El actor Divine en la escena clave de la cinta Pink Flamingos
Cuando de clásicos se trata el cine suele no fallar; esto es, si nos referimos a clásicos de verdad y no a lo que la débil y risible catalogación yanqui llama "clásicos".
Estoy en un videoclub en California a finales de los 90. Busco pelis de Pasolini, Van Sant y Wenders, pero parece que no doy con ninguna de ellas. Entonces decido prestar más atención a la catalogación del inventario. Las cintas viejas pero que aún son apetecidas (no importa la calidad) se llaman clásicos. El cinearte universal se llama filmes extranjeros. El cinearte de los EUA se llama alternativo. Y lo demás queda ubicado en las cajoneras descripciones de comedia, romance, acción, horror, drama y animadas. Y bueno, quizás en perspectiva lo más triste no sean estas ingenuas catalogaciones sino la forma becerril y ovejuna con que hemos llegado a aceptarlas.
Estoy en un videoclub en California a finales de los 90. Busco pelis de Pasolini, Van Sant y Wenders, pero parece que no doy con ninguna de ellas. Entonces decido prestar más atención a la catalogación del inventario. Las cintas viejas pero que aún son apetecidas (no importa la calidad) se llaman clásicos. El cinearte universal se llama filmes extranjeros. El cinearte de los EUA se llama alternativo. Y lo demás queda ubicado en las cajoneras descripciones de comedia, romance, acción, horror, drama y animadas. Y bueno, quizás en perspectiva lo más triste no sean estas ingenuas catalogaciones sino la forma becerril y ovejuna con que hemos llegado a aceptarlas.
Vamos a usar estas catalogaciones (de manera sucedánea y ambigua, claro) para comentar brevemente dos de las pelis que hemos visto este año. No es solo un asunto de "lo mejor" que he visto, sino también de cosas raras, cosas malas y cosas que para bien o para mal, son literalmente inolvidables.

Portada del DVD de Apocalypse Now Redux
1. APOCALYPSE NOW REDUX - F. F. Copploa (1979-2001)
Cinta de acción, alternativa, drama, horror y guerra. Demuestra, entre muchas otras cosas, que esas etiquetas mejor sirven para adornar las góndolas de una pastelería que para definir cine.
Pero bueno, ¿qué decir de esta obra maestra que no se haya dicho ya? Poco, o más sinceramente: nada. Y si es así, entonces repitamos alguna de la trivia que todo el mundo ya conoce:
1. Lawrence Fishburne le mintió a Coppola para conseguir el papel de "Clean" en la cinta. No es cierto que tuviera 17 años. Tenía apenas 14.
2. Martin Sheen se "colgó" (como dicen en España) para rodar la escena del hotel en Saigón. Le propuso a Coppola que le permitiera emborracharse y drogarse y luego dejar que las cámaras rodaran libremente. El experimento funcionó muy bien hasta que Sheen, en pleno delirio, se cagó hasta en la tátara abuela de Coppola hasta la octava generación. Coppola estaba dispuesto a irse a los puños con su actor drogo pero la gente del set lo convenció de que mejor se fuera para no arruinar el experimentito.
3. El sacrificio del caribú hacia el final de la cinta es real. Los vegetarianos y cuida-bichos del mundo han querido demandar a Francis Ford por este hecho tan "inhumano", mientras olvidan que cualquier tigre de bengala se habría mangiado al triste vacuno, si es que no lo hacen los miembros de la tribu presente. (De hecho, no me sorprendería que ese haya sido parte de su "salario" como actores de relleno o extras).
4. Marlon Brando era para ese entonces chiquitillo y obeso. Se requirió de un magistral manejo de cámaras para que se viera más alto y más delgado. También pasaba drogado la mitad de las veces y tuvo otra gran sarta de improperios para el director Coppola, hasta que finalmente, como fórmula de consenso, Brando dirigió sus propias secuencias con la asistencia del subdirector.

¡Hora de hacer hamburguesas! El sacrificio del caribú es en realidad uno de los momentos más intensos en la extraña surrealidad de esta cinta. Y ese es uno de sus más grandes logros: meter al espectador en un mundo de onírica psicodelia sin recurrir a los hoy muy cacareados efectos digitales.
5. La cinta está inspirada en Heart of Darkness y Lord Jim de Joseph Conrad, así como en Aguirre, la ira de Dios de Werner Herzog.
6. La leyenda negra de la cinta no solo contó con el numerito de hipopótamo del otrora guapísimo Brando, sino también con un huracán que destruyó todos los sets y decorados y un ataque al corazón que sufrió Martin Sheen durante el rodaje de la película.
7. Coppola incluyó en la cinta muchas alusiones que a los escritores nos hacen sonreír inconscientemente: el poema The Hollow Men de T.S. Eliot es leído en voz alta por Brando, y hay tomas de los libros From Ritual to Romance de Jessie Weston y el casi sagrado The Golden Bough de Sir James Frazer. Huelga decir que estos dos textos son la base de inspiración de The Wasteland, según confesión del propio Eliot.
Lo único que puedo apuntar sobre este trabajo magistral de Coppola es que sigue muy de cerca el espíritu de The Heart of Darkness (claro, no su trama real) y quizás por ello es que presenta un agudo si bien muy siniestro panorama de la condición humana... ¿o será que la condición humana ya es siniestra de modo inherente?
El actor/actriz Divine comiendo mierda, literalmente.
2. PINK FLAMINGOS - John Waters (1972)
El famoso trans estadounidense alguna vez dijo: "Yo haría cualquier cosa con tal de ser famosa". Y de inmediato el director de cine grotesco John Waters le tomó la palabra y la puso a comer mierda de perrito. Pero bueno, John Waters es alguien que haría una cosa así. Llamado en Estados Unidos "El maestro del mal gusto", Waters creó una estela de cintas en los setenta y ochenta denominadas transgressive cult films o simplemente trash films. Sea cual sea el nombre, la especialidad es el cine burdo, de mal gusto y lleno de contravenciones sociales. Así pues, si los actores cogen, entonces cogen a plena vista y paciencia del público y se soban las "partes pudendas" con una gallina viva al principio y muerta al final de la toma. (Sospechamos que muere asfixiada o desnucada entre tanto manoseo). Y si la abuela es adicta a comer huevos (de gallina) entonces se los embarra en el pecho para que el "Egg Man" (el vendedor de huevos) la vea más sexy y le proponga matrimonio. Y finalmente si Divine tiene que probar y confirmar que es la persona más sucia sobre la Tierra, entonces agarra el pupú de perro y se lo embarra en toda la dentadura.
El argumento es sencillo: Divine, un personaje trans, oscuro y de los bajos fondos, logra que los tabloides la declaren la persona más sucia del mundo. Pero una pareja de lujuriosos esposos, Connie y Raymond Marble, que además secuestran muchachas para embarazarlas y vender los bebés a parejas de lesbianas en el mercado negro, no están contentos con que Divine sea la ostentadora del título. Así que tratan por todos los medios indecorosos posibles de desbancarla.
En fin, el plan de Waters es uno muy sencillo: ¡ESCANDALIZAR! ¡ESCANDALIZAR! ¡Y ESCANDALIZAR! Este tipo de cine, también llamado por algunos cine maldito, es, sin embargo, muy distante de sus pretendidos parientes como Saló o las 120 jornadas de Sodoma (P. P. Pasolini) o Los demonios (Ken Russell). Y la diferencia es fundamentalmente estético-cualitativa. En Pink Flamingos la dirección es mala, los decorados son malos, las secuencias son malas, las actuaciones son malas y el guión es malo. Porque el único elemento redentor vendría a ser la desfachatez, la contracorriente sexual y política; en fin: el descalabro que reciben todas las convenciones burguesas, pero nada más. Y bueno, también hay momentos cómicos, pero nada que se pueda decir bien hecho.
A partir de los ochenta, Waters se vuelve menos escandalizador y un poco más suave, más "traviesillo y de mentirillas", pero su cine aún agrada. Con Hairspray (1988) su estética ya entra de lleno en el regazo de la burguesía. Insistimos: no deja de ser divertido y transgresor, pero ya no es cine con la jareta abierta.
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NOTA FINAL: Quiero disculparme sinceramente con las personas que siguen este blog por el relativo abandono en que lo he tenido durante el mes de agosto. Es que es un mes un tanto freudiano para mí y la cabeza la he tenido en tiempos y lugares mejores. Pero ya (casi) estoy de vuelta. Abrazos y gracias.
El argumento es sencillo: Divine, un personaje trans, oscuro y de los bajos fondos, logra que los tabloides la declaren la persona más sucia del mundo. Pero una pareja de lujuriosos esposos, Connie y Raymond Marble, que además secuestran muchachas para embarazarlas y vender los bebés a parejas de lesbianas en el mercado negro, no están contentos con que Divine sea la ostentadora del título. Así que tratan por todos los medios indecorosos posibles de desbancarla.
Divine, como toda ama de casa, compra unos bistecs para el almuerzo que luego decide "condimentar" un poquito restregándoselos contra el pubis. (Caricaturización de un episodio en la cinta).
En fin, el plan de Waters es uno muy sencillo: ¡ESCANDALIZAR! ¡ESCANDALIZAR! ¡Y ESCANDALIZAR! Este tipo de cine, también llamado por algunos cine maldito, es, sin embargo, muy distante de sus pretendidos parientes como Saló o las 120 jornadas de Sodoma (P. P. Pasolini) o Los demonios (Ken Russell). Y la diferencia es fundamentalmente estético-cualitativa. En Pink Flamingos la dirección es mala, los decorados son malos, las secuencias son malas, las actuaciones son malas y el guión es malo. Porque el único elemento redentor vendría a ser la desfachatez, la contracorriente sexual y política; en fin: el descalabro que reciben todas las convenciones burguesas, pero nada más. Y bueno, también hay momentos cómicos, pero nada que se pueda decir bien hecho.
A partir de los ochenta, Waters se vuelve menos escandalizador y un poco más suave, más "traviesillo y de mentirillas", pero su cine aún agrada. Con Hairspray (1988) su estética ya entra de lleno en el regazo de la burguesía. Insistimos: no deja de ser divertido y transgresor, pero ya no es cine con la jareta abierta.
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NOTA FINAL: Quiero disculparme sinceramente con las personas que siguen este blog por el relativo abandono en que lo he tenido durante el mes de agosto. Es que es un mes un tanto freudiano para mí y la cabeza la he tenido en tiempos y lugares mejores. Pero ya (casi) estoy de vuelta. Abrazos y gracias.