmente rico). A veces también se la llamaba “amiga” o “amiguita”.

2. Famosa:
La famosa era una mujer soltera que no ejercía el celibato. En sentido estricto, ni la delicia ni la famosa eran prostitutas ya que no cobraban por sus “servicios”. Eran simplemente chicas juguetonas y liberadas.

3. Meretriz:
Su nombre viene del verbo “merecer”. Es el tipo de prostituta más cara. Es independiente y vive en un entorno de lujo y esplendor.

4. Prostituta:
La palabra en latín proviene de “pro + instituirse”, y se refiere a la prostituta que se “instituye” o estaciona ante la puerta del burdel a esperar clientela.

5. Togatta o togada:
Prostituta de bajo rango que en tiempos de la república era obligada a usar toga (al estilo masculino) no llevar velo y andar descalza. (Es decir, era obligada a parecer un muchacho. ¿Razón?)

6. Pellejo:
Una de varios tipos de prostitutas que eran obligadas a diferenciarse de las matronas respetables por medio de una piel de animal, elemento que solían colgarse del cuello o la faja.

7. Lupa:
Literalmente “loba”. Prostituta que se identificaba con una piel de lobo. De lupa salió la palabra castellana lupanar. La lupa procedía originalmente de un culto sagrado donde se ejercía la prostitución ritual, (recuérdese que según la tradición romana una loba había amamantado a los gemelos Rómulo y Remo, y estos luego habían sido adoptados por una prostituta y su marido labrador) pero una vez desaparecido el culto, las mujeres del mismo devinieron en rameras comunes y corrientes.

8. Zorra:
Otro tipo de pellejo. Esta lleva una piel de zorro.

9. Pesetaria:
La pesetaria era la prostituta callejera que cobraba una peseta, una moneda de poquísimo valor. Su rango era prácticamente la base de las pirámide prostitutil.

10. Feladora (o felatriz):
La prostituta que se especializaba en felar (sexo oral).

11. Catamita:
Este es un hombre, un efebo (generalmente de 10 a 20 años) y los había de dos clases extremas: los callejeros y los mantenidos como delicias. Catamita viene de “Catmus”, Ganimedes en latín. (Por cierto, el nombre en castellano es Ganimedes y no Ganímedes como es tan frecuente ver).

12. Hieródula/ hieródulo:
Estas personas servían en un templo como esclavas y esclavos o como sacerdotisas y sacerdotes. Casi siempre, según el culto y el dios de turno, se dedicaban a la prostitución religiosa. Las hieródulas más comunes fueron las de los templos de Ishtar y de Inanna. En Babilonia, toda mujer de la ciudad debía ejercer este papel (por un precio simbólico) al menos una vez al año, como gesto de hospitalidad con los extranjeros. (Como se puede ver, el sexo turístico no es nada nuevo). ;)

13. Coribantes o gallos:
Los coribantes eran muchachos castrados que ejercían el papel de sacerdotes de alguna versión de la Gran Diosa Madre. Muchos de ellos ejercían la profesión de prostitución ritual como parte de su culto. Claro está que al ser emasculados solo podían atender a la clientela masculina. Los coribantes de la diosa Cibeles de Frigia, llamados gallos, llegaron a Roma hacia el 200 a. C. Podían ejercer su culto en Roma pero no podían “reclutar” ciudadanos de la república. Según una tradición, su nombre se debe a que usaban yelmos de cresta roja.

El puritanismo machista de los romanos de la república se refleja en la ley. Una matrona respetable no podía salir de casa sin usar una estola y un velo que la cubriera bien de pies a cabeza, mientras que la togatta era obligada a usar una túnica (que muestra muy bien las piernas) no llevar velo e ir descalza. Esto le daba una apariencia andrógina un tanto sospechosa, pero mejor dejemos eso ahí.

Muchos patricios se escandalizaban de que las mujeres “decentes” se maquillaran, se arreglaran el pelo o salieran de casa sin la vestimenta prescrita por ley, pero en días de calor, cuando la canícula asfixiaba a los romanos, muchos caballeros de altísimo rango andaban por su casa desnudos y abanicándose con algún viejo papiro. Y en cuanto a los jóvenes, imitaban la costumbre griega de andar por la calle desnudos, solo con una clámide echada sobre los hombros.

Sin embargo, para la época de Elagábalo (204-218 d. C.), en cuanto a cosméticos y pelucas, un hombre ya no se distinguía de una mujer. La moda “unisex”, aunque no alentada, era medianamente tolerada por los romanos; siempre que no se pasara de la raya, y ese fue, precisamente, el límite que nuestro joven emperador siempre ignoró.
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martes, julio 07, 2009

CONTRADANZA


―As I have trod rumorous midnights, too.
— Hart Crane —

Me decía que su casa estaba
lejos,
ya no sé dónde.

Si hubiera dicho que Puerto Montt
o Aquisgrán
sería indistinto para lo que me
queda de recuerdo;
un cuerpo desnudo, como el suyo,
no tiene otro domicilio sino
yo mismo.

Y esa noche,
hospedado en el vino
bailaba constantemente junto a la ventana.
El overol y el calzoncillo en el asiento
me recordaban a Mille e tre,
a los obreros adolescentes en
los cuartuchos de Verlaine;
Lucien Létinois volteando paja
en una pequeña granja del sur.
[1]

Si yo recordara de dónde es,
podría quizá prejuiciar el recuerdo con
el danzón, el trepak o la milonga;
pero no recuerdo su origen
al igual que siempre he supuesto
que lo suyo / era una contradanza,
un baile deshaciendo los pasos hechos;
una forma de viajar hacia atrás
en el amor o la caricia,
como esa noche
junto a la ventana.

Un beso leve en el vaso de licor
que yo sostenía
y luego otro en la pequeña boca;
apenas un suave contacto de labios,
apenas una caricia
sobre la humedad del vino.

Volvía a su danza en medio de las
cobijas y la ropa esparcida,
hasta que horas después,
como un gato ebrio,
se acostaba exhausto sobre mi pecho
a dormir.

Y esa madrugada,
mientras él maullaba suavemente
sobre el lomo gris de la soledad,
yo cerré la puerta por última vez.

_____________________________
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[1] Tras la excarcelación y el abandono de Rimbaud, Verlaine se enamoró de otro joven muchacho, Lucien Létinois. El poeta compró entonces una finca en el mediodía francés y ambos se dedicaron a vivir como granjeros. Pero con tan mala suerte para el escritor, que el chico, a los pocos meses de iniciado su bucólico idilio, contrajo tifoidea y murió en los brazos de Verlaine. De ahí en adelante el poeta se dedicó a vivir el resto de su vida borracho en un putero de París.
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Tomado del poemario ÁNGELES PARA SUICIDAS de Alexánder Obando, en prensa.

miércoles, julio 01, 2009

LA ÚLTIMA AUTOPSIA AL REY DEL POP

Los Ángeles. AP.

La cuarta autopsia al rey del pop Michael Jackson ha concluido en una gigantesca sorpresa para la comunidad científica de Los Ángeles.

Enterrado dentro del vientre del cantante, específicamente alojado entre los músculos del diafragma y del intestino delgado, se ha encontrado a un niño vivo. El pequeño, de unos diez años pero extraordinariamente delgado, se encontraba en estado de coma. Sin embargo, tras muchos esfuerzos, los científicos del Centro Médico de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) lograron reanimar al jovencito.

Una fuente anónima relató a miembros de la revista Scientific Today que el niño se encuentra en condición estable y ya recobró plenamente la conciencia. Afirmó llamarse Michael Jackson de Gary, Indiana, y que no recuerda nada desde setiembre de 1972 (esto cuando al niño se le informó que se encuentra en el año 2009).
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Algunos medios han difundido la noticia con más información de otras fuentes anónimas. La revista Vanity Fair asegura, por ejemplo, que el joven Michael relató al equipo de médicos a cargo suyo los ultimos recuerdos que aún conserva. Dice haber estado cantando la canción “Ben” en los estudios de la Universal cuando fue viciosamente agredido por una rata gigante y de pestilemcia insoportable. La víctima afirma haberse defendido como pudo pero que el gigantesco roedor logró finalmente inmovilizarlo y se lo tragó de una pieza, tal cual suelen hacer las grandes serpientes.

Las mismas fuentes han afirmado que tras la extracción del cuerpo del niño del cadáver de Jackson, este ha empezado a echar una espesa pelambre y a emanar un tufo verdaderamente ofensivo. Al preguntársele a un médico si ello se debe a la descomposición natural del organismo, el galeno respondió que el olor no era de carroña sino de rata de caño. Otros médicos declinaron opinar al respecto.
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