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martes, febrero 22, 2011

LET ME IN: o la progresiva "asepsia" de una obra de arte


 Afiche de la película sueca.

Alerta: Contiene ahueva-tandas (spoilers).

John Ajvide Lindqvist ha publicado su primera novela en 2004, a los 36 años. Antes de eso, se dedicaba a la comedia de monólogo y a la magia profesional. También afirma haber hecho de adolescente  magia callejera para los turistas de Estocolmo.

Portada de una de las ediciones estadounidenses del libro.

Acompañado por el mismo duende de principiante que cobijó a Reinaldo Arenas y a John Kennedy Toole, la obra de Lindqvist ha generado ventas inmensas y traducciones a varios idiomas -inclusive el nuestro- no solo por los eficientes medios de difusión y la buena estrella que han acompañado al autor, sino también por la alta calidad de su trabajo. El título en sueco, Låt den rätte komma in, se traduce, más o menos, a Deja que (la persona correcta) entre. Claro, los traductores han preferido una forma más sintética y elegante para la novela. En inglés se ha llamado Let The Right One In (el libro) y Let Me In (el refrito cinemático yanqui). En español, tanto las distribuidoras de películas como las traducciones del libro han optado por el más sucinto Déjame entrar.

Lo que es interesante de la novela de Lindqvist, además de que está muy bien escrita, es la cantidad de subgéneros y subtemas que hacen su aparición en el texto. La base es una historia de amor entre púberes, pero pronto entran en escena el misterio, el retrato psicológico, el comentario social, la trama policíaca y finalmente el horror. También entran los temas comunes a mucha literatura contemporánea: la soledad, la delincuencia juvenil, el alcoholismo y el abandono. Todo esto expresado en las variables vidas de unos doce perosnajes muy bien retratados. Es decir, no es una novelita de vampiros y listo, "vamonós". Hay comentario social y muy serio; tan serio que las versiones cinematográficas de la novela han dejado por fuera asuntos vitales en la obra original como el alcoholismo, la pedofilia y la homosexualidad.

En la versión fílmica sueca, Tommy el ladrón, vecino y amigo del protagonista, ya no aparece, por lo que es necesario recortar el papel y la participación de otros pesronajes. Un misántropo amante de los gatos  llamado Gösta también pasa a segundo plano, mientras que la pandilla de los alcohólicos pensionados tiene un rol más que modesto.

Portada del DVD en español.

Pero el acabose llega con el refrito yanqui de la película sueca. Tommy, Gösta y la pandilla de alcohólicos pueden desaparecer o disminuirse sin que la obra suufra demasiado por ello. Pero cuando desaparece el papá del protagonista; cuando Lacke y Virginia son reducidos a sombras de entre el telón; cuando la mamá es solo un dibujo en proceso de divorcio y Stefan, el novio de la madre también hace mutis total, entonces quedamos en una cinta donde solo hay tres o cuatro personajes de rango. Nada malo, si es que la psique de estos cuatro individuos se va a explorar a fondo. Pero The-Hollywood-Horror-Department, ya se sabe, es un mundo acéfalo, o cuando menos altamente oligofréncio.

Afiche del refrito estadounidense.

Mientras el libro tiene todas las virtudes que hemos señalado arriba, la cinta sueca es todavía un inteligente retrato de Óskar y Eli, un niño solitario y confundido y una vampirita que resulta ser vampirito. Ambos se unen para defenderse de un mundo hostil donde Óskar es constantemente agredido por un grupo de matones escolares y Eli, niño emasculado y luego vampirizado, está en constante peligro de morir en manos de un mundo adulto perverso. Óskar se enfrenta a una doble ordalía para "ser feliz": debe aceptar que su novia es una vampira y luego debe aceptar que dicha vampira es un vampiro. Y Eli (Elías) tampoco dormita en un lecho de rosas; ha debido hacerse amigo de pedófilos para que lo protejan y así poder sobrevivir, pero dicha protección es molesta y con frecuencia hasta peligrosa. Su amor por Óskar lo obliga a prescindir de dichos "ayudantes" y ahora solo se tendrán el uno al otro para cuidarse.

La cinta sueca -hemos dicho- insinúa con tacto algunas de estas cosas, pero la película gringa, manejada por el espíritu de Mammón, saca todo aquella que le pueda inhibir distribución a públicos de todas las edades, y a cambio de eso, le mete más chorros de sangre, heridas más profundas, decapitaciones más gráficas y mentalidades más enfermas. Los matones de la escuela de Óskar son niños groseros y sádicos; dignos de que se les dé una buena paliza, pero los matoncillos gringos, especialmente Kenny, su líder, ya rayan en la psicopatía de alta tensión violinística.

 "The bloodier the better" parece ser la consigna de Hollywood.

En resumen: si usted quiere ver una buena película yanqui de horror, perturbadora y sangrienta, le recomiendo Let Me In. Pero si usted quiere ver una película de amor, de niños y de vampiros, triste y llena de sensibilidad le recomiendo el filme sueco  Låt den rätte komma in. Y finalmente, si lo que quiere es leerse una buena novela que incorpore todo lo anterior dentro del contexto de un excelente bocado literario con profundidad social y valentía, entonces debería leerse la novela Déjame entrar/Let Me In/Let the Right one in/Låt den rätte komma in.

Es importante tomar en cuenta que esta nota no pretende resolver la querella bizantina de si el cine o la literatura es una mejor forma de arte. ¡Vaya estupidez! Las manzanas son tan ricas como los bananos pero ambas son cosas diferentes. Lo que sí queda en claro con Déjame entrar es que las dos VERSIONES  cinematográficas no pudieron superar el trabajo  literario original. Y tampoco creo que quisieran hacerlo ni que ese fuera su deber. Si son medios diferentes son perspectivas diferentes y basta. La única comparación válida sería entre las dos películas que de manera muy sincera retratan de pies a cabeza las culturas de las que provienen. Yo me quedo con la sueca, pero la gringa también tiene lo suyo.


Cool! More blood and little girls! Yummy!

La Mirada
20 de febrero de 2011.

domingo, febrero 06, 2011

CINEFILIA I: Enero, 2011.

 Travolta y Jackson en una escena de Pulp Fiction.

Se advierte sin ningún empacho que no le estamos robando el mandado a William Venegas ni a ningún otro crítico de cine, sea rapaz o sea modosito. Lo nuestro es la literatura. Y aquí comentamos cine como instrumento ancilar a nuestros afectos literarios. A fin de cuentas, todos tenemos derecho a opinar sobre nuestros amiguitos invisibles, llámense Jesús o La Virgen de Los Ángeles. Mi Santísima Trinidad son La Literatura, el Cinearte, y La Música Clásica. (Raro llamarle "clásica" a algo que se sigue produciendo en este mismo momento). Y bueno, esta trinidad nos afecta profundamente la vida psíquica y espiritual, de ahí (para nosotros) su naturaleza francamente religiosa.
Comentaremos en estos breves ataques de cienfilia lo que vamos viendo mes a mes. Algunas son pelis que nunca hemos visto, otras las seguimos viendo hasta el cansancio.



1. PULP FICTION - Quentin Tarantino (1994).
[8 de enero]
La ví en la pantalla grande en 1994 y salí del cine medio drogado. La cinta no se ha empezado a desgastar. Sigue tan fresca como siempre. Las actuaciones de Jackson y Travolta, muy bien. El guión, una obra maestra.



2. ARIA - Godard, Russell, et al. (1987).
[14 de enero]
Bella cinta de diez clips de ópera con historia creadas por diez directores; entre ellos Jean-Luc Godard, Ken Russel, Derek Jarman y otros.  La ví en el 90 en casa de un amigo gringo en Cincinnati. Cuesta expresar lo que me encantó entonces, pero hoy, ahora ya se siente levemente ingenua. Con todo y todo: confite para la vista y para los oídos.



3. NOSFERATU: PHANTOM DER NACHT - W. Herzog (1979).
[19 de enero]
Una versión altamente lírica y onírica de la obra de Murnau.  Segunda vez que la veo porque gracias a Amazon ya está entre mis tiliches. Esta cinta es un mentís rotundo a quienes piensan que una película fantástica necesita de XF de alta tecnología y de un presupuesto multimillonario. La actuación triste, cínica o enfermiza pero siempre genial de Klaus Kinski es un plus irrepetible. Podría verla mil veces más. Las escenas de la plaga en la ciudad están entre las imágenes más memorables del gran cine.



4. AGUIRRE: LA IRA DE DIOS. W. Herzog (1972).
[19 de enero]
La obsesión se torna en ira demencial. Una película que hoy consideraríamos "softcore" en cuanto a violencia; sin embargo, la furia y la obsesión interiorizada están en cada gesto del imperioso Aguirre. Hay también un par de güilas muy bonitas, para les ginélatras impenitentes, aunque nada de desnudos. De nuevo, el loco de Kinski nos da una actuación afliligranada, casi kitsch, pero siempre magistral. (Ya voy entendiendo quién es el padre artístico de Johnny Depp).

Me invitaron a verla hacia 1980, pero no sé qué payasada me detuvo y no fui al cine con los compas. Craso error que por fin he corergido. Y seguiré corrigiendo.

martes, febrero 01, 2011

ENTREVISTA DE A. OBANDO CON LA NACIÓN

Tres poetas de la Generción del 2000: Luis Chaves, María Montero Y Mauricio Molina.

Entrevista de Rebeca Madrigal para La Nación
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1. ¿Cuál es su impresión por el premio?

            Me agrada mucho haber recibido el premio, pero también me entristece que en los últimos diez años no lo hayan recibido Molina, Steinmetz, Trejos o Chaves, cuatro de los mejores poetas nacionales, mientras el premio con alguna regularidad se ha desperdiciado en poesía trasnochada, corronga y muy baladí. En parte pues, lo estoy aceptando tanto a nombre propio como a nombre de mi generación.

2. ¿Por qué circunstancias cree que su libro ha sido premiado? Sin modestias.

            Ya que me pide ser inmodesto, le confieso que creo que es un buen libro; trabajado a conciencia y no haciendo concesiones a los facilismos. Pero eso no tiene mucho que ver con ganarse un premio literario en Costa Rica. Lo he ganado, creo yo, por motivos coyunturales. La generación literaria a la que pertenezco, la generación del 2000, ya lleva diez años escribiendo y publicando poesía con una visón de mundo y del oficio muy diferente a nuestros antecesores inmediatos.

3. Desde su perspectiva, ¿la poesía tiene acogida en el país?

            La poesía per se tiene alguna acogida, pero también es frecuente verla utilizada en términos políticos como una forma de apropiación y legitimación. En este sentido, Jorge Debravo suele ser la víctima legitimadora más frecuente. Pero fuera de ese circuito, la poesía goza de muy poco apoyo por parte del Estado y sus instituciones. Este premio Aquileo de poesía es uno de los pocos mecanismos estatales de apoyo a la creación poética, pero si por la víspera sacamos el día, el Aquileo específicamente poético también está a punto de desaparecer.

4. ¿Cuáles son los retos para los poetas en Costa Rica?

            Escribir y hacerlo bien. Esa es la primera obligación de un escritor. Las demás son consustanciales, pero de manera paradójica, también son accesorias. En la vida literaria costarricense reciente, la poesía ha tenido una gran presencia “performativa” gracias a los esfuerzos de los poetas mismos. Adriano Corrales, liderando el grupo del TEC, y Rodolfo (Popo) Dada junto con Norberto Salinas y otros han sido claves en este esfuerzo.
            Yo diría que el reto más grande del poeta nacional es seguir creciendo con los tiempos, no permitir que el hueco dulzón del trascendentalismo lo absorba y lo ponga a hacer poesía de pueblo chico. Y por sobre todo, que no le tenga miedo al lenguaje brusco, a la alta cultura, a los idiomas y a la inteligencia que debe brillar en la poesía de un nuevo siglo.
            Debemos superar, de manera definitiva, la época donde el poema es solo un confite bucólico.

5. El lunes es el Día de la Poesía y hay una escasez de actividades. ¿Por qué cree que esto sucede?

            El Día de la Poesía fue celebrado con bombos y platillos la noche en que Jorge Debravo fue declarado benemérito de la patria. La Asamblea Legislativa sacó a relucir sus mejores paños. La familia del poeta fue recibida con alfombra roja y sus padres, aún vivos para ese año 2000, recibieron la promesa de una pensión vitalicia. Pasó el tiempo y la pensión no aparecía (no sé si finalmente lo hizo) mientras la familia no volvió a ser invitada a un Día de la poesía, incluido un nieto cantautor del poeta Debravo que solicitaba participar. A esto me refiero con apropiación… y luego anulación. La propuesta social de Debravo queda neutralizada, tanto por los políticos de hoy como por quienes se llaman sus mejores amigos de juventud.
            Eso explica el poco interés actual por El Día de la Poesía. La poesía solo le interesa al poder como instrumento ideológico.

6. ¿Cuáles son sus planes a mediano plazo en la literatura?

            Esta misma semana estoy enviando un cuentario a mis editores que llevo chineando y trabajando unos diez años. Si todo marcha bien, se publicará este mismo año.
            Por otro lado sigo trabajando en la tercera novela de mi trilogía titulada Ánima Fracta. Tal vez yo gane esta carrera. Tal vez la gane La Pelona.

Nota cultural en La Nación de hoy 1 de febrero de 2011.