Autorretrato a los 25
Trabajando a los 17
Mark se apasionó después por el oficio de fotógrafo y pasó el resto de su corta vida acompañado de una cámara Kodak Polaroid 95 y una ración ilimitada de rollos; esto último cortesía de un ejecutivo de la Kodak que vio en el joven gran potencial artístico.
Efectivamente, Morrisroe llegó a convertir la foto instantánea Polaroid de Kodak en un instrumento de rango estético. Agregó granulados y esfumatos especiales a su trabajo, junto con la curiosa costumbre de llenar los bordes blancos de la foto con una serie de diseños y escrituras muy sui géneris. También acostumbraba retocar los defectos de las fotos con tratamientos que no cubrían el defecto sino que lo integraban espontáneamente en el conjunto de la foto.
Este joven artista creó lo que hoy se llama el fotodiario; una suerte de diario fotográfico de su propia vida y cotidianidad. Las imágenes de Morrisroe están llenas de sí mismo, sus amantes, sus amigos, sus colegas fotógrafos y su entorno inmediato. Es una suerte de espontaneidad cotidiana que necesita de una gran candidez, ya que la más mínima afectación daría al traste con el resultado final.
Mark eventualmente se vio obligado a usar un bastón y caminar un tanto encorvado, postura que le hacía perder el equilibrio y caer con mucha frecuencia. Esto se debía a que la bala en el pecho entorpecía su capacidad de respirar normalmente.
A mediados de los años 80 Morrisroe contrajo sida. A partir de ese momento siguió documentando detalladamente el avance de la enfermedad en su propio cuerpo por medio del fotodiario. No se reservó nada ni se dio a sí mismo cuartel. Para sus últimos días las fotos eran las de un cadáver resecado, algo muy distinto al bello prostituto que había sido en la adolescencia.
La comunidad gay estadounidense lo reclama hoy como icono de la cultura “queer”, es decir, la cultura homosexual militante, mientras otros segmentos de la sociedad lo llaman, dada su violenta disposición y su manera extravagante de vestir, el primer “punk” de Nueva Inglaterra.
Morrisroe murió en Nueva York en 1989.
Hacia finales de los años 50, una mujer de Boston Massachusetts, prostituta y drogadicta, fue asaltada y violada por Albert DeSalvo, un psicópata que más tarde se haría famoso como El Estrangulador de Boston, asesino múltiple de mujeres.
Así contaba Mark Morrisroe, nacido en 1959, el desafortunado y único encuentro de que alguna vez tuvieran sus padres.
Lo de la madre prostituta y drogadicta es cierto, como también el hacho de que el mismo Mark se dedicó a la profesión de su madre una vez llegado a la adolescencia. Pero lo de Albert DeSalvo, el misterioso psicópata, no se ha podido probar. De hecho hasta la identidad de DeSalvo (muerto en prisión en 1973) como el verdadero Estrangulador de Boston ha sido puesta en duda por diversos expertos en criminología.
Morrisroe, dedicado a las drogas y a la prostitución en sus años de colegio, tuvo encuentros difíciles con algunos de sus clientes. Uno de ellos, presumiblemente insatisfecho del negocio, le disparó al chico una bala en el pecho. Este pequeño obsequio de metal lo acompañó por el resto de sus días insertado en el tórax.
Así contaba Mark Morrisroe, nacido en 1959, el desafortunado y único encuentro de que alguna vez tuvieran sus padres.
Lo de la madre prostituta y drogadicta es cierto, como también el hacho de que el mismo Mark se dedicó a la profesión de su madre una vez llegado a la adolescencia. Pero lo de Albert DeSalvo, el misterioso psicópata, no se ha podido probar. De hecho hasta la identidad de DeSalvo (muerto en prisión en 1973) como el verdadero Estrangulador de Boston ha sido puesta en duda por diversos expertos en criminología.
Morrisroe, dedicado a las drogas y a la prostitución en sus años de colegio, tuvo encuentros difíciles con algunos de sus clientes. Uno de ellos, presumiblemente insatisfecho del negocio, le disparó al chico una bala en el pecho. Este pequeño obsequio de metal lo acompañó por el resto de sus días insertado en el tórax.
Trabajando a los 17
Mark se apasionó después por el oficio de fotógrafo y pasó el resto de su corta vida acompañado de una cámara Kodak Polaroid 95 y una ración ilimitada de rollos; esto último cortesía de un ejecutivo de la Kodak que vio en el joven gran potencial artístico.
Efectivamente, Morrisroe llegó a convertir la foto instantánea Polaroid de Kodak en un instrumento de rango estético. Agregó granulados y esfumatos especiales a su trabajo, junto con la curiosa costumbre de llenar los bordes blancos de la foto con una serie de diseños y escrituras muy sui géneris. También acostumbraba retocar los defectos de las fotos con tratamientos que no cubrían el defecto sino que lo integraban espontáneamente en el conjunto de la foto.
Dos rayos X de su pecho con el regalito adentro
Este joven artista creó lo que hoy se llama el fotodiario; una suerte de diario fotográfico de su propia vida y cotidianidad. Las imágenes de Morrisroe están llenas de sí mismo, sus amantes, sus amigos, sus colegas fotógrafos y su entorno inmediato. Es una suerte de espontaneidad cotidiana que necesita de una gran candidez, ya que la más mínima afectación daría al traste con el resultado final.
Mark eventualmente se vio obligado a usar un bastón y caminar un tanto encorvado, postura que le hacía perder el equilibrio y caer con mucha frecuencia. Esto se debía a que la bala en el pecho entorpecía su capacidad de respirar normalmente.
Abrazo, 1983
A mediados de los años 80 Morrisroe contrajo sida. A partir de ese momento siguió documentando detalladamente el avance de la enfermedad en su propio cuerpo por medio del fotodiario. No se reservó nada ni se dio a sí mismo cuartel. Para sus últimos días las fotos eran las de un cadáver resecado, algo muy distinto al bello prostituto que había sido en la adolescencia.
La comunidad gay estadounidense lo reclama hoy como icono de la cultura “queer”, es decir, la cultura homosexual militante, mientras otros segmentos de la sociedad lo llaman, dada su violenta disposición y su manera extravagante de vestir, el primer “punk” de Nueva Inglaterra.
Morrisroe murió en Nueva York en 1989.
Sin título, 1985
10 comentarios:
No lo conocía, aunque su historia es similiar a la de muchos.
Busqué algunas de sus fotografías, pero casi todo es lo mismo. Tal vez sería interesante que nos contaras qué es lo que a vos te llama la atención de su trabajo.
Lo que me atrae de Morrisroe es el haber hecho de un medio masivo y sin encanto (la foto instantánea) un arte. Pero eso va aunado un poco a lo mitográfico. Es la misma historia de Rimbaud, Chaplin, Genet y tantos otros rebeldes: su vida tiene tanto encanto como su arte. En Morrisroe agrego un tercer factor: su belleza física y su profesión de puto le dan un tono homoerótico que, lo confieso, no deja de atraerme.
Reconozco que Morrisroe, aunque muy importante en la historia de la fotografía contemporánea, puede tener --y de hecho tiene-- mucho de nicho alternativo.
Un detalle más, Asterión. También encuentro fascinante el papel protagónico que la violencia jugó en su vida.
Bienvenido al "más violento paraíso de la mueca enfurecida", (Rimbaud).
Así es, como decía, una historia compartida. Y dicha historia podría definirse como el mito romántico filtrado por la posmodernidad.
Ja, ja... Pensé que el "Autorretrato a los 25 años" era tuyo, Álex. Tampoco conocía a este personaje. De verdad que en mi querida Nueva Anglia ha habido de todo.
Me uno a la fila de los desconocedores de este personaje y al igual que Asterión me puse a buscar imágenes suyas. La insistencia en el sexo desnudo y la bala en el corazón me gustó. Puto, solo y sórdido.
Todo muy interesante Alex pero meramente descriptivo.
¿Qué pensás de su final?... casi tan cautivador como su vida.?.
Gustavo Adolfo, si yo me hubiera visto así a los 25, les estaría cobrando por ver estas fotos aún quebrado, herido y raspado.
Carolina, este es un ejemplo más del mito Rimbaud (el rebelde sin causa y rebelde sin fin) del que habla Asterión. Es evidente que es una versión posmoderna, pero tiene todos los elementos del caso.
Del Otro Lado, esto es, como decís, "meramente descriptivo" porque no tenía la intención de ser un análisis de la vida de Morrisroe, sino solo un boceto biográfico.
Para hablar a fondo de su vida y de su fin... ya me ocuparé de eso en la tercera novela de la trilogía. Lamento, eso sí, no poder decirte cuándo lo tendré listo.
Un abrazo fraterno a todos.
demasiado buena esta entrada lo que me llama la atención es el extraño legado con su vida y la manera como la representó.
saludos
Como podés ver, Jairo, el mito del héroe o antihéroe romántico no ha muerto, solo se pone cada vez un poquito más salaz.
Bueno saberte de nuevo por estas páginas.
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