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miércoles, noviembre 18, 2009

EL MÁS VIOLENTO PARAÍSO 2.0

¡Que la fuerza de Sinus Iridum te acompañe!

Queridos amigos, colegas, socios, enemigos y afines, con un enorme placer presento a ustedes el prólogo a la nueva edición de El más violento paraíso que ha escrito nuestro amigo y editor Juan Murillo. La novela estará a la venta dentro de pocos días. Con gusto les avisaré oportunamente sobre cómo dónde y cuándo se puede adquirir, así como la venta que también se hará por internet para nuestros amigos y colegas del extranjero.

Está de más decir cómo me siento ante esta aventura renovada. Gracias a Guillermo Barquero y a Juan Murillo, mis editores, y gracias a todos los que han contribuido con esta pantagruélica edición.

Alexánder Obando.


Prólogo a la segunda edición

El más violento paraíso se ha convertido, desde su publicación en el 2001, en una novela de culto. Admirada hasta el fanatismo por algunos, alabada como la novela desde la que hay un antes y un después en la narrativa nacional, la novela de Obando se ha sabido granjear adeptos entre los grupos más diversos. No es inusual oír elogios de la misma en círculos académicos especializados en literatura centroamericana, entre otros escritores de ficción o entre los distintos cliques del underground costarricense. No hay duda que El más violento paraíso es una novela polarizante; no todos la llegan a comprender, pero quienes lo hacen la defienden después como uno de los mayores logros de la literatura de nuestro país.

La primera edición de El más violento paraíso se agotó en 2003, dos años después de aparecer. Desde entonces se ha convertido en un objeto de alta demanda que sólo esporádicamente aparece en el mercado negro y con igual rapidez desaparece de él. Las solicitudes de una reedición llegan desde lo interno del país, así como de lectores especializados, escritores y académicos extranjeros que solicitan se reedite para así poder acceder a este “clásico instantáneo” que ha transformado para siempre la cara de la literatura costarricense. Esta triste situación de descatalogación involuntaria no es extraña en nuestro país, donde es usual que las obras, una vez agotada una primera edición, desaparezcan permanentemente.

Ediciones Lanzallamas, en un intento por mantener en circulación obras importantes que están redefiniendo la narrativa costarricense, decidió publicar como ópera prima e inaugural de su Colección Dedalus de novela a El más violento paraíso. El presente prólogo a la segunda edición tiene la intención de abordar brevemente la historia del libro hasta esta segunda edición, la recepción que ha tenido en el medio y algunas breves notas sobre lo que el lector puede esperar encontrar durante su lectura.

***

El manuscrito de la novela El más violento paraíso, que en esa época se llamaba La Casa de Dionisos, lo leí por primera vez a mediados de 1997. Ya tenía gran parte de los textos que la constituyen actualmente y Alexánder Obando la estaba haciendo circular entre sus amigos para obtener sus opiniones, después de trabajar en ella desde principios de 1995. El año siguiente, luego de algunas modificaciones e inclusiones, Obando presentó la novela para su evaluación en Editorial Alambique y recibió por respuesta una carta donde se le solicitaba que cambiara el título “La Casa de Dionisos” que la novela conservó hasta ese momento, que eliminara los capítulos que citaban a Platón, los de “Arte espagírica” y “Mar de las lluvias” y se cambiara, disfrazara o eliminara cualquier mención a personas reales. Con posterioridad a esta carta y la idea de Obando de presentar la novela a concurso con intención de financiar la edición, la Editorial Alambique desistió de su publicación. Finalmente la novela logró publicarse en enero de 2001, con recursos propios, en Ediciones Perro Azul, una editorial independiente que ha editado mucha de la producción alternativa durante la primera década del siglo. Los comentarios de los compañeros escritores que conocían el trabajo pronto incitaron a otros a interesarse por esta novela tan fuera de tono con el establishment literario de Costa Rica. Con su progresiva lectura el impacto de lo que El más violento paraíso significaba para la literatura costarricense se fue haciendo evidente para todos y las reseñas y comentarios empezaron a aparecer en distintos medios, tradicionales o académicos. En diciembre del 2000 el periódico Tiempos del Mundo publicó reseñas de Carlos Porras, reseñista, y Mauricio Molina, poeta y profesor universitario. Molina además publicó la nota, titulada “También la noche”, en la revista Fronteras del Instituto Tecnológico de Costa Rica, en la que haciendo referencia a lo fragmentario de la novela decía:
El más violento paraíso pretende hallar la organicidad de un mundo que no existe pero que se puede imaginar con un poco de esfuerzo. Emprende su camino desde los pedazos de una cultura. Pretende reconstruir el mundo a partir de la violencia, anuncia la nueva creación del mundo… (Molina, 2001.)
El 30 de diciembre del 2001, el suplemento cultural del diario La Nación publicó una nota en la que se incluía a El más violento paraíso como una de las tres novelas más relevantes del año. El mismo suplemento, en enero del 2002, tras el otorgamiento de los premios nacionales de literatura, en los que se premió Después de la luz roja de Mario Zaldívar, citó a Alfonso Chase, quien manifestaba que creía que la novela de Obando “merecía galardonarse porque plantea una nueva opción novelística para Costa Rica.” En esos días apareció otro reportaje de María Montero, poeta y periodista, en el suplemento “Viva” de La Nación en el cual Obando afirmaba que El más violento paraíso era una antinovela y que el medio literario costarricense usualmente rehuía de los “subgéneros” como la ciencia ficción, la pornografía, la sátira, la fantasía o el terror, que son algunos de los géneros que él había usado para construir su novela. Otra nota de principios de 2002 en Áncora citaba a Molina diciendo que esta era una “novela-mundo” y un “intento por escribir El Libro”.

A mediados de 2002 empezaron a aparecer los primeros artículos extensos que trataban de desentrañar la lectura de la gran novela de Obando. Rodrigo Soto, escritor, publicó un comentario en Áncora de La Nación afirmando que:
De lo que no queda duda, es de la voluntad expresa del autor de dialogar e inscribir su trabajo en una tradición que nada tiene que ver con la problemática de “lo nacional” y los restantes ejes por donde ha transitado mayoritariamente la literatura costarricense. (…) en la obra de ningún otro escritor costarricense se había expresado con tanto acierto algunos de los valores claves de la así llamada “sensibilidad posmoderna”: fragmentación, escepticismo, eclecticismo, hedonismo… (Soto, 2002.)
Uriel Quesada, escritor, publicó también un comentario en la revista literaria de la UCA en El Salvador en el que alinea a El más violento paraíso con la novela total o el deseo de crear mundos y además comentaba:
El más violento paraíso es una novela dionisiaca (…) hay un constante ir y venir entre muerte y resurrección (…) está regida por la circularidad. La historia constantemente se reescribe (…) La potencia de esta deidad es el deseo (…) El mundo regido por Dionisos no está sujeto a normas convencionales, es amoral. Quienes viven en él guardan el conocimiento del placer como un secreto, como la llave a otro estadio de la condición humana. (Quesada, 2002.)
Adriano Corrales, poeta, escritor y catedrático, por su parte, presentó una ponencia ante el congreso de escritores en Caracas, Venezuela en la que llamaba a El más violento paraíso “el mayor esfuerzo narrativo de la contemporaneidad costarricense” y un “hito en la historia de nuestra literatura”.

En un acercamiento más especializado y académico el escritor y profesor de literatura Alí Víquez Jiménez publicó ese año el estudio El más violento paraíso como una novela dionisiaca, en el cual se acercó por primera vez a las que parecen ser las fuentes originales de Obando. Víquez trata, como lo habían hecho algunos comentaristas previos, incluido el famoso prólogo a la primera edición de Esteban Ureña (1), poeta y filólogo, el problema de ubicar el libro de Obando dentro del género de la novela. La unidad temática, decide Víquez, es en la que radica el rasgo aglutinante de la obra, indicado en su forma más obvia por la repetición de los capítulos denominados “Iluminaciones” y que tratan de la parte mitológica de la obra, de la fundación de Bizancio y de lo dionisiaco. En cuanto a lo dionisiaco, Víquez cita a Kerenyi y a Otto, dos fuentes que indudablemente influenciaron a Obando mientras creaba El más violento paraíso. La tesis de Víquez es que una novela que pretenda ser dionisiaca y retratar el impulso vital global (zoé) debe necesariamente renunciar a seguir al individuo en una vida concreta e inclinarse por la multitud a través de diferentes épocas. El exceso, la vitalidad y la destrucción salvaje, todos rasgos de Dionisos, son rasgos también de El más violento paraíso.

Francisco Alejandro Méndez, crítico y escritor guatemalteco, aporta también un estudio publicado en la Universidad Rafael Landívar en el que intenta una ubicación dentro de los períodos literarios, definiéndola como una de las primeras novelas posmodernas latinoamericanas. Al respecto nos dice:
(...) este laberíntico texto, propone una lectura sesuda y exigente, pero a la vez incompleta, en la que el propio lector, atrapado en ese zapping, o cambio constante de canal con el control remoto, de esos vacíos o hechos no mencionados que propone la posmodernidad. (...) (Méndez, 2002.)
Finalmente, desde la academia también, surge la lectura de Albino Chacón, doctor y catedrático en literatura, quien dice:
La historias que componen el texto parecieran tejerse alrededor de la idea de que la violencia ha sido el motor de la historia.(…) Lo que esta última (El más violento paraíso) nos representa, más que simplemente narrarlo, es la condición laberíntica que siempre habría caracterizado (…) a la humanidad. (Chacón, 2003.)
En cuanto al género, Chacón afirma que El más violento paraíso es inclasificable y que la etiqueta de novela no le hace justicia y lo considera el texto que “más violentamente rompe con el código realista dominante en la literatura costarricense durante el siglo XX” y “un texto inaugural en la formación discursiva costarricense, al demandar otro tipo de escucha y constituirse (…) en el desafío más radical al modo en que han funcionado los modos consagrados de producción y recepción que está teniendo en Costa Rica la literatura que actualmente se está produciendo.”

Casi coincidiendo con la publicación de los comentarios más extensos de la novela, la primera edición se agotó. Las solicitudes de reimpresión o reedición no se hicieron esperar. A pesar del interés por el libro, Ediciones Perro Azul no llevó a cabo una segunda edición.

En épocas recientes tanto quien escribe estas líneas, como Guillermo Barquero, hemos publicado comentarios de la novela en Internet en un intento de recobrar la visibilidad que una obra de esta magnitud merece.

Barquero, haciendo de nuevo alusión a la ambición totalizadora de la novela, dice en su comentario del 2008:
En resumen, tiene de todo, abarca todo (historia, mito, proyección, abandono), se regodea en todos los excesos y, como tiene que ser, deja toda suerte de sensaciones en el lector. Eso solo lo hace un escritor que se proyecta en el texto, que se desparrama sobre éste. Tenía razón Clara Sánchez: El más violento paraíso es la fuerza de Alexánder Obando o, como a él le gustaría más, la sangre de Alexánder Obando. (Barquero, 2008.)
Mi propio comentario del 2007 se trata de un intento de separar y clasificar sus partes para poder desentrañar sus puntos de unión y su significado como novela. A mi modo de ver El más violento paraíso es una novela fragmentaria de carácter alto modernista. La sorpresa y debate que ha despertado en el medio se debe a lo inusual que es encontrar entre nosotros textos que no sean simplemente realistas. La novela de Obando, sin embargo, se articula y pivota como unidad tanto en lo formal con las “Iluminaciones”, y otros capítulos recurrentes, como ya apuntaba Víquez; como en lo temático con la recurrencia de la ciudad arquetípica que es la encarnación del laberinto y los mitos que pretenden reemplazar a las religiones abrahámicas actuales, basados en el culto a Dionisos y su reafirmación de la vida a través de los excesos del deseo que llevan al sexo, la violencia y la destrucción. Estos son los aspectos mitológicos que permiten reunificar la inmensa realidad fragmentada que se nos presenta inicialmente en la novela. Respecto de estos rasgos es imposible pasar por alto a T.S. Eliot, que en su reseña del Ulises de Joyce, dio la que hoy se considera la definición del método mítico que a su vez define la novela modernista: “Al usar el mito, manipulando un paralelo entre la contemporaneidad y la antigüedad, el Sr. Joyce esta usando un método que otros deberán usar después de él.(…) Es simplemente una manera de controlar, ordenar y dar forma y significado al inmenso panorama de futilidad y anarquía de la historia contemporánea. (…) En vez del método narrativo, ahora podremos usar el método mítico.” (Eliot, 1923.) Sobre lo fragmentario y la apropiación como rasgos distintivos del alto modernismo, nos queda el famoso verso: “These fragments I have shored against my ruins”, que conjuga la aglomeración de fragmentos literarios de otros autores anteriores a él, aparentemente inconexos, al final del famoso poema de Eliot, The Wasteland, que tuvo gran influencia sobre Obando.

Por otra parte, hay que decir que la rehabilitación del sentido trágico de la vida a través de lo dionisiaco, que es el corazón secreto de El más violento paraíso, se le debe inicialmente a Nietzsche, que lo trató, a contracorriente de la idea predominante sobre los griegos en su época, en El nacimiento de la tragedia y en Más allá del bien y el mal. El intento de Obando de suplantar los valores del cristianismo con valores paganos o novedosos es a su vez un trasunto de la lucha de Nietzsche en su intento de lograr una “transvaloración de todos los valores”. En Nietzsche, como en Obando, el valor supremo es la vida renovada, que contrapuesta a un ficticio paraíso cristiano posterior a la vida, debe ser vivida hasta los extremos, sin temor, sin culpa y sin vergüenza. En Nietzsche también, se encuentra la idea inicial del eterno retorno, que es la reafirmación de la vida como un fenómeno más allá del individuo y que forma parte fundamental de la obra de Obando, en la que avatares de vidas pasadas unen los fragmentos para formar un solo tejido. La deuda de Obando con Nietzsche es grande, pero probablemente indirecta, resta por hacer una lectura a profundidad de esta novela desde las premisas nietzscheanas que han servido de fundamento a mucha de la gran literatura del siglo XX.

En cuanto al contenido de la novela la contratapa de la primera edición rezaba:
Para algunos lectores, esta novela vendría a ser equiparable a las obras de Burroughs en tanto muestra “una visión de cómo actuaría el género humano si estuviera totalmente divorciado de la eternidad”. Hablamos entonces de un mundo sin esperanza, ahí donde ya no se anuncia la muerte de Dios sino que se lleva a cabo su funeral de una vez por todas, como diría Jean Allouch. Una novela construida con los hechos y desechos industriales de cada día: el cine de ciencia ficción, el folletín ocultista, el relato “pornográfico”, la guía para turistas, el cuento de terror, la narración histórica, el grimorio y el mito antiguo, todos en la asfixiante dimensión de este paraíso. Lugar para ritualizar la violencia y el deseo o para leer (¿esta novela?) “como el quiromántico que confunde sus sueños en las manos ajenas o el astrólogo mareado por el vino tibio de los astros.”

Una novela “disfrazada” que es a la vez novela-otra-novela, trasunto de frame novel primitiva y un modelo para armar (o desarmar) después del griterío adventístico postmoderno.

En definitiva, un laberinto de múltiples pasillos en busca de un minotauro-lector.
Ya ahí se tocaban muchos de los temas que el lector encontrará en la intoxicante lectura que le espera: mitología, sexo de toda índole, violencia, drogas, magia negra, ciencia ficción, historia, fantasía, terror, sátira, alucinaciones y visiones místicas. La lista se expande y se confunde consigo misma tomando como escenarios a Bizancio antigua; la moderna Estambul; San José, Costa Rica; las bases lunares de Sinus Roris y Sinus Iridum; Babilonia; La Atlántida y espacios posapocalípticos sin definir. No se equivocan los comentaristas al calificarla de novela-mundo o frame novel; El más violento paraíso, en efecto, pretende abarcarlo todo en un inmenso abrazo transformador para presentarlo de nuevo revalorizado en el nuevo marco de los valores dionisiacos.

Más allá de esta línea se encuentra la novela más impactante de la literatura costarricense; el lector entra a ella bajo su propio riesgo.


JUAN MURILLO
Tres Ríos, 1 de septiembre de 2009



[1] El prólogo de Esteban Ureña, “Una novela intrascendente (O: number nine....)”, se incluye en la presente edición en el mismo bloque en el que está la novela propiamente dicha, por considerarse ambas partes como dos piezas distintas de un mismo conjunto, uno nacido a partir del espíritu de la otra.

22 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya había tenido oportunidad de conocer este prólogo, que hace honor al libro y es un buen augurio de la edicion. Una vez más, felicitaciones a vos por esta novela que tanto aporta a nuestra narrativa y a la aventura editorial de Memo y Juan. Y no se diga más, pero la tribuna pide fecha de presentación ya.

Saludos.

Sergio Arroyo dijo...

Esta es una noticia más bien gargantuesca! Al fin podré devolverle a M. el libro que tengo custiodiado en un ropero (sin leerlo), junto a otros libros que sé que si yo los leo, me van a quitar las ganas de seguir escribiendo, por la envidia malsana de no haberlos escrito yo.

Retrúecanos incluidos, enhorabuena, Alex!

Soren Vargas dijo...

Álex, ¡que conste que soy de los primeros en la lista! ¡Felicidades! ¡Un abrazo intercitadino!

Gustavo Adolfo Chaves dijo...

Ya era hora, ya era hora... Gracias a todos los que trabajaron en esto. La inclusión del prólogo de Esteban Ureña me parece de un tacto de lectura impecable.

josémiguel dijo...

Me alegra que este prólogo presente un estado de la crítica. En medio del polvorín de aquellos años, recuerdo haber leído los artículos mencionados por Murillo y no haberme creído el cuento de ninguno; el de Alí Víquez me sigue pareciendo el más pertinente.

Pero bueno, explicar por qué me parece que la crítica de EMVP hace mucho ruido y da muy pocas nueces sería largo. Sólo diré que se enreda mucho en querer ver lo "exótico" de la novela y pierde de vista que el texto no está completamente desligado del desarrollo de la narrativa en Costa Rica.

Me parece que hay muchas víctimas (tanto escritores como críticos) de la idea del rupturismo del arte, y eso puede servir para lanzarse y ser craetivo y escribir bien. Sin embargo, cuando se trata de estudiar un hecho literario se tiene que tener más calma. A veces me parece que quienes desligan EMVP de la literatura costarricense lo hacen porque no han leído el grueso de la literatura costarricense.

En síntesis, que la novela es importante y la crítica, pienso, no le hace mucha justicia; más le hace ruido, que no está mal, aunque no es lo que me guste. El prólogo, creo, pone guías para que, talvez, empiece a haber nueces.

Jorge dijo...

Felicidades, Alex.
-Hasta que al fin!!!-

depeupleur dijo...

Me siento tan orgulloso como si fuera mío el bebé. Como dice Chaves, Salú

FRANK RUFFINO dijo...

Ya es hora se le haga justicia a esta gran novela. Tengo la primera edición aquí en mi enclenque mesita de noche que ya no aguanta el peso de tan buena literatura y que pide a gritos la termine, pues la conseguí hace unos días y me ha enganchado de verdad. Solo unos contratiempos han hecho que no sea pleno su disfrute, pero ya le doy fin y las reelecturas serán pertinentes, pues tiene su hondura.

Felicidades a Alexánder y desde ya pongo en funcionamiento el motor de mi fe y voluntad para que le traiga los éxitos que se merece desde que fue publicada en 2001.

Saludos, Frank.

Esteban U. dijo...

Un señor decía que el boom latinoamericano había sido un fenómeno editorial; algunos han repetido esto como si fuera una crítica a la calidad de los escritores. Lejos de eso, es más bien un enunciado sobre algunas condiciones mínimas para que se trasforme la cultura. Mis felicitaciones a Lanzallamas, loco arltiano de quien esperamos más fenómenos editoriales.

Importante el punto del tuerto sobre los puntos de continuidad de la novela con la literatura del país, creo que ese argumento podría hacerse correr por varias líneas al mismo tiempo. ¿Logramos verlas?

Alex: el abrazo por siempre. See ya at the other side.

Luis Chaves dijo...

felicitaciones a juan y guillermo por lanzar esta editorial. qué lujo de inicio!

Óscar Fernández dijo...

¡Qué placer será tener esta nueva edición!Espero con ansias ir a la presentación del libro (si la hay)...

Alexánder Obando dijo...

Asterión:

La fecha de presentación aún no la tengo. Te avisaré tan pronto tengamos algo en firme. Muchas gracias.

Ornitorrinco:

M. estará contenta de que le devolvás su libro. Pero yo te aseguro que esta nueva versión te va a gustar más que la primera. Y gracias por la "envidia", jejeje, siempre se agradece.

Sören:

Leído y anotado. De vuelta el abrazo intercitadino y gracias por tus comentarios en la entrada sobre el "Polómetro para escritores". Pasé un buen rato cagado de la risa.

Tavo:

Creo que el prólogo de Esteban Ureña tenía que ser incluido en honor a la justicia. Me alegro que concordemos.

Tuerto:

El "argumento" de la no costarriqueñidad de EMVP ha sido utilizado por Tirios y por Troyanos. Hay una conocida filóloga (que pronto se estará sentando en la Estación al Atlántico) que afirmaba que esta novela "no era tica" al carecer de personajes y situaciones principalmente costarricenses. Con ese mismo argumento ni "La Divina Comedia" sería muy italiana (pues aunque los personajes son locales, el espacio no lo es) ni "Un mundo feliz" sería muy británica. Lo mismo que "Las crónicas marcianas" no sería gringas, ni la poesía de Eunice Odio sería particularmente costarricense. Con respecto a Eunice una vez, cuando proponía su nombre para nuestro taller, escuché a alguien decir: "¿Para qué darle pelota a esa vieja, si era mexicana?" Lo mismo que un filólogo amigo me recomendó escribir "Canciones a la muerte de los niños" en "tú" y ubicar la trama en Europa (en París, para más inri de este servidor). Lo que yo veo en el fondo de esta constante contradicción es el asomo de una "cultura vergonzante". Las culturas vergonzantes son altamente autrreferenciales, por lo que no podés hacer "literatura tica" sin "ticos" y sin "Tiquicia". Y por otro lado, la literatura nacional que tenga ínfulas de no local, debe tener referentes prestigiosos como el tuteo, las grandes capitales culturales, y nacionales de culturas que son referente, ya sea en Occidente o en todo el puto planeta.

Ahora bien, ¿es EMVP una novela costarricense? Hasta la pregunta ofende. La crítica local toma nota de las citas de Morrison, Platón y Pink Floyd, pero no toman en cuenta el vernáculo costarricense que se usa en buena parte del texto, así como otras particularidades.

EMVP no es más que lo que cualquier libro: su autor y su circunstancia.

Es una novela cien por ciento tica y espero que la crítica la empiece a ver como tal.

Jorge:

Me sorprendió ver eso "De el otro lado". Creí que esa cuenta ya no existía. Qué bueno que te des una vuelta por acá. Siempre bienvenido y gracias por todo.

Juan:

No te quités. El bebé es tuyo en buena parte, jeje. Salú.

Frank:

Muchas gracias. Es bueno saber que la literatura de uno tiene resonancia en otros.

Stavros:

la propuesta de Lanzallamas me llena de esperanza y hasta de ganas de volver a escribir más. La censura nacional llega y amaña hasta los mismos títulos. No sé si vieron lo que hicieron con el nuevo premio Joven Creación. Su trabajo se llamaba algo así como "cartas..." o "Reflexiones para un día pura mierda". Pues ya salió a la venta con el título de "El circo del deseo". (Oh, my goodness! How Proper!) La planadora de la censura no solo aplana sino que también estruja hasta sacar la vida.

Luego, en cuanto a EMVP, pues es claro que El Tuerto está dándonos una óptica que muchos rehusan ver. Me pregunto qué será la génesis de todo ello.

Tetrabrik:

Cuando yo vi la calidad de la edición me fui de espaldas. Es obvio que Juan y Guillermo quieren empezar las cosas muy en serio.

Ficciones de Pulpa:

Gracias de nuevo por pasar; y sí, sí va a haber presentación pero todavía no sé cuándo. Con mucho gusto les avisaré oportunamente.

Gracias a todos.

Anónimo dijo...

En términos generales, concuerdo con lo que plantea el Tuerto. No se puede pensar EMVP desligada de la literatura tica. No porque necesariamente haya una tradición o maneje ideas o temas similares, sino por el hecho mismo de que pone en entredicho nuestra tradiciòn, no solo literaria, sino también social. Y en el fondo, ese es el diálogo permanente de una obra con su contexto.

Es increíble que más de cien años después la pugna por el nacionalismo en literatura siga pendiente.

Si alguien lo que quiere (objetivo totalmente infértil) es determinar la nacionalidad de EMVP a partir de que tenga personajes "ticos" (¿qué diantres es eso?) sería muy feliz, porque la obra está llena de referencias a gran parte de la fauna de Tiquicia. Si alguien dice aún que no los tiene, es simplemente porque no la ha leído.

Y como bien decís, el alto porcentaje del español costarricense sería el otro "plus" para quienes buscan "nacionalismos" absurdos.

En todo caso, esta pugna es similar a la de la gente que rechaza una obra porque dice que es "fantasiosa", por ejemplo, porque en lugar de carros haya naves o unicornios en lugar de caballos, por citar dos ejempos simplones.

Saludos.

Lau Fu dijo...

¡Muchas felicitaciones Alex! Es una noticia estupenda, al igual que el nacimiento de Lanzallamas!!! Por cierto, yo custodio un ejemplar de la primera edición de EMVP... Creo que ya no tendré que seguirlo escondiendo.

depeupleur dijo...

Todo lo que escribe un tico es por definición literatura costarricense. Ahora, qué importancia puede tener eso, yo verdaderamente no lo sé. Limitarse a escribir sólo de Costa Rica es eso, una limitación. Si algo es evidente en la narrativa escrita por costarricenses en el siglo XXI es que Costa Rica es un de muchos lugares donde puede ocurrir la acción y que los personajes no son, usualmente, típicos ticos, como tampoco lo son, usualmente, estos autores. Ya no vivimos al amparo del estado paternalista sino en el descampado terrible del mercado global, querer escribir concherías es un anacronísmo que se pasa como una indulgencia, pero no como la norma.

depeupleur dijo...

Además quería agregar, aprovechando el spotlight, gracias por las felicitaciones y el año entrante los invitamos a una inauguración ya propiamente dicha.

Rolando Merayo dijo...

Qué bueno Alex, desde que empece a entrar en tu blog la quiero leer y no la he encontrado, por fin la tendré. Un abrazo...

Alexánder Obando dijo...

Asterión:

Plenamente de acuerdo con tu posición sobre esta trasnochada polémica nacional y sobre todo a estas alturas. ¡Te imaginás! Es el colmo que desde la misma Academia de la Lengua Costarricense estén saliendo tales adefesios.

Lau Fu:

El nacimiento de Lanzallamas en nuestro medio le va a dar a la narrativa local un empuje igual al que Perro Azul le diera en su momento a la poesía tica de este último decenio. Todo eso y quizás hasta más. Tanta son mis esperenzas en estos dos dedicatos "literólatras" que hasta me sacaron de un hueco de no-creatividad en el que había caído desde el 2006.

Y bueno, ya las expectativas está agitadas. Esperemos los resultados.

Juan:

"Todo lo que escribe un tico es por definición literatura costarricense". Esta frase tuya ha sido mi credo desde siempre cuando a una literatura se le trata de dar un cariz nacional. Las meditaciones en torno a ello pueden resultar interesantes, pero para mí, como creador, terminan siendo ociosas.

"Yo soy yo y mis libros".

Y por "libros" me refiero a tres cosas: 1. los libros que he escrito; 2. los libros que he leído [para no olvidar a Borges]; y 3. mi circunstancia.

Creo que esa sería la síntesis de mi credo literario.

Rolando:

Espero, compa, que la anticipación de leer el libro no te defraude después. A uno le suele parecer pequeño aquello que lee porque varios te lo recomiendan. Creo que se debe a que uno espera más del texto que lo que realmente puede dar.

De todas maneras, confío mucho en que lo disfrutés.

De nuevo, gracias a todos.

Pelele dijo...

Saludos y en buena hora la reedición de esta novela que para mí ha sido casi mítica. Claro, nunca me afané buscándola en bibliotecas ni nada por el estilo, siempre esperé encontrármela en una que otra vuelta por las compra-ventas, disfruté mucho leyendo Canciones a la muerte de los niños y bueno, espero ávido esta nueva publicación.

Lo que se escribe en Costa Rica es costarricense claro, pero no más que por los mismos azares que se dieron para que en el pasaporte de uno ponga la nacionalidad que pone.

Felicitaciones al escritor y a los editores.

Alexánder Obando dijo...

Pelele:

Gracias por pasar. Espero poder informarles muy pronto sobre la presentación y venta de "El más violento paraíso".

Salud.

Germán Hernández dijo...

Me imagino a un lector uruguayo leyendo el más Vilento Paraiso dentro de la tradición de Lebrero, o un Venezonalo dentro de la tradición de Britto García, o un cubano Lezamiano....

Y con sorna y malicia quizás se interrogarían... "qué tiquillos tan pintorescos, y todavía se preguntan si esta novela es una "novela"...

"es que cuando algo se les sale del molde y los convencionalismos que tanto les costó aprender, les da vértigo, entre mareos no logran recuperar el equilibrio y tontamente buscan en sus manuales algo que les devuelva el "orden" y el "control".

Pero bueno... por dicha, ya nos vamos sacudiendo de la esperpéntica narrativa costarricense, ya casi podemos olvidarla para siempre, afortunadamente tenemos a Obando, como un gladiador descabezando a los últimos sobrevivimentes... al final de esta batalla, podremos enterrar por fin a nuestros muertos

Alexánder Obando dijo...

Querido Guega:

Creo que el traje de Gladiador ya no me queda, pero muchas gracias por la metáfora. Un abrazo.