SEGUIDORES

domingo, diciembre 20, 2009

CRETA Y LESBOS, LAS ISLAS MÍTICAS, y un cierto arquetipo de Platón (Una historia sin final feliz)



Zeus, padre de los dioses olímpicos, se enamoró de un jovencito llamado Ganimedes [1], príncipe de Troya, hijo del rey Tros y de la ninfa Calírroe. No pudiendo contener más su pasión, el Padre de los dioses se lanzó a la cacería y asumiendo la forma de una águila gigantesca secuestró al chico una mañana en que este se encontraba pastoreando en las colinas cercanas a su hogar. En virtud del alto rango del muchacho, Zeus se vio compelido a resarcir a Tros con una vid de oro (obra de Hefestos) y dos bellos corceles. Así nació lo que la historia occidental conoce como el caso más sonado de pederastia en la antigüedad. Sin embargo, esta versión, la más común hoy día, no era la que estaba en boga en el 400 a. C. Los griegos clásicos no cesaban de afirmar que la homosexualidad, viérasele como se le viera, era un producto original y exclusivamente cretense (a pesar de su éxito posterior como moda sexual en todo el mundo heleno). La leyenda que ellos narraban daba al Padre de los Dioses un papel más comedido, donde solo se limitaba a ordenar al rey Minos que tomara al adolescente como su amante. Así pues, Minos secuestra a Ganimedes, recompensa a Tros con obsequios y se lleva a su nuevo amiguito para Creta donde vive felizmente con él. El mito no cuenta cómo reaccionó Pasifae, esposa de Minos, ante todo esto, pero es más fácil imaginársela engañándolo con un toro a partir de las múltiples infidelidades del rey.

A pesar de ser Creta la cultura madre de los griegos de Perícles y Solón, la isla gozaba en su época de muy poco prestigio entre los helenos. Los cretenses eran tenidos por concupiscentes y borrachos, amantes del sexo con muchachitos y perezosos en el habla. Todo era probablemente cierto, pero hay que decir a su favor que estos términos también definían a buena parte de la población griega rural. En Arcadia, Tracia y Beocia la situación no era muy diferente. Por eso, cada vez que un ateniense se metía en líos por andar en romances con un chico, culpaba a los pobres cretenses, que es bueno decirlo, no tenían nada de culpa en el asunto. Para los hijos de Creta, las relaciones humanas eran más naturales y espontáneas que en la rígida y pomposa Atenas. Si un hombre se enamoraba de un muchacho de 12 o más años, los padres recibían de él una especie de “aviso de rapto”, y el día convenido se presentaba en la casa de sus suegros para ser cuestionado por estos. Si se le consideraba un pretendiente digno de su hijo, el hombre se llevaba al muchacho y desaparecía con él a vivir en el bosque durante dos meses completos. A la vuelta, el adolescente debía traer consigo una copa, una pieza de armadura y un buey [2], prueba de que la relación estaba consumada. Los atenienses, por su parte, veían esta costumbre como bárbara y primitiva porque para ellos el hombre debía seducir al chico por medio de la palabra [3], y luego, si el muchachito se dejaba seducir, debía ser como sacrificio en “agradecimiento” a las atenciones y enseñanzas del hombre, es decir, la paideia en todo su esplendor. El muchacho debía mantenerse de pie, no ver al hombre directamente a la cara y no permitir jamás el sexo anal. (Si lo hacía, corría el riesgo de perder su ciudadanía, es decir, su condición de “hombre [4]). El pobre amante debía satisfacerse interfémora y no esperar del chico ningún otro tipo de retribución. Las leyes atenienses en este sentido eran tan rígidas que un historiador contemporáneo ha comparado a la Atenas clásica en su conducta sexual con la Inglaterra victoriana. Y lo que es peor, este código de conducta ciudadana para los hombres y muchachos refleja, con toda claridad la profunda misoginia de los atenienses. Para ellos el sexo anal era conducirse como una mujer, es decir, “como un ser inferior”; mientras que en el caso de los cretenses —hay que recordarlo— había todo un sustrato cultural prehelénico donde las relaciones humanas parecían haber sido mucho más igualitarias. Algunos antropólogos contemporáneos afirman, incluso, que la mujer cretense tuvo una posición de poder en su sociedad. Por esta razón los cretenses no veían con mala cara el sexo anal entre hombres, precisamente porque no había prejuicios en su cultura contra lo femenino en el eros, ni contra lo femenino en general.

Platón padecía de sentimientos de culpa por su homosexualidad. En el Fedro trata de justificar las relaciones con sus alumnos por medio del mito de Ganimedes, pero más adelante, en Las Leyes, fustiga la sodomía llamándola “un nefasto invento de los cretenses”. Esto no habría tenido mayor trascendencia de no ser porque la filosofía platónica, eventualmente, se diseminó por todo Occidente, dando cabida a la cultura patriarcal de censurar tanto al homosexual como a la mujer. Ya nadie recordaba, para inicios del cristianismo, el papel importante e igualitario que habían tenido siglos atrás tanto las mujeres como la gente gay en general con respecto al hombre heterosexual.

Esta historia no puede acabar sin antes mencionar otra isla mítica, en este caso Lesbos, patria de la poetisa Safo y hogar de una escuela para muchachas que, según la historia, tuvo mucho éxito en su tiempo. Lamentablemente la escuela decayó y desapareció tras la muerte de su fundadora. Lesbos es tenida en Occidente como el hogar del lesbianismo porque se dice que Safo era amante del amor entre mujeres y en su escuela las muchachas tenían espontáneamente relaciones con sus amigas cuando lo quisieran. Una suerte de paraíso que recordaba, aunque remotamente, el paraíso perdido de Creta.

Estas dos islas, cunas míticas de lo gay/lésbico, se encuentran en lo que Homero llamaba “el mar de aguas oscuras como el vino”, es decir, el Egeo, el mundo que ha creado muchas de las más brillantes ideas y muchos de los más monstruosos prejuicios. O para decirlo de una manera oximorónica: un mundo totalmente dionisiaco.

______________________
[1] Significa: “el que se regocija en la virilidad” (se entiende que de otros). Aunque Robert Graves vino a lanzar la manzana de la discordia al afirmar que se debe interpretar como “el que se regocija en su (propia) virilidad”, aludiendo a los desposorios de un hombre con una mujer.
[2] Obviamente el “affair” le salía caro al pobre enamorado.
[3] No podía ser de otra manera en una sociedad tan obsesionada con el logos.
[4] Vale recordar que para un ateniense antiguo la ciudadanía lo era todo. No ser ciudadano equivalía a la condición de paria social, es decir, casi un esclavo.

lunes, diciembre 14, 2009

COSTA RICAN LIT: MOVING OFFSHORE?



ADIOS (OTRA VEZ) A LA LITERATURA NACIONAL(ISTA)
m
o lo que es lo mismo, nuestra literatura nacional ya se mueve “Off-shore”
m
Cuando a principios de 2009 el jurado de premios nacionales, Gabriel Baltodano, expuso ante la prensa los razonamientos por los que en el 2008 el Premio Nacional de Cuento había quedado desierto, no solo manifestó el razonamiento de ese jurado en particular, sino también el de todo un siglo de críticos y árbitros literarios costarricenses. A saber: que los textos no eran suficientemente contemporáneos y que no siempre versaban sobre Costa Rica. Lo primero podría referirse a contemporaneidad en estilo o tema, mientras que lo segundo es, en definitiva, el talón de Aquiles de nuestra literatura, o mejor dicho, de nuestra crítica.

Ya antes habíamos escuchado el argumento de la “costarriqueñidad” como un factor decisivo en la entrega de los Premios Nacionales. Para muestras, en los años noventa, cuando Tatiana Lobo obtuvo dicho galardón en la rama de novela, hubo quienes despotricaron contra los jurados por darle el premio “a una chilena” (no importándoles el hecho de que la novela estuviese ambientada en Costa Rica y en medio de sus gentes). Y de la misma manera unos diez años antes, cuando quien suscribe proponía darle a nuestro taller de poesía el nombre de Eunice Odio, hubo una voz disconforme que alegaba la “mexicanidad” de la poeta como impedimento para reconocerla como escritora costarricense. Así las cosas, no es difícil ver como el señor Baltodano y colegas de jurado vuelven a resbalarse en la vieja cáscara de banano llamada “literatura nacional” tal como la entendían Gagini y Magón, es decir, literatura de tema tico, hecha por ticos y en suelo tico.

Queda, sin embargo, pendiente para la historia de la literatura nacional una explicación convincente de las palabras del señor Baltodano, pues su comentario no fue más allá de lo ya apuntado, haciendo gala de la impunidad con que un dictamen “inapelable” les permite actuar.

Por otro lado, ¿serían esos motivos de Baltodano y compañía suficientes para declarar ese premio desierto? ¿Debe la literatura costarricense ser de costarricenses, hablando en castellano costarricense y en espacios físicos costarricenses? Si ese el caso, ya damos por zanjada la cuestión de por qué la literatura de Costa Rica es con frecuencia sosa y poco imaginativa; porque una literatura con tan estrechos parámetros de definición es como un perro con bozal: puede que haga mucha bulla, pero no muerde. Y eso le pasa a la literatura de Costa Rica en general: no muerde al lector.

En el prólogo a su nueva antología de cuento joven de Costa Rica [1], Guillermo Barquero y Juan Murillo anotan lo siguiente:
Las obras de los autores incluidos carecen de rasgos unificadores que permitan agrupar su conjunto formal o temáticamente, de modo que el calificativo “costarricense” que utilizamos en la portada termina siendo tan arbitrario como cualquier otro de los que nos valimos para escoger los textos aquí reunidos, siendo que costarricense es simplemente la nacionalidad de los autores y no una característica de los textos. (Barquero y Murillo, 2009).
Murillo agrega además en una de tantas discusiones blogueras:
Todo lo que escribe un tico es por definición literatura costarricense. Ahora, qué importancia puede tener eso, yo verdaderamente no lo sé. Limitarse a escribir sólo de Costa Rica es eso, una limitación. Si algo es evidente en la narrativa escrita por costarricenses en el siglo XXI es que Costa Rica es un de muchos lugares donde puede ocurrir la acción y que los personajes no son, usualmente, típicos ticos, como tampoco lo son, usualmente, estos autores. Ya no vivimos al amparo del estado paternalista sino en el descampado terrible del mercado global, querer escribir concherías es un anacronismo que se pasa como una indulgencia, pero no como la norma [2].
Igualmente, en su antología del cuento costarricense [3], el español José Manuel García Gil apunta:
La idea de una esencia de lo costarricense, de particulares rasgos raciales, políticos y culturales empieza a erosionarse y a dispersarse. […] Todas estas nuevas y nuevos escritores pertenecen, por tanto, a esa nueva y heterodoxa generación, ajena a realismos mágicos y temáticas de cuño indigenista o social. Una generación que presenta su historia desde una perspectiva individual, dada más a la exploración de una sensibilidad personal que a la crítica social o al manifiesto político. […] En un mundo donde las fronteras aparecen y desaparecen, la nueva narrativa latinoamericana: urbana, hiperreal, muy a tono con la cultura popular norteamericana, y con las nuevas tecnologías, emerge en el paisaje literario del continente. (García Gil, 2007).
A principios del siglo XX, la identidad de los costarricenses estaba en plena formación. Hoy día, si bien el tema identatario sigue siendo apremiante entre nosotros, no constituye ya el centro de nuestro quehacer literario porque la búsqueda del “yo” (versus “nosotros”), la identidad más íntima, ha saltado a primer plano en un mundo de comunicación masiva donde la individualidad parece cada vez más exaltada de jure pero a la vez más ignorada de facto. Así, la literatura nacional se viste y trasviste a gusto y antojo en múltiples formas. Puede ser una epopeya fantástica al estilo de Rafael Ángel Herra; las vicisitudes de una costarricense en Europa o en Cuba (Anacristina Rossi, Catalina Murillo); el fin del mundo desde nuestro pequeño rincón (Guillermo Barquero); viajes de y hacia la Luna (Laura Quijano, Alexánder Obando); o simplemente otra dimensión, otro universo, otra realidad, como es tan frecuente en la poesía de Eunice Odio y la generación poética de los 50.

No hay duda de que la polémica de “la literatura nacional” ya está zanjada entre los escritores de este país. Y definitivamente no hay nada de malo con nuestra literatura nacional, pero debemos ser conscientes de que ahora abarca mucho más de lo que abarcaba en el pasado, muchísimo más de lo que la vieja crítica hosca y anacrónica quiere reconocer. Y es que no hay fronteras nacionales en el ciberespacio, como tampoco las hay en el hiperespacio de la literatura. Lo costarricense —parafraseando de nuevo a Juan Murillo— es simplemente todo aquello escrito por autores costarricenses, indistintamente del tema, personajes u otras consideraciones formales o biográficas.

Y bien, los escritores acusamos recibo y nos damos por enterados. ¿Pero y los nuevos y viejos jurados de premios nacionales? ¿Cuándo caerán en cuenta de esta nueva realidad? Es hora de enviarle otro e-mail al señor Baltodano. Ojalá tenga computadora. Y de ser así, ojalá que también esté conectada a la red.
[1] Historias de nunca acabar. Antología del nuevo cuento costarricense. Barquero, Guillermo y Murillo, Juan. San José, Editorial Costa Rica, 2009.

[2] Murillo, Juan; en elmasviolentoparaiso.blogspot.com

[3] Cuentos del paraíso desconocido. Antología última del cuento en Costa Rica. García Gil, José Manuel. Sevilla, Algaida Editores, 2008.

miércoles, diciembre 09, 2009

AMAZON YA DISRTRIBUYE "EL MÁS VIOLENTO PARAÍSO"


Amigos seguidores de este blog, les avisamos que Amazon.com ya tiene a disposición El más violento paraíso. Si desea adquirirlo por ese medio solo siga este enlace. Si usted desea obtenerlo directamente de los editores con entrega a domicilio dentro del Área Metropolitana de San José, escriba a ventas@edicioneslanzallamas.com

Tal comno avisamos antes, la presentación del libro y firma de ejemplares se llevará a cabo en el mes de enero del 2010. Pronto les ofreceremos lugar y fecha exactos.

jueves, diciembre 03, 2009

LANZALLAMAS INAUGURA SU COLECCIÓN DE NOVELA

La Atlántida, interpretación de la leyenda platónica.

Amigos, ¡YA LLEGÓ!! A partir de hoy está a la venta El más violento paraíso, novela originalmente publicada en el 2001 (Ediciones Perro Azul) y que se agotó hacie el 2003. Si desea comparla directamente a los editores, siga este enlace. Recuerde que Ediciones Lanzallamas tiene entrega a domicilio en el Área Metropolitana. Pronto también estará el libro en librerías de San José.

La presentación de la novela será a finales de enero próximo con toda la parafernalia del caso y el autor (con sobrado gusto) firmará ejemplares esa noche.

NOTA. Amigos: El autor ya ha agotado su existencia personal de ejemplares de El más violento paraíso. Sin embargo, Ediciones Lanzallamas le envía un ejemplar a la puerta de su casa o su trabajo siguiendo este enlace. En cuanto a pedidos del extranjero, favor también escribir al enlace señalado.


Dionisos, dios de la locura, la muerte, el vino, las drogas, el sexo y la regeneración.

Dios tutelar de la novela El más violento paraíso, Baco la permea como el agua permea las ruinas de la antigua Atlántida. (Russell Mamorsky).

Parte de abajo, Sinus Iridum (Bahía del Arco Iris) explanada donde se encuentra la base lunar homónima.


Sinus Iridum es la ciudad emblemática del futuro. Ciudad símbolo del laberinto humano. (Juan Carlos Alvarado).

Cisterna subterránea en la ciudad de Istanbul, antigua Constantinopla.


No se puede entender la vida sin entender la muerte. El más violento paraíso va desde los rascacielos hasta la entrañas mismas de la utopía. (José Pablo Sanabria).

No hay formas de sexo que no sean utópicas.

Juro que jamás he leído ni jamás leeré esa basura llamada El más violento paraíso. (Un jurado de Premio Nacional bajo el seudónimo de "Sor María Romero").

El prólogo a esta segunda edición lo puede ver aquí. Una reseña de Juan Murillo aquí. De Guillermo Barquero aquí. De Rodrigo Soto aquí. El autor en Wikipedia aquí.

martes, diciembre 01, 2009

RAY, YOU'RE GONNA LIVE FOREVER!!

Ray en sus mejores momentos cuando escribía las Crónicas marciasnas.

Ray en sus peores momentos cuando visitaba Los cuentos de la cripta.

El chico de Ohio que triunfó en Los Ángeles.

Una de las obras cumbres del género ciencia ficción. (Si no lo ha leído todavía, no tiene derecho a quejarse de la ciencia ficción).

I love this book!!...

Entrevita a Ray Bradbury en la FIL de Guadalajara aquí.

lunes, noviembre 23, 2009

LA INQUISICIÓN VUELVE A MULTIPLICAR SUS CABEZAS


El siguiente mensaje me ha llegado de un amigo escritor y colega internauta. Lo cuelgo tal cual me lo enviaron por considerar que su contenido es de naturaleza muy seria. Los ticos tenemos la costumbre de creer que la democracia de nuestro país nos inocula contra el odio y el fanatismo, pero lamentablemente no es así.


¡Atiendan!

Una vez más, las más oscuras organizaciones fascistas de Costa Rica unen fuerzas para aplastar la dignidad de las personas diferentes.

El próximo sábado 28 de noviembre de 2009, la nefasta organización demagógicamente llamada Observatorio Ciudadano por la Vida y la Familia ha convocado a una kukluxklanesca marcha en contra de las personas homosexuales y otros grupos minoritarios.

¡ESTA VEZ NO LO PERMITAMOS!

No permitamos que este diabólico tribunal inquisitorio mancille la dignidad de uno sólo de nuestros hermanos.


No permitamos que, nuevamente, sus teas encendidas arrasen la Libertad, la Tolerancia y la Diferencia.


No permitamos que su atroz fanatismo corrompa a nuestra Democracia Centenaria.

No permitamos que nuestros niños presencien este acto fratricida, esta declaración de ODIO y ESTUPIDEZ.

Una vez, más, amigos, interpongamos el pecho contra las legiones malignas de la opresión y la esclavitud del alma.

¡UN NO ROTUNDO CONTRA EL FUNDAMENTALISMO ECLESIÁSTICO!

¡POR LA LIBERTAD, POR EL AMOR, POR LA TOLERANCIA, POR LA DIFERENCIA!

¡Vamos todos a la PLAZA DE LA DEMOCRACIA, vestidos de luto, el próximo SÁBADO 28 DE NOVIEMBRE!

¡Que nuestras gargantas fragüen el más imperecedero grito de libertad que haya oído jamás esta Patria!

¡VIVA LA SAGRADA LIBERTAD QUE NOS COBIJA A TODOS!

¡VIVA LA SAGRADA DEMOCRACIA QUE RESPETA LA MINORÍA!


¡VIVA LA SAGRADA TOLERANCIA QUE NOS HACE A TODOS HERMANOS!

¡VIVA LA SAGRADA DIFERENCIA QUE HACE AL MUNDO HERMOSO!


La convocatoria también viene acompañada de este enlace en La Extra donde es
lamentablemente notorio de qué lado se ubica la periodista: http://www.diarioextra.com/2009/noviembre/19/nacionales12.php

Conforme vayamos obteniendo más información a lo largo de la semana, iremos actualizando esta entrada.

Actualización 1, martes 24 de noviembre (madrugada):

Tal cual lo indica Juan Murillo, este grupo pretende incidir en las elecciones de 2010 promoviendo su agenda de odio contra las minorías que no comparten sus puntos de vista. Han abierto el siguiente blog: http://marchaporlavidaylafamilia.blogspot.com con el fin de hacer proselitismo y recoger 12 millones de colones para para la tarima desde la que trabajarán su mensaje de intolerancia.

Luis Antonio Bedoya nos confirma, por otro lado, que la reunión contra dicha manifestación de "ataudes blancos" será a las 9 a.m. en la Plaza de la Democracia.

Actualización 2, martes, 24 de noviembre (mañana):

FICCIONES DE PULPA nos brinda un enlace para la Marcha Contra el Fundamentalismo: http://www.facebook.com/event.php?eid=178328443639&ref=mf

Actualización 3, martes 24 de noviembre (5 p.m.):

Hermes Navarro, de La Prensa Libre, ha escrito este excelente artículo. ojalá lo puedan divulgar: http://www2.prensalibre.cr/pl/comentarios/14241-el-observador.html

Actualización 4, 24 de noviembre (9:30 p.m.):

Hay un grupo llamado HETEROSEXUALES POR LA IGUALDAD DE DERECHOS en la siguiente dirección: http://www.hidcr.com/material.htm

También se puede leer el comentario de una bloguera suspicaz y solidaria en: http://ladetestable.wordpress.com/2009/11/25/yo-no-aborto-a-mi-bebe-homosexual/#comment-105

Actualización 5, 25 de noviembre (5:15 p.m.):

Nuestro amigo Luis Chaves nos cuenta que Hermes Navarro (a quien mencionamos en la Actualización 3) es la misma persona que en 1995 fuera responsable de que se declarara la fertilización in vitro anticonstitucional en Costa Rica. (WTF?) Tal parece que el señor Navarro patea con las dos, políticamente hablando.

Actualización 6, 27 de noviembre (6:05 p.m.):

El artista Jorge Albán nos ha remitido un correo con la siguiente información:

¿Dónde estarás mañana Sábado 28 a las 9 de la mañana ?

Pues en la Plaza de la Democracia, con camiseta negra y defendiendo la vida verdadera: vida con diversidad sexual, genética, ideológica y cultural, en contra de la marcha fundamentalista convocada y financiada por los sectores más retrógrados de este país que quieren mantener a CR en la Edad Media:

http://www.nacion.com/ln_ee/2009/noviembre/27/pais2174832.html

¿Y por qué la hacen?:

http://www.nacion.com/ln_ee/2009/noviembre/25/opinion2171400.html

Suerte a todos los asistentes a la marcha anti-medioevo.

miércoles, noviembre 18, 2009

EL MÁS VIOLENTO PARAÍSO 2.0

¡Que la fuerza de Sinus Iridum te acompañe!

Queridos amigos, colegas, socios, enemigos y afines, con un enorme placer presento a ustedes el prólogo a la nueva edición de El más violento paraíso que ha escrito nuestro amigo y editor Juan Murillo. La novela estará a la venta dentro de pocos días. Con gusto les avisaré oportunamente sobre cómo dónde y cuándo se puede adquirir, así como la venta que también se hará por internet para nuestros amigos y colegas del extranjero.

Está de más decir cómo me siento ante esta aventura renovada. Gracias a Guillermo Barquero y a Juan Murillo, mis editores, y gracias a todos los que han contribuido con esta pantagruélica edición.

Alexánder Obando.


Prólogo a la segunda edición

El más violento paraíso se ha convertido, desde su publicación en el 2001, en una novela de culto. Admirada hasta el fanatismo por algunos, alabada como la novela desde la que hay un antes y un después en la narrativa nacional, la novela de Obando se ha sabido granjear adeptos entre los grupos más diversos. No es inusual oír elogios de la misma en círculos académicos especializados en literatura centroamericana, entre otros escritores de ficción o entre los distintos cliques del underground costarricense. No hay duda que El más violento paraíso es una novela polarizante; no todos la llegan a comprender, pero quienes lo hacen la defienden después como uno de los mayores logros de la literatura de nuestro país.

La primera edición de El más violento paraíso se agotó en 2003, dos años después de aparecer. Desde entonces se ha convertido en un objeto de alta demanda que sólo esporádicamente aparece en el mercado negro y con igual rapidez desaparece de él. Las solicitudes de una reedición llegan desde lo interno del país, así como de lectores especializados, escritores y académicos extranjeros que solicitan se reedite para así poder acceder a este “clásico instantáneo” que ha transformado para siempre la cara de la literatura costarricense. Esta triste situación de descatalogación involuntaria no es extraña en nuestro país, donde es usual que las obras, una vez agotada una primera edición, desaparezcan permanentemente.

Ediciones Lanzallamas, en un intento por mantener en circulación obras importantes que están redefiniendo la narrativa costarricense, decidió publicar como ópera prima e inaugural de su Colección Dedalus de novela a El más violento paraíso. El presente prólogo a la segunda edición tiene la intención de abordar brevemente la historia del libro hasta esta segunda edición, la recepción que ha tenido en el medio y algunas breves notas sobre lo que el lector puede esperar encontrar durante su lectura.

***

El manuscrito de la novela El más violento paraíso, que en esa época se llamaba La Casa de Dionisos, lo leí por primera vez a mediados de 1997. Ya tenía gran parte de los textos que la constituyen actualmente y Alexánder Obando la estaba haciendo circular entre sus amigos para obtener sus opiniones, después de trabajar en ella desde principios de 1995. El año siguiente, luego de algunas modificaciones e inclusiones, Obando presentó la novela para su evaluación en Editorial Alambique y recibió por respuesta una carta donde se le solicitaba que cambiara el título “La Casa de Dionisos” que la novela conservó hasta ese momento, que eliminara los capítulos que citaban a Platón, los de “Arte espagírica” y “Mar de las lluvias” y se cambiara, disfrazara o eliminara cualquier mención a personas reales. Con posterioridad a esta carta y la idea de Obando de presentar la novela a concurso con intención de financiar la edición, la Editorial Alambique desistió de su publicación. Finalmente la novela logró publicarse en enero de 2001, con recursos propios, en Ediciones Perro Azul, una editorial independiente que ha editado mucha de la producción alternativa durante la primera década del siglo. Los comentarios de los compañeros escritores que conocían el trabajo pronto incitaron a otros a interesarse por esta novela tan fuera de tono con el establishment literario de Costa Rica. Con su progresiva lectura el impacto de lo que El más violento paraíso significaba para la literatura costarricense se fue haciendo evidente para todos y las reseñas y comentarios empezaron a aparecer en distintos medios, tradicionales o académicos. En diciembre del 2000 el periódico Tiempos del Mundo publicó reseñas de Carlos Porras, reseñista, y Mauricio Molina, poeta y profesor universitario. Molina además publicó la nota, titulada “También la noche”, en la revista Fronteras del Instituto Tecnológico de Costa Rica, en la que haciendo referencia a lo fragmentario de la novela decía:
El más violento paraíso pretende hallar la organicidad de un mundo que no existe pero que se puede imaginar con un poco de esfuerzo. Emprende su camino desde los pedazos de una cultura. Pretende reconstruir el mundo a partir de la violencia, anuncia la nueva creación del mundo… (Molina, 2001.)
El 30 de diciembre del 2001, el suplemento cultural del diario La Nación publicó una nota en la que se incluía a El más violento paraíso como una de las tres novelas más relevantes del año. El mismo suplemento, en enero del 2002, tras el otorgamiento de los premios nacionales de literatura, en los que se premió Después de la luz roja de Mario Zaldívar, citó a Alfonso Chase, quien manifestaba que creía que la novela de Obando “merecía galardonarse porque plantea una nueva opción novelística para Costa Rica.” En esos días apareció otro reportaje de María Montero, poeta y periodista, en el suplemento “Viva” de La Nación en el cual Obando afirmaba que El más violento paraíso era una antinovela y que el medio literario costarricense usualmente rehuía de los “subgéneros” como la ciencia ficción, la pornografía, la sátira, la fantasía o el terror, que son algunos de los géneros que él había usado para construir su novela. Otra nota de principios de 2002 en Áncora citaba a Molina diciendo que esta era una “novela-mundo” y un “intento por escribir El Libro”.

A mediados de 2002 empezaron a aparecer los primeros artículos extensos que trataban de desentrañar la lectura de la gran novela de Obando. Rodrigo Soto, escritor, publicó un comentario en Áncora de La Nación afirmando que:
De lo que no queda duda, es de la voluntad expresa del autor de dialogar e inscribir su trabajo en una tradición que nada tiene que ver con la problemática de “lo nacional” y los restantes ejes por donde ha transitado mayoritariamente la literatura costarricense. (…) en la obra de ningún otro escritor costarricense se había expresado con tanto acierto algunos de los valores claves de la así llamada “sensibilidad posmoderna”: fragmentación, escepticismo, eclecticismo, hedonismo… (Soto, 2002.)
Uriel Quesada, escritor, publicó también un comentario en la revista literaria de la UCA en El Salvador en el que alinea a El más violento paraíso con la novela total o el deseo de crear mundos y además comentaba:
El más violento paraíso es una novela dionisiaca (…) hay un constante ir y venir entre muerte y resurrección (…) está regida por la circularidad. La historia constantemente se reescribe (…) La potencia de esta deidad es el deseo (…) El mundo regido por Dionisos no está sujeto a normas convencionales, es amoral. Quienes viven en él guardan el conocimiento del placer como un secreto, como la llave a otro estadio de la condición humana. (Quesada, 2002.)
Adriano Corrales, poeta, escritor y catedrático, por su parte, presentó una ponencia ante el congreso de escritores en Caracas, Venezuela en la que llamaba a El más violento paraíso “el mayor esfuerzo narrativo de la contemporaneidad costarricense” y un “hito en la historia de nuestra literatura”.

En un acercamiento más especializado y académico el escritor y profesor de literatura Alí Víquez Jiménez publicó ese año el estudio El más violento paraíso como una novela dionisiaca, en el cual se acercó por primera vez a las que parecen ser las fuentes originales de Obando. Víquez trata, como lo habían hecho algunos comentaristas previos, incluido el famoso prólogo a la primera edición de Esteban Ureña (1), poeta y filólogo, el problema de ubicar el libro de Obando dentro del género de la novela. La unidad temática, decide Víquez, es en la que radica el rasgo aglutinante de la obra, indicado en su forma más obvia por la repetición de los capítulos denominados “Iluminaciones” y que tratan de la parte mitológica de la obra, de la fundación de Bizancio y de lo dionisiaco. En cuanto a lo dionisiaco, Víquez cita a Kerenyi y a Otto, dos fuentes que indudablemente influenciaron a Obando mientras creaba El más violento paraíso. La tesis de Víquez es que una novela que pretenda ser dionisiaca y retratar el impulso vital global (zoé) debe necesariamente renunciar a seguir al individuo en una vida concreta e inclinarse por la multitud a través de diferentes épocas. El exceso, la vitalidad y la destrucción salvaje, todos rasgos de Dionisos, son rasgos también de El más violento paraíso.

Francisco Alejandro Méndez, crítico y escritor guatemalteco, aporta también un estudio publicado en la Universidad Rafael Landívar en el que intenta una ubicación dentro de los períodos literarios, definiéndola como una de las primeras novelas posmodernas latinoamericanas. Al respecto nos dice:
(...) este laberíntico texto, propone una lectura sesuda y exigente, pero a la vez incompleta, en la que el propio lector, atrapado en ese zapping, o cambio constante de canal con el control remoto, de esos vacíos o hechos no mencionados que propone la posmodernidad. (...) (Méndez, 2002.)
Finalmente, desde la academia también, surge la lectura de Albino Chacón, doctor y catedrático en literatura, quien dice:
La historias que componen el texto parecieran tejerse alrededor de la idea de que la violencia ha sido el motor de la historia.(…) Lo que esta última (El más violento paraíso) nos representa, más que simplemente narrarlo, es la condición laberíntica que siempre habría caracterizado (…) a la humanidad. (Chacón, 2003.)
En cuanto al género, Chacón afirma que El más violento paraíso es inclasificable y que la etiqueta de novela no le hace justicia y lo considera el texto que “más violentamente rompe con el código realista dominante en la literatura costarricense durante el siglo XX” y “un texto inaugural en la formación discursiva costarricense, al demandar otro tipo de escucha y constituirse (…) en el desafío más radical al modo en que han funcionado los modos consagrados de producción y recepción que está teniendo en Costa Rica la literatura que actualmente se está produciendo.”

Casi coincidiendo con la publicación de los comentarios más extensos de la novela, la primera edición se agotó. Las solicitudes de reimpresión o reedición no se hicieron esperar. A pesar del interés por el libro, Ediciones Perro Azul no llevó a cabo una segunda edición.

En épocas recientes tanto quien escribe estas líneas, como Guillermo Barquero, hemos publicado comentarios de la novela en Internet en un intento de recobrar la visibilidad que una obra de esta magnitud merece.

Barquero, haciendo de nuevo alusión a la ambición totalizadora de la novela, dice en su comentario del 2008:
En resumen, tiene de todo, abarca todo (historia, mito, proyección, abandono), se regodea en todos los excesos y, como tiene que ser, deja toda suerte de sensaciones en el lector. Eso solo lo hace un escritor que se proyecta en el texto, que se desparrama sobre éste. Tenía razón Clara Sánchez: El más violento paraíso es la fuerza de Alexánder Obando o, como a él le gustaría más, la sangre de Alexánder Obando. (Barquero, 2008.)
Mi propio comentario del 2007 se trata de un intento de separar y clasificar sus partes para poder desentrañar sus puntos de unión y su significado como novela. A mi modo de ver El más violento paraíso es una novela fragmentaria de carácter alto modernista. La sorpresa y debate que ha despertado en el medio se debe a lo inusual que es encontrar entre nosotros textos que no sean simplemente realistas. La novela de Obando, sin embargo, se articula y pivota como unidad tanto en lo formal con las “Iluminaciones”, y otros capítulos recurrentes, como ya apuntaba Víquez; como en lo temático con la recurrencia de la ciudad arquetípica que es la encarnación del laberinto y los mitos que pretenden reemplazar a las religiones abrahámicas actuales, basados en el culto a Dionisos y su reafirmación de la vida a través de los excesos del deseo que llevan al sexo, la violencia y la destrucción. Estos son los aspectos mitológicos que permiten reunificar la inmensa realidad fragmentada que se nos presenta inicialmente en la novela. Respecto de estos rasgos es imposible pasar por alto a T.S. Eliot, que en su reseña del Ulises de Joyce, dio la que hoy se considera la definición del método mítico que a su vez define la novela modernista: “Al usar el mito, manipulando un paralelo entre la contemporaneidad y la antigüedad, el Sr. Joyce esta usando un método que otros deberán usar después de él.(…) Es simplemente una manera de controlar, ordenar y dar forma y significado al inmenso panorama de futilidad y anarquía de la historia contemporánea. (…) En vez del método narrativo, ahora podremos usar el método mítico.” (Eliot, 1923.) Sobre lo fragmentario y la apropiación como rasgos distintivos del alto modernismo, nos queda el famoso verso: “These fragments I have shored against my ruins”, que conjuga la aglomeración de fragmentos literarios de otros autores anteriores a él, aparentemente inconexos, al final del famoso poema de Eliot, The Wasteland, que tuvo gran influencia sobre Obando.

Por otra parte, hay que decir que la rehabilitación del sentido trágico de la vida a través de lo dionisiaco, que es el corazón secreto de El más violento paraíso, se le debe inicialmente a Nietzsche, que lo trató, a contracorriente de la idea predominante sobre los griegos en su época, en El nacimiento de la tragedia y en Más allá del bien y el mal. El intento de Obando de suplantar los valores del cristianismo con valores paganos o novedosos es a su vez un trasunto de la lucha de Nietzsche en su intento de lograr una “transvaloración de todos los valores”. En Nietzsche, como en Obando, el valor supremo es la vida renovada, que contrapuesta a un ficticio paraíso cristiano posterior a la vida, debe ser vivida hasta los extremos, sin temor, sin culpa y sin vergüenza. En Nietzsche también, se encuentra la idea inicial del eterno retorno, que es la reafirmación de la vida como un fenómeno más allá del individuo y que forma parte fundamental de la obra de Obando, en la que avatares de vidas pasadas unen los fragmentos para formar un solo tejido. La deuda de Obando con Nietzsche es grande, pero probablemente indirecta, resta por hacer una lectura a profundidad de esta novela desde las premisas nietzscheanas que han servido de fundamento a mucha de la gran literatura del siglo XX.

En cuanto al contenido de la novela la contratapa de la primera edición rezaba:
Para algunos lectores, esta novela vendría a ser equiparable a las obras de Burroughs en tanto muestra “una visión de cómo actuaría el género humano si estuviera totalmente divorciado de la eternidad”. Hablamos entonces de un mundo sin esperanza, ahí donde ya no se anuncia la muerte de Dios sino que se lleva a cabo su funeral de una vez por todas, como diría Jean Allouch. Una novela construida con los hechos y desechos industriales de cada día: el cine de ciencia ficción, el folletín ocultista, el relato “pornográfico”, la guía para turistas, el cuento de terror, la narración histórica, el grimorio y el mito antiguo, todos en la asfixiante dimensión de este paraíso. Lugar para ritualizar la violencia y el deseo o para leer (¿esta novela?) “como el quiromántico que confunde sus sueños en las manos ajenas o el astrólogo mareado por el vino tibio de los astros.”

Una novela “disfrazada” que es a la vez novela-otra-novela, trasunto de frame novel primitiva y un modelo para armar (o desarmar) después del griterío adventístico postmoderno.

En definitiva, un laberinto de múltiples pasillos en busca de un minotauro-lector.
Ya ahí se tocaban muchos de los temas que el lector encontrará en la intoxicante lectura que le espera: mitología, sexo de toda índole, violencia, drogas, magia negra, ciencia ficción, historia, fantasía, terror, sátira, alucinaciones y visiones místicas. La lista se expande y se confunde consigo misma tomando como escenarios a Bizancio antigua; la moderna Estambul; San José, Costa Rica; las bases lunares de Sinus Roris y Sinus Iridum; Babilonia; La Atlántida y espacios posapocalípticos sin definir. No se equivocan los comentaristas al calificarla de novela-mundo o frame novel; El más violento paraíso, en efecto, pretende abarcarlo todo en un inmenso abrazo transformador para presentarlo de nuevo revalorizado en el nuevo marco de los valores dionisiacos.

Más allá de esta línea se encuentra la novela más impactante de la literatura costarricense; el lector entra a ella bajo su propio riesgo.


JUAN MURILLO
Tres Ríos, 1 de septiembre de 2009



[1] El prólogo de Esteban Ureña, “Una novela intrascendente (O: number nine....)”, se incluye en la presente edición en el mismo bloque en el que está la novela propiamente dicha, por considerarse ambas partes como dos piezas distintas de un mismo conjunto, uno nacido a partir del espíritu de la otra.

jueves, noviembre 12, 2009

UN DERECHO INALIENABLE

Puede que le parezca frío o le parezca cálido.
o


Puede que le parezca feo o le parezca dulce.



Puede que le parezca vulgar o le parezca sexy.



Puede que le parezca tierno o le parezca desagradable.



Puede, incluso, que le parezca rico cuando a usted le conviene...

(A todos nos pasa igual).



Pero lo que no puede negar es que es un derecho...



Y los derechos no se piden.

¡SE EXIGEN!



Sin embargo,
una vez más lo vamos a decir:



POR FAVOR

RESPETEMOS EL DERECHO

A LA

DIFERENCIA.


(Un mensaje de este blog a los ilustres señores Mireya González León, Guyón Massey, Carlos Morales, Óscar López, y todos los demás respetuosos homófobos de Costa Rica que "aman la diferencia", pero que a la vez la quieren ver muerta).

lunes, noviembre 02, 2009

OYE NENA QUE YO SOY LATINO, OH, YEAHHH!!


¿Cuánto sabe usted de nuestra cultura y de nuestro idioma? (Las respuestas al final).

1. ¿Cuánto es un billón?

2. ¿Qué posición ocupa el castellano en el mundo como lengua materna?

3. ¿Qué posición ocupa el castellano en el mundo como la lengua de la red?

4. ¿Qué fecha es la “noche de brujas”?

5. ¿Cuántas vidas tiene un gato?

6. ¿Es el castellano el idioma con más vocabulario en el mundo?

7. ¿Cuál es el idioma europeo más difícil de aprender?

8. En términos internacionales no políticos, ¿quién es la persona más famosa de Costa Rica?

9. ¿Cuál fue el primer país del continente americano en despenalizar la homosexualidad?

10. Vocabulario desplazado. ¿Cómo se decía en español costarricense de hace 20-30 años cada uno de los siguientes términos? (Un asterisco = influencia del inglés estadounidense; dos asteriscos = influencia de la publicidad local o del inglés; tres asteriscos = influencia del español argentino; cuatro asteriscos = influencia del español mexicano).

a. Baguette**
b. Pan francés*
c. Conjunto musical**
d. Soporte técnico*
e. Aplicar (para un trabajo)*
f. La monchis* (hambre causada por el consumo de cannabis).
g. Café irlandés*
h. Una joda***
i. estar al pendiente****
j. No le cambie (en la tele)****



RESPUESTAS:

1. En castellano y en inglés británico un billón es un millón de millones. En inglés de los EE.UU., un billón es solamente mil millones. Así pues, revise bien su cuenta bancaria si su plata se encuentra en un banco gringo.

2. Segunda, después del mandarín. Hay indicios recientes de que el hindi ha desbancado al español de su segundo puesto, pero estos datos aún no son oficiales.

3
. Tercera, después del inglés y del mandarín.

4
. 24 de junio, Noche de San Juan en nuestra cultura hispana. En la tradición occidental la Noche San Juan coincide, más o menos, con el solsticio de verano (21 de junio) época de una serie de ritos paganos y donde las fogatas “ayudan al sol a quemar más fuerte”. En estas celebraciones las brujas medievales eran conjuradas para anular sus maleficios, razón por la que también se le conoce como “Noche de las Brujas”. Los germanos, por otra parte, celebran esta noche el 30 de abril y la llaman Walpurgisnacht o hexennacht. Esta fecha germana coincide grosso modo con las antiguas festividades vikingas de la fertilidad. El afamado Halloween, tal cual se celebra hoy, es una festividad propia de los EE.UU., no de las culturas latinas o euro-germanas (con la excepción, claro, del Reino Unido). La Noche de San Juan se celebra especialmente en Argentina, España, Chile, Perú, Paraguay, Colombia y Portugal. Los ticos, ridículos como solemos ser, celebramos la “Noche de las brujas” con los gringos el 31 de octubre.

5
. En nuestra cultura, 7; y para los anglosajones son 9.

6
. No. Lo es el inglés con casi un millón de palabras. Nuestra lengua está en cuarto lugar después del inglés, el mandarín (en sus diversos dialectos) y el japonés.

7
. Según las estadísticas, el húngaro. Tanto el inglés como el español se consideran idiomas de fácil aprendizaje para los hablantes de lenguas indoeuropeas y semitas. A nivel internacional el chino sigue siendo el hueco negro donde se ahogan las esperanzas de más de un dizque sinoparlante.

8.
Chabela Vargas.

9. Costa Rica, 1870.

10.
a. Melcochón.
b. Pan español.
c. Combo.
d. Apoyo técnico.
e. Hacer o llenar (una) solicitud (de trabajo).
f. La comilona. (Las "monchis" viene directamente del inglés gringo "the munchies", es decir, las ganas de "picar" algo. (To munch = picar; merendar algo ligero).
g. Café con piquete. (En la península ibérica le dicen “carajillo").
h. Un chingue. ("Joda" viene del español argentino).
i. Estar pendientes de.
j. No cambie de canal.

martes, octubre 27, 2009

LA PRIMERA VEZ: Germán Hernández


Volvemos con otro escritor joven costarricense. Esta semana se trata de Germán Hernández, poeta, ensayista y narrador.


Germán Hernández. Costarricense-nicaragüense, nació en San José en 1974. Es economista y teólogo. Perteneció al Café Cultural Francisco Zúñiga Díaz donde trabajó al lado de don Chico Zúñiga, su indiscutible maestro. Hernández cultiva la narrativa y la poesía y ha colaborado en algunas publicaciones nacionales. La mayor parte de su obra aun se encuentra inédita.

La primera vez

A Lillo le gustaba sacársela delante de nosotros, la sostenía con fuerza y se le ponía dura mientras callábamos asombrados, luego nos íbamos a mejenguear sin darle importancia a las cosas que decía sobre las vecinas, del dulce aroma de la ropa sucia, de sus cuerpos y las rendijas en los baños, de la blancura virginal de nuestras hermanas y madres, todavía esas cosas no nos importaban, como sí importaban los torsos humeantes y los domingos frente al tele, las banderas y las consignas, los goles y las palizas a pesar de las gloriosas victorias cuando la borrachera de nuestros padres llegaba con la aurora antes de volver a la escuela, como sí importaban los gritos de mi madre llamándome para comer, para dormir, cuando estábamos sumidos entre aventuras y exploraciones en el potrero prohibido. Entonces Lillo se la guardaba y escupía en el suelo sonriéndome y corríamos todos hasta el lote baldío junto a la pulpería donde iban a comprar los mariguanos, antes de la cuesta frente al potrero, donde quedaban todavía algunas matas de café y matorrales donde dormía nuestro miedo, poníamos las canchas, buscábamos las piedras lamidas desde siempre que había cosechado la acequia y medíamos las porterías de 20 pasos marcábamos el centro y el punto de penal y luego me paraba frente a Lillo, piedra papel o tijera, uno dos tres y siempre me vencía… papel cubre piedra, piedra destroza tijera, tijera corta papel, y Lillo escogía de primero, pido a Jose, yo a Max, yo a Primi, yo a Manchita, yo a Alex, yo a Marelo… jugábamos hasta el que metiera 10, y cuando perdíamos o perdían ellos, venían los gritos y las discusiones y cambio de cancha y hasta el que metiera 20, aunque las mamas no entendían y a veces no terminábamos, sobre todo cuando llovía y era más delicioso jugar y más pesada la bola entre las pelotas de barro que se elevaban en cada tiro y en cada barrida.

Cuando la bola salía dando tumbos y cruzaba la calle hasta esconderse en el potrero prohibido, nos sobraban intenciones y silencios para correr tras ella, porque había muchas historias y muchas advertencias para no entrar en ese lugar que a pesar de todo explorábamos para apear nísperos y manzanas rosa, o pescar olominas en la pequeña acequia llena de mierda y subirnos a los palos y buscar en los huecos fétidos que se abrían al pie de sus raíces para encontrar tesoros, antiguas piezas de autos, motores herrumbrados y recuerdos, periódicos antiguos, collares y basura todavía intacta y todavía útil, como los adornos de un árbol de navidad, cables eléctricos y juguetes echados a perder a martillazos, pero no nos importaba, porque todas esas cosas las recogíamos y de regreso a nuestras casas se sumaban con todos nuestros tesoros, bajo las tablas del piso y las acomodaba junto a las otras, porque en eso se nos llevaba la vida y comparando nuestros tesoros y dudando de las historias de miedo, del Padre sin cabeza y la carreta sin bueyes, como si en estas calles y en estos tiempos, hubiera padres y hubiera carretas, cosas de los viejitos que apuntaban con sus dedos hacia nuestra falta de respeto, nuestros gritos de guerra, nuestras necesarias incursiones en aquel paraíso donde nunca encontramos las armas abandonadas de los sicarios, ni el cadáver desangrado del prófugo que escapó de la cárcel, ni los fajos de billetes que arrojaron los asaltabancos cuando huían de la policía, o la niña ahogada en la acequia, llena de golpes y con los ojos abiertos, porque dicen, que en la mirada perdida de los muertos queda el reflejo de los asesinos, pero nosotros nunca vimos esas cosas, ni a los mariguanos sombríos y sus aquelarres de hongos y boñiga fresca, ni a los sátiros que repartían dulces a cambio de caricias, nunca nos encontramos con los peligros que tantos jalones de orejas y fajeadas nos habían costado, porque tampoco habíamos tenido que buscar la bola entre sus senderos de noche, cuando solo brillan las brasas de los cigarros aturdidos y los aullidos de los perros, ni los cuerpos que huyen de la gente y se encuentran como en el cine llenos de ausencia y se besan y se quieren y le temen a la muerte, porque no dormirán bajo el viento ni sobre el pasto que cierra sus ojos y gime, que se destroza bajo sus cuerpos silenciosos. Por eso rompiendo nuestras promesas y cuesta abajo hasta el potrero prohibido, sobre nuestras huellas y los pasos de otros, sacábamos las piedras del corazón de la acequia para construir las canchas y jugar nuestros partidos.

Aquella vez íbamos perdiendo, a Max le habían dado una patada y se había puesto a llorar a un lado de la cancha y no había manera de convencerlo de regresar al partido, Lillo nos jodía diciendo que miedo, miedo y yo le decía que no se montara, que sacara un jugador, el asunto iba mal para nosotros y puse la bola al centro para jugar de pura chicha cuando escuchamos ese ruido paralizante que tuerce las cabezas y detiene el tiempo por un instante, luego ese golpe seco y adivinamos que otra vez, algún carro bajando la cuesta del potrero se había estrellado.

Corrimos para llegar de primeros, entre la cuneta, incrustado en un árbol de poró un automóvil se había ensartado, las llantas de atrás quedaron en el aire, y una comezón en el cuerpo nos decía que no era como los otros accidentes, éste era peor que todos los que solían ocurrir en la cuesta, porque nos encantaba verlos, todo se llenaba de vecinas regañándonos, de perros nerviosos y carajillos, de gente que no sabíamos de dónde habían salido y que poco a poco formaban un muro de asombro alrededor del carro y pronto llegaba algún policía de la caseta de la fuerza pública extendiendo los brazos, trazando límites imaginarios para que nadie se acercara hasta que llegara la ambulancia o la grúa.

Pero esta vez no salió nadie sacudiéndose la vergüenza del carro, algunas mamas a gritos desde la puerta de las casas llamaban a los jugadores, yo escuchaba mi nombre y luego la sirena de la ambulancia, yo me hacía el tonto y los señores de la cruz roja finalmente después de de abrir el vehículo sacaron por la ventana a una muchacha.

Estaba muerta pensamos, porque estaba blanca, blanquísima y sus manos tirantes se mecían de un lado a otro, los paramédicos gritaban cosas, hablaban por radio, había un gentío, hasta las mamas se habían venido a ver y la muchacha tenía una marca azul en la frente y sus párpados azules, ahí mismo un cruzrojista le abrió la blusa y se le salieron a la muchacha los senos, blanquísimos y sus pezones también eran azules y parecían agujas; mientras trataban de resucitarla yo oía mi nombre, un terror que subía por mi estómago y unas ganas de salir corriendo y de quedarme ahí hasta que cubrieran a la muchacha con una sábana blanca y de responder a los gritos de mi madre, brincar hasta la acera y meterme por los zaguanes y los trillos hasta entrar a la casa, pero todavía no habían cubierto el cuerpo de la muchacha ni sus senos que parecían de hielo y no podía ver a nadie más, ni podía escuchar mi nombre repetido una y otra vez y esparcido como piedras sobre los techos de las casas y enredado en los tendederos retorcidos, ni podía sentir todavía los fajazos prometidos y los gritos de mi madre, ni el llanto de mis hermanas, ni las ojerosas rendijas de las latas humeando su luz por la noche, porque justo ahora estaban llevándose a la muchacha dentro de la ambulancia y algo me hizo correr y algo hizo correr a todos detrás de la ambulancia cuesta arriba hasta que se fue perdiendo y solo su sirena se sentía transversal y molida entre otros gritos y los gritos de mi madre repitiendo mi nombre, entre nubes y aromas de cenas rancias, de frijoles viejos y recalentados, cuando los animalitos alados salpican las luces de las calles, cuando da miedo entrar en la ducha fría y entre latas herrumbradas bañarse para ir a dormir.

Porque esa noche no pude dormir, veía a Lillo sacándose la verga, gritando miedo, miedo, y una y otra vez los senos de la muchacha muerta a la que luego cubrían y se llevaban en una bolsa negra y hacía frío, igual que la niña ahogada en la acequia y que nunca quiso aparecer porque le gustaba esconderse en el potrero prohibido y escondía cosas perdidas para que nosotros las encontráramos y que sabía nuestros nombres y los silbaba entre las copas de los árboles como aquella noche en que el viento con odio sacudía las antenas de televisión y estremecía las latas de cinc con ganas de arrancarlas y una voz que decía mi nombre, mientras mis manos trataban de agarrarse de las cobijas, de la almohada y un hormigueo ardía en mis muslos, porque no podía dejar de recordar las tetas frías de la muchacha, porque no eran como las de mi madre, ni las tetitas de mis hermanas, porque igual como había acabado aquella tarde con un celaje sucio, mi mama me había regañado en el comedor de la casa, pero en ese momento la luz de la calle temblorosa me devolvía entre sombras los senos de la muchacha y sus pezones azules, cerraba los ojos y quedaban ahí como las manchas de un sol que encandila, mientras me acurrucaba y escondía mis manos entre mis piernas y la veía a ella otra vez, ahogada en el río negro donde pescábamos olominas, flotando muerta mientras sostenía mi pene y me temblaba el vientre y traslúcidos sus senos blancos, otra vez, sus pezones azules, otra vez y una voz que repetía mi nombre otra vez, oculta entre las brasas siniestras de los mariguanos, resbalosa como el hielo entre mis manos rociadas de tres gotas de semen, por primera vez, mientras escuchaba mi nombre brotando por primera vez, de los labios azules de la muchacha muerta, otra vez.