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lunes, julio 23, 2012

EL CABALLERO OSCURO DE NUEVO EN EL PARAÍSO OSCURO

 Posiblemente lo mejor que el cine comercial ha producido este año.

Partamos de unas cuantas verdades cinematográficas antres de entrar en detalles.

El paradigma actual que Hollywood nos vende como "cine de acción" tiene una falacia implícita. Y se reduce a un sencillo enunciado: el realismo es ficticio. "Pero bueno", muchos me dirán, "esa es una perogrullada, porque el cine ES ficción". Lo sé, lo sé... sin embargo el asunto no se debe olvidar y debe quedar aclarado: lo que en el cine de acción pasa por realista es realmente cine fantástico (en sentido de Tódorov). Podemos decir que Howard's End, Andrey Rubliev, The English Patient o El Doctor Zhivago son todas cintas 100 por 100 realistas. No así el cine "de acción" made in L.A. Insisto en que es importante señalarlo porque es un contrato de verosimilitud implícito; no confeso. Tanto así que el héroe Batman es un hombre normal que vive en una megápolis estadounidense normal, sirviéndose de una multimillonaria herencia normal, y con un botones/chambelán y una cueva de murciélagos ambos también normales. Así lo que rompe el contrato es que este hombre normal pueda ser acuchillado, balaceado, tirado de una altura de 20 metros, y hasta envenenado y aún sobreviva con plenitud de vigor y conciencia. Algo así como Rasputín a la décima potenica.

Entonces estamos ante una cinta de acción (como todas las cintas de acción yanquis) que es en verdad una cinta fantástica posando de realista.
Ahora sí, quitando eso del camino, podemos seguir y hablar de la cinta sin preocuparnos gran cosa de las contradicciones en el contrato de verosimilitud.

Las ventajas de la cinta son diversas, y algunas de ellas muy bien logradas. Hablemos primero de un elenco de lujo: Christian Bale como el hombre murciélago, Gary Oldman (nuestro inolvidable Drácula [de Bram Stoker]) como el comisionado Gordon, los deleitosos Joseph Gordon-Levitt, Tom Hardy y Daniel Sunjata en los papeles de Blake, Blane y el Cap. Jones. Y las deleitosas Anne Hathaway y Marion Cotillard como Selina y Miranda respectivamente. Todo esto sin olvidar a los venerables Michael Caine y Morgan Freeman y el ex-guapo Matthew Modine. Una fauna que cualquier director de prestigio desearía para sí, y que Christopher Nolan atrajo con el embrujo de ser el director de cine que "no puede producir una cinta mala". Y de veras que es bueno. No un Kubrick, un Kurosawa o un Herzog, pero muy bueno.

 Un perosnaje "gótico" da para mucha exploración psíquica.

La música es otro acierto como banda sonora. Y menciono lo de banda sonora porque no creo que sea el tipo de música que agrade mucho al oído sin el contexto visual. Para los momentos tensos e intensos tenemos un juego en la percusión orquestal que le debe mucho a Stravinsky, mientras que en los momentos psiquicos o interiores tenemos un solo a capella de voz blanca (un niño) que a muchos les recordará la trilogía de Peter Jackson.

Pero lo realmente bueno de la cinta es el guión, tanto en los parlamentos como en la trama. La película se va desperezando poco a poco como una boa que que despierta y desea alimentarse. Y al final, la última media o tres cuartos de hora más concretamente, este animal feroz nos brinda una montaña rusa de emociones que van desde el placer puramente adrenalínico hasta el sentimentalismo más logrado. (No voy a negar que dejé algunas lagrimillas en la sala de cine). Y sobra agregar también que la cinta es como una prueba roscharsch (esa que los psicólogos hacen con tinta) de lo que es y de lo que más teme la cultura yanqui. Su retorcido imaginario está aquí desnudo y en casi macabra exhibición.

La trama es compleja (no en demasía) pero sería bueno que si usted quiere sacarle todo el jugo mental a la cinta entonces se repase un poco las tramas de las dos cintas anteriores. Y otra cosa, si le gusta lo que los gringos llaman el eye candy, es decir, "confites para los ojos", entonces ni Anne Hathaway ni Joseph Gordon-Levitt los van a decepcionar. ♥

Mi ultima adevertencia es esta: si buscan cinearte o cine de autor como en los casos de Kubrick o Fellini The Dark Knight Rises les va a quedar debiendo, pero indudablemente está entre lo mejor de lo mejor que el cine comercial puede brindar.

Finalmente, recordando la advertencia que hice al principio, para mí es de plena justicia reubicar The Dark Knight Rises como cinta de ciencia ficción. Y si atendemos a esta reubicación, entonces podremos decir que este año Christopher Nolan le dio a Ridley Scott hasta por debajo de la lengua.

Una cinta de estas es una radiografía de los esqueletos que tienen en el clóste los yanquis. La matanza de Aurora, Colorado y esta cinta son ideológicamente indistinguibles.


miércoles, julio 11, 2012

El ASESINATO PERFECTO

¿Alguna vez ha tratado de imaginar cómo sería su paraíso personal? ¿El lugar perfecto para usted? Aquí un breve ejercicio personal (¡muy personal!) de mi paraíso perfecto en forma de cuento de página y media:
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El ASESINATO PERFECTO 
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One man’s meat is another man’s poison
-Refrán anglosajón-



Primero cerrás los ojos para viajar de noche hasta el bar “Rick’s” en Casablanca. Una vez que entrás y te aclimatás un poco al calor te dirigís a la mesa donde te espera el poeta Federico García Lorca. Y lo encontrás como siempre, sentado corrigiendo algún poema que pronto de querrá leer. Junto a él se encuentra uno nuevo, un muchacho, todavía adolescente y bastante guapo. Lorca te lo presenta como Jean Cocteau, “un amigo francés”, dice él, pero probablemente también le sirva de alfombra persa en las cálidas noches de Casablanca. De pronto te das cuenta de que tenés una sed enorme y te disculpás para ir a la barra a pedir algo. Ahí te encontrás a un hombre grande, borracho y sudoroso a tabaco que te aprisiona con cariño y te presenta a la tetudita que hace rato está manoseando. De hecho, al alegre ginélatra le huelen las manos a puro coño sudado, el olor de las noches de Marruecos. Te dice que te tomés un trago con él y su amiga y no te podés negar porque nadie, creéme, nadie le rechaza una invitación de estas al viejo pirata de Chuck Bukowski; mucho menos ahora que ya está tan borracho que si la tetudita lo suelta se va al suelo con todo y vaso de whisky. Así pues, te quedás un rato tomando bourbon con el padre espiritual de Jim Morrison hasta que por fin te llega el llamado de la naturaleza y debés ir al baño. Te zafás del abarzo de oso de Chuck y cogés para el orinal de hombres al final del pasillo y detrás de un viejo rótula de absenta “La fée verte”. Entrás medio apurado por aquello de la próstata nerviosa y te topás de frente con Reinaldo Arenas agachado mirando hacia la puerta mientras se lo coge un negro enorme [sic]. Reinaldo se apoya un poco agarrándose de la falda de la guayabera de Lezama Lima que, como buen cubano educado que es, mira para otro lado mientras se fuma un habano. Entonces te disculpás, das media vuelta y salís otra vez al salón. Para matar tiempo, te dirigís a la zona de los privados donde pronto te llega el aroma de perfume francés y es que has dado con el corazón de la noche: sentada en una mesa con vaso de whisky en mano, Marguerite Yourcenar le lee algunos de sus Cuentos Orientales a Paul Bowles que, como todos saben, siempre le devuelve el favor a la belga leyéndole alguno de sus Cuentos del Desierto. Sentado junto a ellos está Kubrick, el gringo, tomando furiosas notas porque quiere hacer una película sobre la Yourcenar. Ya tiene escogida a Catherine Deneuve para el papel de Yourcenar, aunque también podría ser la otra Katherine, la Hepburn, por aquella inmensa aura de elegancia que todavía se gasta; tanto que algunos amigos (Bogart incluído) aun la llaman “The African Queen”. Vos entonces te das cuenta que lo del baño ya es urgente y te devolvés por donde viniste. Entrás al baño con cautela pero Reinaldo y su carnaval ya parecen haber emigrado hacia otros territorios. Solo te encontrás un carajillo tierroso que orina frente a uno de los orinales. Pero al observarlo más de cerca resulta que no solo es tierroso, también huele a guaro y a caca y está muy concentrado en una bien ritmada masturbación. Te acercás curioso para darte de frente con los ojos de topaz de Arthur Rimbaud. Le ofrecés entonces tus servicios de efebólatra consumado y el chico accede de buenas. Al rato salís del baño con Rimbaud agarrado a tu cintura y volvés a la mesa del entrañable Lorca que ya ha terminado su poema y ahora está en miraditas y palabritas cursis con el tal Cocteau. Pero hay algo más: sentado con ellos hay otro muchacho, un poco más joven pero de apariencia más ruda que Jean Cocteau. Lorca te lo presenta como su “otro amiguito francés”, también llamado Jean, pero de apellido Genet. A este si lo tenés bien fichado: sabés de su fama de puto, ladrón y algunos dicen que hasta de asesino. Pero vos encontrás en él el rostro más dulce del planeta y quedás embelesado por su silencio. Rimbaud y Cocteau, cantariles y borrachos, le sirven más cerveza al nuevo para que se vaya calentando. Y sucede que al poco rato ya está relatando aventuras descabelladas. Ese es el momento en que decidís seguir tus instintos y te ponés de pie, llamas a Rimbaud y a Genet aparte y les proponés un menage a trois. Genet mira a Rimbaud. Rimbaud mira a Genet y luego ambos te preguntan al unísono: “¿Cuánto?”. Vos mencionás una cifra astronómica y lo dos muchachos estallan en carcajadas. Entonces cada uno de ellos te toma de un brazo y los tres salen a la humedad de la madrugada africana.

Es la última vez en muchos años que se tiene noticia de vos.