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sábado, noviembre 29, 2008

ADRIANO CORRALES: Bitácora del que ama

Por Alfonso Chase.
Germinal
Año 2, Número 51

Adriano Corrales (1958) es poeta, cuentista, novelista y graduado en Bellas Artes en la Universidad de San Petersburgo, con una vasta trayectoria académica en el Instituto Tecnológico de Costa Rica, lo que le ha permitido desarrollar una amplia labor como difusor y promotor de la cultura, en diversos sitios de nuestro país, con énfasis en la Región Norte, donde su labor se tiene como pionera en el desarrollo de focos culturales y de convivio artístico.

Fue director de la prestigiosa revista Fronteras, hoy lamentablemente desaparecida, que hizo de punto de encuentro de artistas y creadores de ideas durante muchos años. Como poeta, Corrales ha renovado las antiguas vertientes de lo coloquial trascendente, con recursos propios de lectura y observación de la poesía de la generación que lo antecede, pero con originalidad sensible para así descubrir, en la esencia de las cosas y personas, la voluntad del ser humano por crear un mundo más noble y libre, combinando lo cotidiano con la inmensa vitalidad de la naturaleza, en la cual muchos de sus poemas se hayan inmersos. Lector infatigable, también su poesía se nutre de homenajes a sus poetas de cabecera, como Carlos Martínez Rivas, Blanca Varela, Joaquín Pazos, José Coronel Urtecho, entre otros. Es así como también ha creado su propia tradición, resguardado la herencia de nuestros grandes poetas, de Darío y Martí en adelante. Adriano Corrales ha puesto sobre el mapa costarricense nuestro ligamen con la América Central, sabiendo que no vivimos en una isla sino que proyectamos nuestra propia historia con nuestros países hermanos. Como promotor cultural, su labor más valiosa consiste en ir dando información y taller a nuevos valores que surgen como abejones de mayo, pero que necesitan las fuentes para dar a su obra el privilegio de ver a la literatura con profundo interés universal. Esto le ha permitido dar talleres, convocar encuentros, reunir antologías y establecer vasos comunicantes entre las diversas formas de enfrentar el hecho artístico. El poema que hoy reproducimos está considerado por exigentes lectores como clásico. Es allí donde se muestra el talento del autor, el acertado tratamiento del tema y la combinación de lo coloquial con el mundo íntimo. Adriano Corrales, como graduado en Dirección Teatral, dirige su propio personaje, que no es otro que él mismo, como autor, como persona, como punto de encuentro y también de divergencia, en esa su misión de darle a la cultura forma de expresión de lo universal unido a lo popular relevante.
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Adriano Corrales

(del poemario Profesión u Oficio)

Carta a la esposa

hablame como siempre / decí
que me querés / ¿soy en tu vida
remordimiento?

Juan Gelman.

Estoy sentadito en un banco de niebla
pensándote conversándote extraviado
conversándome pensándome cautivo
separado de vos por la lluvia
el enjambre de cipreses
la punzada de la tarde.

aquí reinventándome la fantasmagoría de las palabras
la magia de trance vértebra tras vértebra
en la piel de la herida perpetua la posibilidad del vuelo
pajarito / machete
que volás con mi muerte alrededor de la mesa
al acorde de las horas.

intento un gesto para tu cabello de lentejuelas
rostro de cristal azul
para tu voz adormecida en el teléfono
intento un desabroche del duelo en la cintura de tus ángeles
espuelita de mango en la noche de gangoche
para patrullar mis cementerios.

intento pero retrocedo intento en el mangle de tu deseo
litoral encrespado por el temporal de tu vientre
ola que rueda y muere y rueda por todo el universo
espera la luz del encuentro en el fragor de los cuerpos
dentro de su sexo de astros empapado por la semilla de polvo
la nieve amarilla del tiempo
retrocedo pero intento retrocedo cisne calcinado en los abetos
canto de rosario de reyes destronados estrella del sur palma
venus
cascada de más estrellas astros estrellas que persigo
para descubrir nuestro pesebre sin mulas ni bueyes sino
musgo hierba seca
ciudad fragmentada de los diciembres.

rehuyo entonces pero peleo rehuyo
empapelo las paredes con estos ideogramas
parpadeos gritos contraespalda caballo desbocado
en tu falda salto lanza salto
caigo
viacrucis de luciérnagas vasos botellas velas apagándose
cristus rotos
vírgenes guardadas en anaqueles con azafrán de medianoche
olor a azufre sudor hierbabuena pasos en la otra habitación de arena
golpeo finta golpeo finta
paredes de humo
puertas de avena
golpea bajo golpean arriba golpeamos en el centro
sombras en la caverna me llevan
caigo
caigo
caigo
caído
mi descanso es una camilla sin descanso una camilla de niebla.

no descanso los miércoles ni los sábados
tu santo es mi santo grial mirasol en el portal en el oratorio
en el altar de flores papel crepé con su mantelito de gamuza
mirame como rezo en tus rodillas me poso nuevamente en tus pechos
beso tus manos tus ventanas tus pies beso todo tu cuerpo
lo beso en la noche del milagro
paseo por tu jardín de alucinaciones con riesgo me incendio
paseo pero el milagro no sucede
sucedo fuego transparente interno externo
no me digás que sos arrepentimiento.

decíme que me querés pero no en tus secretos
en tus viajes de notas muertas en tus cadáveres
no por teléfono decíme que me querés
como en aquél pueblo donde ahora dibujo incinero manoteo
detallo una vez más tus pechos tus volteretas en la almohada del silencio
para no despertar a la niña que llevabas por dentro
dormida a nuestro lado
decímelo suavemente.
¿tenés remordimiento?
para ser como soy palabra de mis palabras
aguacero del recuerdo pasadizo de lo venidero
fantasma de tus desvelos.
¿no me lo decís?.
por construirme un hogar de palo en la selva de mis quimeras
un tálamo de viento en los devaneos del verso
almohadones de chocolate sábanas de menta
con tu nena en el escaparate o en la mesa del domingo
con mi desayuno a cuestas.
¿no me lo decís?.

no me digás qué somos: ¿remordimiento?
sino qué seremos en esa avenida de ausencias
palomita de mi tristeza más oblicua
aguatera de mis fiestas de ceniza
qué seremos si esto somos: remordido remordimiento
abríme con tus decires para poder contarte mis insomnios
caminatas por la hierba
ronda en la madrugada de tus ecos
abríme con tu abrealmas para contarte más de cerca
cómo me caigo por dentro y peleo intento rehuyo peleo
pellizcando las noches para no recibir más que miradas
soliloquios de mi sangre donde me vierto
cerrame pues para no abrirte mis senderos de incienso
alumbrados apenas por tus ojos tus dedos de lucero
cerrame partera del barro poneme unos barrotes
pero decíme cómo seremos
si no me decís que me querés qué soy en tu vida
¿algo más que remordimiento?.
¿algo más?.

cerrame pues como la madrugada que gotea golpea
se planta en mi acecho por los pasillos de las serpientes
cerrame / abríme - abríme / cerrame
curame con tus hierbas poné tu imagen sagrada al sol a orar por nosotros
por nuestros pecados nuestras dudas nuestras deudas
abríme / cerrame - cerrame / abríme
para que navegués mis páginas retrocesos en letras negras
perfumes malogrados café que no se asienta
venía a esta hoguera de febrero vení tomá mis manos maestrita
consolame con el desconsuelo que no consuela
saboreá estas lágrimas cuchillos apagados en la distancia
apagame / encendeme / apagame / encendeme
decíme que no me querés que me querés que no
que yo soy otro.
el otro
alguien que imagina tu vuelo los martes o los jueves
tus figurillas de arcilla en la casa sin paredes
las cariátides del último pabellón que no conoceremos
el piso de candela la escalera en flor el cielo en duermevela
decíme con tus dedos de agua apagame en este incendio oceánico
apagame o encendeme o apagame con tus guerreros del viento
pero decíme si hemos sido somos seremos arrepentimiento
con tus manos tus sueños con tus cantos tus anzuelos
porque me ahogo me esfumo porque me quemo
decíme

3 comentarios:

Carolina dijo...

Me gusta "la nieve amarilla del tiempo".

ángel dijo...

Demasiado extenso, para mi gusto, en este discurso que es homenaje, o lo parece, a la poesía discursiva estadounidense, donde el riesgo de extraviarse entre imágenes y carencia de concreción lo asume el lector, en mi caso,

Anónimo dijo...

Para mí es una grata sorpresa y un privilegio conocer al señor Corrales. Sin duda que este poema refleja lo universal y la hondura del hombre. Evidentemente esta joyita se inscribe dentro de los clásicos y yo me lo llevo dentro de mis favoritos. “abríme con tu abrealmas para contarte más de cerca/cómo me caigo por dentro y peleo intento rehuyo peleo/pellizcando las noches para no recibir más que miradas/soliloquios de mi sangre donde me vierto”