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jueves, abril 09, 2009

DEFECTOS ESCOGIDOS

Estos tres poemas corresponden a uno de los más grandes poetas del siglo XX, quien es a la vez uno de los más incomprendidos. Víctima tanto de sus propias afirmaciones como de la miopía de la crítica, el poeta ha pasado a la historia como un producto desechable de finales de la Guerra Fría. Sin embargo, su genio nos dejó ocho libros póstumos donde se atisba un autor para muchos desconocido, un genio capaz de cambiar y madurar más allá de sus propias palabras. Y es aquí cuando recordamos a Borges en su admonición de no creerles a los autores cuando hablan de su propia obra.


Triste canción para aburrir a cualquiera

Toda la noche me pasé la vida
sacando cuentas,
pero no de vacas,
pero no de libras,
pero no de francos,
pero no de dólares,
no, nada de eso.

Toda la vida me pasé la noche
sacando cuentas,
pero no de coches,
pero no de gatos,
pero no de amores,
no.

Toda la vida me pasé la luz
sacando cuentas,
pero no de libros,
pero no de perros,
pero no de cifras,
no.

Toda la luna me pasé la noche
sacando cuentas,
pero no de besos,
pero no de novias,
pero no de camas,
no.

Toda la noche me pasé las olas
sacando cuentas,
pero no de botellas,
pero no de dientes,
pero no de copas,
no.

Toda la guerra me pasé la paz
sacando cuentas,
pero no de muertos,
pero no de flores,
no.

Toda la lluvia me pasé la tierra
haciendo cuentas,
pero no de caminos,
pero no de canciones,
no.

Toda la tierra me pasé la sombra
sacando cuentas,
pero no de cabellos,
no de arrugas,
no de cosas perdidas,
no.

Toda la muerte me pasé la vida
sacando cuentas:
pero de qué se trata
no me acuerdo,
no.

Toda la vida me pasé la muerte
sacando cuentas
y si salí perdiendo
o si salí ganando
yo no lo sé, la tierra
no lo sabe.

Etcétera.


Orégano

Cuando aprendí con lentitud
a hablar
creo que ya aprendí la incoherencia:
no me entendía nadie, ni yo mismo,
y odié aquellas palabras
que me volvían siempre
al mismo pozo,
al pozo de mi ser aún oscuro,
aún traspasado de mi nacimiento,
hasta que me encontré sobre un andén
o en un campo recién estrenado
una palabra: orégano,
palabra que me desenredó
como sacándome de un laberinto.

No quise aprender más palabra alguna.

Quemé los diccionarios,
me encerré en esas silabas cantoras,
retrospectivas, mágicas, silvestres,
y a todo grito por la orilla
de los ríos,
entre las afiladas espadañas
o en el cemento de la ciudadela,
en minas, oficinas y velorios,
yo masticaba mi palabra orégano
y era como si fuera una paloma
la que soltaba entre los ignorantes.

Qué olor a corazón temible,
qué olor a violetario verdadero,
y qué forma de párpado
para dormir cerrando los ojos:
la noche tiene orégano
y otras veces haciéndose revolver
me acompañó a pasear entre las fieras:
esa palabra defendió mis versos.

Un tarascón, unos colmillos (iban
sin duda a destrozarme
los jabalíes y los cocodrilos):
entonces
saqué de mi bolsillo
mi estimable palabra:
orégano, grité con alegría,
blandiéndola en mi mano temblorosa.

Oh milagro, las fieras asustadas
me pidieron perdón y me pidieron
humildemente orégano.

Oh lepidóptero entre las palabras,
oh palabra helicóptero,
purísima y preñada
como una aparición sacerdotal
y cargada de aroma,
territorial como un leopardo negro,
fosforescente orégano
que me sirvió para no hablar con nadie,
y para aclarar mi destino
renunciando al alarde del discurso
con un secreto idioma, el del orégano.


El gran orinador

El gran orinador era amarillo
y el chorro que cayó
era una lluvia color de bronce
sobre las cúpulas de las iglesias,
sobre los techos de los automóviles,
sobre las fábricas y los cementerios,
sobre la multitud y sus jardines.

Quién era, dónde estaba?

Era una densidad, líquido espeso
lo que caía
como desde un caballo
y asustados transeúntes
sin paraguas
buscaban hacia el cielo,
mientras las avenidas se anegaban
y por debajo de las puertas
entraban los orines incansables
que iban llenando acequias, corrompiendo
pisos de mármol, alfombras,
escaleras.

Nada se divisaba. Dónde
estaba el peligro?

Qué iba a pasar en el mundo?

El gran orinador desde su altura
callaba y orinaba.

Qué quiere decir esto?

Soy un simple poeta,
no tengo empeño en descifrar enigmas,
ni en proponer paraguas especiales.

Hasta luego! Saludo y me retiro
a un país donde no me hagan preguntas.

Poemas de Pablo Neruda, tomados del libro Defectos escogidos, Editorial Lumen, Barcelona, 1977.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando los leí, no lo podía creer: ¡Pablo Neruda! Pienso que me quedé en el Canto General. Muy interesante, los poemas han abandonado el virtuosismo retórico, para alcanzar una sencillez desnuda...

Alexánder Obando dijo...

Estimado anónimo:
Esa es la razón por la que digo que Pablo Neruda es hoy poco conocido en toda su variedad. Él mismo ayudó a esa "mala fama" con sus discursos de militancia, pero la realidad es que simplemente era un poeta sumamente versátil. Me alegra mucho que te haya gustado.

Gustavo Adolfo Chaves dijo...

Abofeteado por el asombro, totalmente. No lo pude creer hasta que leí el nombre de Neruda. Con eso de "producto desechable de la guerra" fría pensé que a lo mejor se trataba de Nicolae Orescu. A ese es al que realmente suenan estos poemas.

Anónimo dijo...

Apenas vi que no habías puesto el nombre, me imaginé que algo tenías guardado. Pero cierto, con lo de Guerra fría me sacaste por completo del contexto. Lo otro es que jamás había oído hablar de este libro.

En cuanto a Neruda, yo también lo considero uno de los grandes del siglo XX. Fue de esos poetas a los que me resitía, porque lo que no me gusta son sus primeros poemas, y los de "Veinte poemas de amor...", pero luego descubrí las "Residencias" y el "Memorial", eso es gran poesía, y es lo mejor de la tradición hispanoamericana.

De estos poemas, el primero sí es completamente diferente a lo que le conozco, pero en el segundo, y sobre todo el tercero, creo notar cierto aire de las "Residencias", pero a lo mejor es solo una impresión ahora que sé que se trata de Neruda.

Gracias, Álex, por traernos estos poemas.

Ophir Alviárez dijo...

Ya había leído Orégano, estoy segura, mas me hundí en el contagioso ritmo del primero y sin duda en su esencia...

Saludos,

OA

Unknown dijo...

ayer esta puta mierda no me dejaba firmar
decirte solo que esos poemas son canciones en realidad y que no son mios son de una banda local llamada babasonicos que estaria bueno que escuches puede gustarte

DAVID CRUZ dijo...

Neruda: que largo tema y residencia en la tierra me gusta lo demás no se, cruficiquenme hoy es viernes santo jajajajajajajajajajajaja

saludos
david

Sentenciero dijo...

Esa "Triste canción..." tiene algo tan hermoso como melifluo pero, en todo caso, apagado (triste). Esos tres calificativos deben hablar de las múltiples interpretaciones posibles. Buena sorpresa.

Germán Hernández dijo...

Neruda en muchos sentidos es lo peor que le pudo pasar a la poesía...

Y tal vez, existen tantos Nerudas...

En todo caso, hay tantas cosas que me conmueven de los Nerudas que he conocido...

Gracias Alex por tu enfermisa ludopatía y eficaz habilidad de hacernos sonreir con los ojos colmados....

Byron Espinoza dijo...

Si bien, ninguno de los tres poemas me encanta, el que más me gusta es Orégano. Estoy de acuerdo con vos Álex en cuanto a la versatilidad de Neruda. Misma que much@s no conocen por una u otra razón. Creo que a Neruda se le ama o se le odia (muchas veces, como dije antes con distintas palabras, porque sólo se conocen -por diferentes razones- sus primeros libros)pero no se le puede ser indiferente. Conozco a muchos que lo aman. A muchos que lo odian y a muchos más que sienten por él y su poesía una especie de amor-odio, pero casi no conozco a nadie que no sepa quién es o que no sepa alguno de sus versos, muchas veces sin saber que fue "un tal Neruda" quien los escribió. Si eso es bueno o no, es otro asunto.

depeupleur dijo...

Me gusto orégano, me gusta porque a mi me pasa eso con algunas palabras, sinestésicas, preñadas, incomprensiblemente bellas, independientes de su significado.

El gran orinador me da risa el final, es un buen final cuando uno ya no sabe que decir.

Mucho mejor de lo que me acordaba de Neruda, aburrido y pomposo.

Alexánder Obando dijo...

Gustavo Adolfo,
dicen las malas lenguas que Neruda le robó estos poemas a Nicolae Orescu una vez que se vieron en París. Puede ser.

Asterión,
efectivamente, su obra primeriza la ha dado más mala fama que buena en la posteridad. Ironía de ironías.

Ophir,
quizás Orégano sea el poema más conocido del libro "Defectos escogidos". Yo también lo leí una antología antes de leer su libro póstumo. Gracias por pasar.

David,
date por crucificado... y resucitado.

Sentenciero,
yo fui el más sorprendido cuando conocí estos poemas. Neruda nunca me había parecido de los que se atreverían a experimentar y a jugar con la poesía.

Guega,
¿ludopatía, yo? me estás confundiendo con Orescu o alguien así. Jejeje.

Byron,
tenés toda la razón: se lo ame o se lo odie, nadie desconoce a Neruda.

Juan,
todo indica que Neruda aprendió a divertirse con la poesía ya en su tercera edad. Un poco tarde, pero se le agradece la variedad.

A todos, gracias por visitar.