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lunes, diciembre 14, 2009

COSTA RICAN LIT: MOVING OFFSHORE?



ADIOS (OTRA VEZ) A LA LITERATURA NACIONAL(ISTA)
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o lo que es lo mismo, nuestra literatura nacional ya se mueve “Off-shore”
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Cuando a principios de 2009 el jurado de premios nacionales, Gabriel Baltodano, expuso ante la prensa los razonamientos por los que en el 2008 el Premio Nacional de Cuento había quedado desierto, no solo manifestó el razonamiento de ese jurado en particular, sino también el de todo un siglo de críticos y árbitros literarios costarricenses. A saber: que los textos no eran suficientemente contemporáneos y que no siempre versaban sobre Costa Rica. Lo primero podría referirse a contemporaneidad en estilo o tema, mientras que lo segundo es, en definitiva, el talón de Aquiles de nuestra literatura, o mejor dicho, de nuestra crítica.

Ya antes habíamos escuchado el argumento de la “costarriqueñidad” como un factor decisivo en la entrega de los Premios Nacionales. Para muestras, en los años noventa, cuando Tatiana Lobo obtuvo dicho galardón en la rama de novela, hubo quienes despotricaron contra los jurados por darle el premio “a una chilena” (no importándoles el hecho de que la novela estuviese ambientada en Costa Rica y en medio de sus gentes). Y de la misma manera unos diez años antes, cuando quien suscribe proponía darle a nuestro taller de poesía el nombre de Eunice Odio, hubo una voz disconforme que alegaba la “mexicanidad” de la poeta como impedimento para reconocerla como escritora costarricense. Así las cosas, no es difícil ver como el señor Baltodano y colegas de jurado vuelven a resbalarse en la vieja cáscara de banano llamada “literatura nacional” tal como la entendían Gagini y Magón, es decir, literatura de tema tico, hecha por ticos y en suelo tico.

Queda, sin embargo, pendiente para la historia de la literatura nacional una explicación convincente de las palabras del señor Baltodano, pues su comentario no fue más allá de lo ya apuntado, haciendo gala de la impunidad con que un dictamen “inapelable” les permite actuar.

Por otro lado, ¿serían esos motivos de Baltodano y compañía suficientes para declarar ese premio desierto? ¿Debe la literatura costarricense ser de costarricenses, hablando en castellano costarricense y en espacios físicos costarricenses? Si ese el caso, ya damos por zanjada la cuestión de por qué la literatura de Costa Rica es con frecuencia sosa y poco imaginativa; porque una literatura con tan estrechos parámetros de definición es como un perro con bozal: puede que haga mucha bulla, pero no muerde. Y eso le pasa a la literatura de Costa Rica en general: no muerde al lector.

En el prólogo a su nueva antología de cuento joven de Costa Rica [1], Guillermo Barquero y Juan Murillo anotan lo siguiente:
Las obras de los autores incluidos carecen de rasgos unificadores que permitan agrupar su conjunto formal o temáticamente, de modo que el calificativo “costarricense” que utilizamos en la portada termina siendo tan arbitrario como cualquier otro de los que nos valimos para escoger los textos aquí reunidos, siendo que costarricense es simplemente la nacionalidad de los autores y no una característica de los textos. (Barquero y Murillo, 2009).
Murillo agrega además en una de tantas discusiones blogueras:
Todo lo que escribe un tico es por definición literatura costarricense. Ahora, qué importancia puede tener eso, yo verdaderamente no lo sé. Limitarse a escribir sólo de Costa Rica es eso, una limitación. Si algo es evidente en la narrativa escrita por costarricenses en el siglo XXI es que Costa Rica es un de muchos lugares donde puede ocurrir la acción y que los personajes no son, usualmente, típicos ticos, como tampoco lo son, usualmente, estos autores. Ya no vivimos al amparo del estado paternalista sino en el descampado terrible del mercado global, querer escribir concherías es un anacronismo que se pasa como una indulgencia, pero no como la norma [2].
Igualmente, en su antología del cuento costarricense [3], el español José Manuel García Gil apunta:
La idea de una esencia de lo costarricense, de particulares rasgos raciales, políticos y culturales empieza a erosionarse y a dispersarse. […] Todas estas nuevas y nuevos escritores pertenecen, por tanto, a esa nueva y heterodoxa generación, ajena a realismos mágicos y temáticas de cuño indigenista o social. Una generación que presenta su historia desde una perspectiva individual, dada más a la exploración de una sensibilidad personal que a la crítica social o al manifiesto político. […] En un mundo donde las fronteras aparecen y desaparecen, la nueva narrativa latinoamericana: urbana, hiperreal, muy a tono con la cultura popular norteamericana, y con las nuevas tecnologías, emerge en el paisaje literario del continente. (García Gil, 2007).
A principios del siglo XX, la identidad de los costarricenses estaba en plena formación. Hoy día, si bien el tema identatario sigue siendo apremiante entre nosotros, no constituye ya el centro de nuestro quehacer literario porque la búsqueda del “yo” (versus “nosotros”), la identidad más íntima, ha saltado a primer plano en un mundo de comunicación masiva donde la individualidad parece cada vez más exaltada de jure pero a la vez más ignorada de facto. Así, la literatura nacional se viste y trasviste a gusto y antojo en múltiples formas. Puede ser una epopeya fantástica al estilo de Rafael Ángel Herra; las vicisitudes de una costarricense en Europa o en Cuba (Anacristina Rossi, Catalina Murillo); el fin del mundo desde nuestro pequeño rincón (Guillermo Barquero); viajes de y hacia la Luna (Laura Quijano, Alexánder Obando); o simplemente otra dimensión, otro universo, otra realidad, como es tan frecuente en la poesía de Eunice Odio y la generación poética de los 50.

No hay duda de que la polémica de “la literatura nacional” ya está zanjada entre los escritores de este país. Y definitivamente no hay nada de malo con nuestra literatura nacional, pero debemos ser conscientes de que ahora abarca mucho más de lo que abarcaba en el pasado, muchísimo más de lo que la vieja crítica hosca y anacrónica quiere reconocer. Y es que no hay fronteras nacionales en el ciberespacio, como tampoco las hay en el hiperespacio de la literatura. Lo costarricense —parafraseando de nuevo a Juan Murillo— es simplemente todo aquello escrito por autores costarricenses, indistintamente del tema, personajes u otras consideraciones formales o biográficas.

Y bien, los escritores acusamos recibo y nos damos por enterados. ¿Pero y los nuevos y viejos jurados de premios nacionales? ¿Cuándo caerán en cuenta de esta nueva realidad? Es hora de enviarle otro e-mail al señor Baltodano. Ojalá tenga computadora. Y de ser así, ojalá que también esté conectada a la red.
[1] Historias de nunca acabar. Antología del nuevo cuento costarricense. Barquero, Guillermo y Murillo, Juan. San José, Editorial Costa Rica, 2009.

[2] Murillo, Juan; en elmasviolentoparaiso.blogspot.com

[3] Cuentos del paraíso desconocido. Antología última del cuento en Costa Rica. García Gil, José Manuel. Sevilla, Algaida Editores, 2008.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Alexánder Obando,
estoy de acuerdo con Ud. He tenido la ocasión de escuchar y leer las argumentaciones sobre el tema; lo cierto es que, desde mi modesto entender, cerca del 99.9% de la crítica o jurado costarricense tiene y sabe de literatura costarricense, nacional, identidad, parque central, bar chelles y fundación del estado, la romería y etc, etc, etc, lo que Ud. y yo sabemos y tenemos de koreanos del sur. ¿Me entiendo?
Pero dígame Don Alexánder ¿cómo quiere Ud.que se haga una buena historia de la literatura costarricense y estudio de la escritura costarricense si quienes se oponen son los mismos que califican y opinan? ¡¡¡viera qué aburrido!!!
Sí, da penita, pero creo que hoy son preciso dos cosas: la primera, hacer las del mono sabio: ver, oír y callar y, la segunda, a las gentes que habitan estos menesteres no pedirles, pero ni sal pa'un huevo.
Por lo demás, siga su escritura sobrevolando la Luna ;) que por esas escritura suyas hay quienes, también, emprenden el vuelo.

Mis respetos, mis disculpas y compermiso.

josémiguel dijo...

Hace unos días atrás, por ahí había yo dejado un comentario sobre EMVP que acabó metido de nuevo en una discusión tipo "polémica nacionalista". Esta entrada me parece que pone algunos puntos sobre las íes de esa discusión.

Tengo, no obstante, algunos peros:

1) ¡Con cuánta facilidad se recurre al término "crítica literaria" en nuestro medio! Honestamente, mueve a risa pensar que se le llame crítica al conjunto de opiniones más o menos periodísticas que se han hecho sobre la literatura en la historia de este país.

2) ¡Con cuánta facilidad se recurre al argumento de que la literatura aquí escrita es sosa o aburrida! Honestamente, no sé bajo cual criterio se ampara este argumento y me resulta tan limitante para la lectura como el principio nacionalista que se ataca. A mí, en lo personal, las Concherías me siguen sacando lágrimas de risa o tristeza, y no por ello espero que se escriban concherías en 2009.

3) ¡Con cuánta facilidad se recurre a lo jurados y fallos de premios para levantar la voz en contra del statu quo! De un jurado de premio de una institución de gobierno, ¿no se debería saber ya el fallo? ¿Esto es como pensar que puede uno abrir La Nación y encontrar periodismo de investigación?

Lo que digo atrás lo digo desde una posición privilegiada en comparación con la de quienes cultivan la escritura en este suelo, porque lo digo como lector. Como lector creo que no hay crítica literaria, porque entiendo por ello el estudio sistemático del desarrollo de la litearura en un país (el país es un límite metodológico que puede eliminarse si se desea); creo también que esta literatura no es aburrida, porque ya sea El Moto o los Cuentos de Angustias y Paisajes o EMVP siento un gusto tremendo leyendo (quizás porque no espero del texto más de lo que puede darme: para leer se necesita perder prejuicios); y finalmente porque a ningún lector le dan un premio, como sí a los autores muchas veces excluídos injustamente.

En síntesis, que me parece bien tu postura, Alexander, aunque algunos términos y aseveraciones las cambiaría. (Y ya me quedo con las ganas de escribir algo sobre la bendita polémica, eso sí tengo que agradecerlo: ¡no me imaginé nunca que todavía estuviera tan vivo el pleito!)

Cristián Marcelo dijo...

Un excelente artículo, Alexander, pero creo que la herida abierta por la polémica entre Ricardo Fernández Guardia y otros aún no se ha cerrado, recuerda que la ganaron en aquel tiempo los nacionalistas.

Guillermo Barquero dijo...

Los hechos son los hechos (las obras mandan): una de las novelas más importantes de la literatura costarricense de los últimos 25 años transcurre en la Luna, en Bizancio y en una Costa Rica de ensueño, entre otros lugares (EMVP); uno de los escritores más talentosos de la literatura latinoamericana tiene una obra maestra en la que ninguno de los personajes es latinoamericano (Jardines de Kensington, de Rodrigo Fresán). La primera obra es de un costarricensísimo, la segunda de un argentinísimo; ambas, de latinoamericanos. No sé cuál es el enredo.

Anónimo dijo...

Yo quisiera creer que el asunto ya está (o debería estar) resuelto, pero ciertamente hay indicios que anuncian lo contrario.

Creo también que ya algunos de ustedes lo han señalado: no se le puede pedir peras al olmo, pero no significa conformismo, lo que indica es que "nuestra obligación" es sembrar árboles de pera.

Por otro lado, esa apertura para no encasillar la literatura tica como aquella escrita por ticos, sobre temas ticos en suelo tico también debería hacernos abrirnos a las miles de posibilidades formales, estilísticas y temáticas de nuestra cultura y de otras culturas.

Muchos de los que critican el "nacionalismo" terminan abogando por "lenguaje tico" cada vez que un autor recurre a formas barrocas o aparentemente arcaicas. Entonces, ¿en qué quedamos?

Y ya que Álex es el anfitrión de este tema y blog, me parece que uno de sus aciertos narrativos es la combinación de escenarios, épocas, lenguajes y estilos. Pero también considero que cuando más brilla es cuando se pone "clásico".

En fin, considero que la polémica sobre nacionalismo debería ser superada de una vez por todas. Pero no solo eso, sino abrirse y aceptar la diversidad de voces y estilos.

Al mismo tiempo es imprescindible seguir abogando por la construcción de un aparato crítico. Independientemente de que la literatura sea china o maya, dicha literatura existirá porque se habla de ella.

Seguimos.

Saludos

Soren Vargas dijo...

Alex, como es diciembre generalmente libero la presión anual y me enciendo con facilidad. Y vos sos un especialista en poner la última gota en los vasos. Tremendo, amigo, tremendo.

Casualmente ayer discutía eso con un amigo si es posible escribir una novela ambientada en nuestro país que despierte intereses en Tokio, México o París. Y si no es así es porque pasa algo, y ese algo es el fracaso cultural en nuestra manera de concebir la literatura (y la crítica).

Bien que mal hay que dar al César lo que es del César y a don José León lo leen hasta en China como literatura mexicana… hecha en Costa Rica. Si la meta es ser leído, ¿qué puede decir uno?

Aunque yo no conozco a fondo todo este asunto de los premios, siempre me llega su olor a podrido. Los ticos estamos muy acostumbrados a que lo que pasa en Costa Rica se queda en y para Costa Rica. Pero ojo un detalle.

Aunque ciertos grupos de poder piden que pensemos en la carreta y en todo ese rollo de los valores para crear literatura costarricense, la resistencia a esa actitud puede que no sea menos cerrada.

No voy a hablar por todos, pero una buena parte de la contraofensiva se convirtió en una institución silenciosa de amigos del romanticismo urbano, que también despotrican contra otro tipo de propuestas. Eso es literatura de club.

Y ese es el problema de Costa Rica, que casi toda la cultura es de club, con públicos convenientemente educados (o su contrario) como caballos con anteojeras.

Siempre es una lucha por un monopolio ideológico en lugar de un debate por la pluralidad democrática. La patria heredada por nuestros abuelos o "lo cotidiano" (toda-la-droga-que-fumo-en-mi-apartamento-de-sabanilla): la misma mierda valle-centralista.

Como vos decís, hay que repensarnos; nuestro espectro ahora es muy ancho.

Aquí se lee, se escucha, se ve y se sabe de todo y de todo el mundo. Es mentira que tenga que haber un estilo, género o una temática definida. Puede que estemos desperdiciando más del 80% del público nacional y quizás hasta el 99% del internacional. El lector no es ningún idiota.

Excelente artículo, de lectura obligatoria. Un abrazo, hermano.

(Bueno, ese fue mi comentario deportivo de la semana)

depeupleur dijo...

Existe un subproducto de estas ideas policiales sobre lo que es costarricense que a mí me parece más terrible que cualquiera de los otros, y es la obra que, basandose en todos los estereotipos y generalizaciones complacientes que los ticos hacemos de nosotros mismos, busca "retratar" la identidad costarricense como propósito principal. Ese producto complaciente que busca gustar a los ticos es quizá el golem más detestable de todos porque refuerza los mitos homogenizadores creados de manera programática y que buscan reforzar la nacionalidad "costarricense" con fines políticos e ideológicos. Es, en otras palabras, una obra que le hace el juego al status quo.

Me parece que la literatura emergente por suerte está demostrando que esta concepción de que la obra debe cumplir con una cuota de "costarricidad" está ya reducida a los estamentos más recalcitrantes de lo literario. Entre los escritores jóvenes ya no hay casi líneas comunes, ni programas a seguir, como sugiere Soren que debiera suceder. En narrativa, las obras casi no se parecen entre sí, ni siguen recetas. Ahora sólo falta que el público se acostumbre a recibir esta variedad de obras como productos costarricenses.

Hay que decir, además, que las ideas sobre que tan costarricense es una obra tienen invariablemente un tinte axiológico y son siempre presciptivas y usan un tono autoritario que pretende dictar cómo debe ser la literatura. Para no caer ese juego de ser la policía ideológica de la literatura, hay que aceptar que la literatura escrita por costarricense puede tener rasgos distintos a las escritas en otros lugares, pero que eso no la debe limitar, y que esos rasgos no son buenos, ni malos, ni deseables, ni indeseables. No es en esos rasgos en donde radica la calidad de una obra, o por lo menos ellos no la determinan.

Marvin Rodríguez dijo...

Excelente post Alexander. Imaginar que Salman Rushdie solo pueda hablar de la India (a pesar de ser inmensamente más grande que CR) o que Sabato solo puede hablar de argentina o argentinos, o de Perón y la dictadura, o que Saramago solo puede hablar de Portugal es una estulticia. Si así fueran las cosas (fuera de CR), Saramago no hubiese podido hablar de Ricardo Reis (por no ser contemporáneo), ni escribir la historia del Alentejo, mucho menos sus ensayos o su evangelio. Lo mismo Rushdie, Sabato, Borges (creo que en Argentina no hay ninguna ciudad que albergue a los inmortales). A lo mejor, siguiendo el ejemplo de Saramago, si es que es bien jugado el viejillo, habrá que escribir sin nombres propios, sin hacer mención a países, lugares o nacionalidades, a ver con que salen los juraduchos para justificar que los premios se declaren desiertos. Para cerrar mi comentario y no aburrir a nadie, la cuestión de la identidad nacional sigue siendo esgrimida en defensa de todos los outsiders que quieren traerse abajo ese discurso. En la mundialización asistimos a la fragmentación de las identidades (o identificaciones en palabras de H. Gallardo), y como individuos nos moldeamos de una forma harto heterogénea, un poquito de allá, un poquito de acá, un poco de Goethe otro poco de Max Jiménez, un poco de A. Obando y otro poco de Sabato, la era del aislamiento y la homogenidad acabó, no sé cuál es entonces la gana de decir que literatura costarricense es solo aquella que habla de CR, de sus tierras, gentes, etc.
Saludos,

Heriberto dijo...

Como!!! Entonces ahora los criticos, resehnistas,burrocratas sobrevalorados, policias mentecatos de la risacademia oficial, quieren arrogarse el poder sobre la tem◙tica sobre lo que los escritores costarricenses deben escribir. Anda a cagar!!!! La Literatura costarricense es la que los escritores costarricenses hacen. No encuentro otra. Rechazo esa polic♂a tem◙tica que denuncias Alex.

Óscar Fernández dijo...

A propósito de toda esta polémica y con miras a ilustrar el doble discurso de los jurados de los Premios de cultura,apunto lo siguiente: Una profesora de Letras quien participó como jurado en años pasados y que tuvo que "juzgar" la obra de Alexánder, dijo que ella no quiso dar su voto a Obando, en aquella ocasión, porque ese premio le hubiera quitado el caracter de "maldita" y "underground" a la obra de Alexánder(WTF!?)
PD: Ella dijo eso con la intención de beneficiar al escritor del EMVP, supuestamente...

Alexánder Obando dijo...

RESPUESTAS. PARTE I

Pulpería Linda Vista:
Yo soy un convencido de que no hay nada de malo con la literatura nacional tradicional
al estilo de Bar Chelles, la Romería y tantos otros temas locales. Lo que sí me pudre es que se use este argumento de "literatura nacional" para censurar todo aquello que se sale del cómodo redil temático que la crítica desea mantener para complacencia y facilidad analítica suya. Eso, tal como lo plantean Baltodano, Monge y Castro es intelectualemnte obsceno. La crítica debe elucidar y clarificar, no censurar y dogmatizar.

Tuerto:
Entiendo tu necesidad metodológica de refinar definiciones para estar seguros de que hablamos de los mismo. Sin embargo, he llamado "crítica" en
términos muy ampilos a todos los que de una manera u otra emitimos juicios sobre la literatura que se produce en este país. Incluye, claro está, críticos académicos inteligentes, críticos académicos estultos y toda la gama de persona que decimos saber algo del tema, desde Carlos Morales hasta Álvaro Quesada, para citar dos extremos.
En cuanto a la literatura nacional en general, perdoname, pero sí creo que es inane y sosa en alta medida, pero no por ello debemos aplicar tales calificativos a todo lo que se produce en Costa Rica. Personalmente, tengo gran afecto por la obra de Tatiana Lobo, Rodolfo Arias, Luis Chaves y otros muchos; mientras que nuestra historia literaria goza de muy buena salud en las obras de Calufa, Eunice Odio, Luis Dobles Segreda, Lisímaco Chavarría Joaquín Gutiérrez y muchos otros. Pero... leer las concherías de Aquileo y luego leer las de Dorothy Pinto, son experiencias antitéticas, por decir poco. Uno es un trabajo gallardo de gran proyección humana, mientras el otro es tan solo la sombra de una bufonada mal concebida. Y por último, me temo que los errores del sistemna están a todo nivel. No hace falta que sean oficiales, semioficiales o independientes. O como díría Esteban Ureña (cito de memoria) "El problema de nuestra literatura no es solo uno de escritura; también es uno de lectura."

Cristian:
Creo que tenés razón: la polémica sigue viva. Pero también creo que se mantiene abierta de manera más o menos artificial. Esto debió quedar zanjado hace madio siglo o más.

Sentenciero:
De acuerdo: hay más enredo del que debiera haber en todo esto. Gracias, además, por ilustar mis puntos de vista. We meet eye to eye on this matter.

Asterión:
Pues sembremos árboles de pera, si lo que queremos ver es un peral. Cien por ciento de acuerdo. Y bueno, como escritor sigo adelante tratando de romper las fronteras que nos ha tocado vivir a los de mi generación, e igualemnte, espero que ese aparato crítico del que hablás, tarde o temprano, se haga realidad.

Alexánder Obando dijo...

RESPUESTAS: PARTE II

Sören:
Tu comentario deportivo es un ensayo en sí mismo. Gracias por tus ideas. Pienso, para decir algo final al respecto de los jurados de premios nacionales, que mientras los escritores ticos vamos viajando por internet en banda ancha, nuestra "crítica" (entrecomillada para hacer la salvedad que menciona el Tuerto) sigue viajando en carreta con bueyes.

Juan:
El "costarricensismo" como fórmula literaria apriorística es tan risible como querer hacer pasar el traje "típico" de Guanacaste como vestimenta nacional. Lo que tenemos como asunto de fondo es DOGMA de Estado y nada más. Un macabro intento por podar la diferencia para que la foto quepa en el marco de lo que ellos definen como lo nacional.

Fabio:
Tus palabras me confirman lo dicho anteriormente: a saber, que nuestros dizque jurados tienen ya un siglo o más de desfase. Y vieras que ni siquiera hay que salir del país para buscar ejemplos que contradigan a estos jurados del '08. Baste con mencionar "El infierno verde" y ya estamos en apuros. ¿Es o no es novela tica? ¿Tiene personajes ticos? ¿Sucede en Costa Rica?, etc., etc. Como ves, con solo un ejemplo local su tesis empieza a hacer agua.

Heriberto:
En realidad esa crítica estulta no se ha dado cuenta de una cosa primaria: somos nosotros, los escritores, los que decidimos a través de lo que escribimos y cómo lo escribimos, lo que es literatura y lo que no lo es (si es que alguien de veras quiere establecer diferencias tan bizantinas). Y no son ellos, los que "critican" los llamados a eso. Pero no se enteran, como no se enteran de tantas otras cosas.

Óscar:
Te tengo otro chismecito tipo jugoso para que haga juego (¿ o fuego?) con el que acabás de contarnos... Hace unos meses conversaba yo con un profesor de Letras, profe de Literatura y varias veces jurado de premios nacionales. Entre las muchas cosas que conversábamos quise saber su opinión sobre Roberto Bolaño. La criatura precámbrica me respondió que no sabía quién era ese... PLOP!!

Germán Hernández dijo...

Francamente para mi la discución está enterrada.

Nada le debemos a los jurados y sus premios nacionales, no son referentes de absolutamente nada ni nadie, ni de los escritores que nada les debemos, ni de las editoriales independientes que nada les debemos, ni de los lectores que ni saben que existen.

Los vitalizamos inútilmente con estos debates, son como un enemigo imaginario...

Si el más Violento Paraíso hubiese ganado el Premio Nacional de Novela, que hubiese ocurrido? Entonces los Premios Nacionales si serían buenos? Pienso que no, y que mal para Alex si eso hubiese ocurrido.

volviendo a la literatura "a la tica" que pienso es a lo que se refieren los sabios críticos oficiales de este país, me alegra saber que eso no existe.

La invención de Costa Rica es un proyecto muy joven que apenas se aproxima a los 200 años, en la historia eso no es nada. Y antes de una identidad, ya fuimos aplastados por la "modernidad en extremis"... así que afortunamente no existió, ni existe, ni existirá una literatura "a la tica" gracias a Dionisios!!!!

Por que existe la política a la tica, y el futbol, y la comida y muchas otras cosas acongojonantes a la tica.... que pena...

En tiempos de holismo y pensar como como cangrejito hermitaño en un acuario...

Referirse a Chelles, mae, la calle de la amargura, la platina, las chicas a todo dar, bla, bla, bla, en todo caso en la literatura, no es un acto de "rescate" de lo tico, autóctono y toda esa cala... si no que tienen y pueden tener dignidad literaria por su universalidad y no por su localidad...

Dejemos el rescate y las tradiciones a Camilo y los jurados... nosotros dedediquémonos a hacer arte....

Alexánder Obando dijo...

Gracias, Guega. Comparto mucho de lo que has dicho. Un abrazo.